El pulpo de Marruecos gana fuerza en España por la veda del gallego
Este hecho supone un impulso para la entrada del más que extendido pulpo de Marruecos que, durante el resto del año, ya inunda los mercados españoles
Desde este viernes 3 de mayo y hasta final de junio, no se podrá capturar ni un solo pulpo en aguas gallegas. Así está fijado en la temporada de veda de este año que prohíbe coger este animal por cualquier arte y en aguas tanto interiores como exteriores.
La decisión fue acordada en la última reunión de la comisión de seguimiento del plan experimental para la gestión de este octópodo, según informó la Consejería de Mar en un comunicado.
Este hecho supone un impulso para la entrada del más que extendido pulpo de Marruecos que, durante el resto del año, ya inunda los mercados españoles.
El objetivo de la temporada de veda no es otro que proteger al pulpo y propiciar que éste pueda seguir siendo consumido durante los próximos años. Las embarcaciones dedicadas a la captura de este cefalópodo con nasas deberán retirarlas de su cala y llevarlas a puerto. El tiempo de veda es también aplicable a la pesca marítima de recreo y a las capturas con cualquier otra arte distinto de la nasa para pulpo.
El pasado año, la veda empezó el 19 y acabó el 3 de julio, por lo que supone un menor número de días respecto al de este año. Sin embargo, y a pesar de las medidas, la venta en las lonjas bajó más de un 30 % y la facturación un 29 % respecto al 2022.
Por el contrario, Marruecos continúa aumentando permisos y producción. Hasta finales de marzo, se permitió la captura de 21.000 toneladas, lo que se traduce en 8.000 más que el año anterior.
Ahora, la Consellería de Mar trabaja en la definición del plan para la campaña de 2025-2026 con el fin de que se pueda poner en marcha y permita a la flota ir adecuando su actividad anual a la parada. Para definir las fechas específicas del paro se analizará cuál es la mejor época para realizarla en función del deshueve de la especie y también de los alevines.
A finales del año 2023 se modificó la Orden de 27 de julio de 2012 por la que se regulan los tamaños mínimos de diversos productos pesqueros en Galicia, propiciando que el peso mínimo de un kilo para el pulpo pasara a tener una margen de tolerancia de 50 gramos una vez se realice y registre la pesada en el momento del desembarque.
Se cumplía así con una demanda de las organizaciones del sector de la pesca, que advertían de que durante las fases de la cadena de producción y distribución experimenta una merma en su peso alcanzando valores inferiores al tamaño reglamentario. Un informe con la comprobación de los registros de pesadas en distintos intervalos de tiempo constató que la merma se debía a la pérdida de agua.