La alcaldesa de Santiago de Compostela, Goretti Sanmartín

La alcaldesa de Santiago de Compostela, Goretti SanmartínEuropa Press

El Ayuntamiento de Santiago emprende una batalla contra las tiendas de recuerdos de la ciudad

La oposición pide que se aclaren ciertos puntos y que se establezcan líneas claras de lo que se va a exigir a los interesados en abrir nuevos negocios

Primero fueron los pisos turísticos y ahora las tiendas de souvenirs. El Ayuntamiento de Santiago, gobernado por el BNG, ha suspendido la concesión de licencias en el casco histórico para aquellos comercios que quieran dedicarse a la venta de recuerdos.

A pesar del evidente peso de este tipo de negocios en la capital gallega influenciados por el final del Camino de Santiago, el concello ha decidido decir basta a estas tiendas. La alcaldesa, Goretti Sanmartín, asegura que se estudiarán «los ejes comerciales» de la ciudad histórica para analizar sus actividades y usos. Desde el gobierno local defienden que esta decisión era necesaria para proteger el comercio de proximidad.

Pretenden, además, que la gente «decida quedarse a vivir en la zona vieja». «Con la idea de fomentar las actividades comerciales aprobamos ese inicio del proceso para una modificación puntual del plan especial, justamente con esa idea de fijar población y hacer ese estudio que determine hacia dónde tienen que ir esos usos y cuáles son las actividades que tenemos que preservar», aseguraron.

El concejal de Urbanismo de la ciudad, Iago Lestegás, ha cifrado en cerca de 100 las tiendas de este estilo que se sitúan en el casco histórico de la capital gallega, un ámbito «bastante pequeño» y en el que ve necesario «garantizar la diversidad de usos».

Lestegás cree que los espacios «más simbólicos» son los más afectados por «la homogeneización de este tipo de establecimientos». «Es una concentración muy elevada de un tipo concreto. Queremos garantizar la diversidad de usos, que es fundamental para que un barrio funcione bien», añadió.

La idea del consistorio es que se establezcan nuevos negocios tradicionales como tiendas de comida, de ropa y otro tipo de servicios para los vecinos. «Sin residentes no hay comercio y sin comercio no hay residentes», aseguró el concejal subrayando que el Ayuntamiento debe «garantizar que el tejido comercial se dedique preferentemente a atender a las necesidades esenciales vitales de la personas que allí viven o las personas que quieran vivir».

La oposición, en contra

El Partido Popular se ha mostrado contrario a esta medida. Concretamente, el portavoz Borja Verea ha apuntado que su formación tiene «algunas preguntas» sobre cómo distinguirá el Ayuntamiento entre actividades económicas «pensadas para visitantes o para vecinos». Es decir, cuáles son las líneas rojas del BNG para evitar que se trate de una elección subjetiva. so ya se intentó en otras ciudades. Lo sencillo es prohibir, el problema es vigilarlo y controlarlo. ¿Cómo se va a concretar la vigilancia sobre estas tiendas de souvenirs cuando otras ciudades no lo consiguieron", recalcó Verea.

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