Walter del Río, a la derecha, en el muelle de Calvo Sotelo de La Coruña para realizar el practicaje a un barco alemán

Walter del Río, a la derecha, en el muelle de Calvo Sotelo de La Coruña sube a un barco militar alemánCedida

​«Hay gente de La Coruña que se cree que el puerto funciona de modo automático, hay muchísimo trabajo detrás»

Walter del Río, práctico mayor de La Coruña, relata la importancia de su oficio, en el que se guía a los barcos en su llegada y salida al recinto portuario

«Puerto de La Coruña, abierto a todo el mundo». Este es el eslogan que la Autoridad Portuaria herculina emplea para subrayar su espíritu de cercanía a los ciudadanos, la apertura de antiguos muelles para uso público y la visibilización de su actividad. A pesar de que este recinto está enclavado en pleno casco urbano, existe un importante desconocimiento de cómo funciona por parte de muchas personas ajenas a ese mundo. Detrás de la llegada de un barco está el buen quehacer y la coordinación de los remolcadores, amarradores, consignatarios, estibadores y prácticos. En este último grupo se encuentra Walter del Río, que asegura que «hay muchísimo trabajo de mucha gente» que permite que cada buque atraque y descargue en condiciones seguras. «Hay gente en La Coruña que se cree que el puerto funciona de modo automático», se lamenta.

En el caso de los prácticos, la Ley de Puertos del Estado define que su función es la de ofrecer un «servicio de asesoramiento a los capitanes de buques» para «facilitar su entrada y salida a puerto y las maniobras náuticas dentro de este y en los límites geográficos de la zona de practicaje». Walter del Río, que es el práctico mayor de la dársena coruñesa, advierte que «sin nosotros los barcos no podrían entrar» y que su trabajo es el «asesorar» al responsable de cada barco.

Este marino explica que es consciente de que sus decisiones son clave y acarrean una «responsabilidad», porque en caso de que ocurra cualquier accidente, como, por ejemplo, que la embarcación sufra un siniestro, deberá asumir su parte de culpa, siempre que se demuestre que el origen del problema estuvo en una determinación suya. Esto es, a su juicio, la parte más complicada de su trabajo. «Mentalmente es duro», indica. De hecho, explica que para ejercer esta función «no vale cualquiera» porque para hay que asumir las consecuencias. «Somos muy poquitos, te tiene que gustar el tema de barcos», detalla.

Walter del Río sube una escalera para acceder a un barco

Walter del Río sube una escalera para acceder a un barcoCedida

Cabe recordar que La Coruña ha sufrido dos catástrofes marinas, en las que vertieron al mar miles de toneladas de crudo, en los últimos 50 años: una fue del petrolero Urquiola en 1976, que encalló contra unos salientes rocosos tras ordenar las autoridades que abandonase la ría tras detectarse que tenía una fuga en su casco, y otra fue la del Aegean Sea (Mar Egeo) en 1992, que chocó contra unos acantilados al pie de la Torre de Hércules. En este último caso, los tribunales condenaron como responsables al capitán y al práctico.

«Nos dicen 'vosotros vais en la lancha'»

Sobre la función de los prácticos, Del Río explica que hay mucho desconocimiento por parte de la gente que no trabaja en el puerto. «Nos dicen que vosotros vais en la lancha», relata. Nada más lejos de la realidad. Estos profesionales deben subir al buque que quiere entrar o salir. En el primer caso tienen que escalar por una escalera que le lanzan los marineros. Una vez a bordo, este operario indica que se realiza «una entrevista reglada» con el capitán para intercambiar información. Ahí comienza el momento en el que los prácticos asesoran al buque para seguir el canal de navegación correcto, ya que ellos son los que mejor lo conocen.

¿Cómo llegó Walter del Río a este oficio? «De pequeño quise ser marino», confiesa. Desde mediados de los años 90 empezó a navegar en barcos quimiqueros (diseñados para transportar productos químicos a granel) para una empresa. Hace 16 años le surgió la oportunidad de ser práctico, que, según asegura, es «lo más alto a lo que puedes llegar como capitán» y consiguió una plaza en La Coruña, ciudad de la que es natural.

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