Así se gestó la muerte del jardín histórico de La Coruña: «Lo hemos perdido por cabezonería»
El emblemático olmedal de San Carlos sucumbe ante una plaga después de unas obras del Ayuntamiento
La Unesco y profesionales locales alertaron de los peligros de acometer los trabajos en este espacio, catalogado como Bien de Interés Cultural
«Creemos que la ejecución de este proyecto pone en peligro la futura supervivencia de la olmeda protegida del jardín de San Carlos». Esta es la conclusión que figura en la denuncia presentada ante la Dirección General de Patrimonio Natural de la Xunta de Galicia el 4 de septiembre de 2020 por tres profesionales de la jardinería y la arboricultura, José Antonio Núñez, Mónica Maceiras y José Sánchez, tras hacerse público el proyecto del Ayuntamiento de La Coruña para reformar el jardín de San Carlos, un espacio creado en el siglo XIX, catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) y que es uno de los últimos olmedales de Europa.
Cuatro años después, el aviso se ha convertido en realidad. El pasado 16 de octubre, la concejal de Infraestructuras y Movilidad, Noemí Díaz (PSOE), informó de que se acometería la retirada de 13 árboles que han sido víctimas de la grafiosis, una enfermedad fúngica que afecta a los olmos. Este anuncio supuso la certificación práctica de la muerte de este emblemático espacio verde de la ciudad.
La polémica obra, que pertenece al proyecto denominado «restauración del jardín de San Carlos» y que fue redactado por el ingeniero agrónomo Pedro Calaza, tenía como objetivos, según indicó en su momento el Ayuntamiento, «la mejora integral de los espacios ajardinados y de las especies que están en mal estado, la limpieza de los árboles, la adecuación de instalaciones y pavimentos, la instalación de bancos individuales y la instalación de una escultura del creador del jardín, el brigadier Francisco Mazarredo». La actuación fue ideada durante el Gobierno local de Marea Atlántica, con Xulio Ferreiro de alcalde, tras recibir fondos europeos.
Poco tiempo después de hacerse pública la propuesta técnica, los profesionales de la jardinería y la arboricultura José Antonio Núñez, Mónica Maceiras y José Sánchez presentaron una denuncia ante la Dirección General de Patrimonio Natural, que analizó su escrito y reclamó al Ayuntamiento diversos cambios en el proyecto para evitar posibles afecciones a los olmos, que cuentan con protección oficial. Estas tres personas también se pusieron en contacto con Icomos, el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, una organización internacional asociada con la Unesco, que también mostró su rechazo a la actuación.
El informe emitido por esta entidad, con fecha de 20 de mayo de 2021, recogía que la obra «no se trata de una mera restauración» y que era más bien «un cambio de uso y de vegetación casi completo». También indicaba que en el jardín existía «una biodiversidad ecológica que desaparecerá y que no se sabe a ciencia cierta si dentro de 40 años se habrá establecido otra nueva y distinta tan rica como la actual». Como conclusión principal, el Icomos aseguró que se «considera que la ejecución del proyecto tal cual se presenta podría suponer la desaparición de la arboleda singular a medio plazo». Ante esta situación, reclamó múltiples cambios en el proyecto.
En términos similares se habían pronunciado los tres profesionales que iniciaron las denuncias. «Resulta imposible a día de hoy y con los medios disponibles, evitar producir daños a los sistemas radiculares de los olmos estando previstas las mencionadas unidades de obra, empleando para ello maquinaria con volúmenes y pesos absolutamente inadecuados para los jardines históricos. Incluso ejecutando la totalidad de la obra de forma manual, los daños que causarían serían irreversibles», advertían. Y añadieron que «la cantidad de heridas que se producirán en las raíces hará inasumible a los árboles su cicatrización y control de los patógenos, lo que provocará una aceleración de su entrada».
El Ayuntamiento de La Coruña, con el PSOE en el poder, siguió adelante con el proyecto. La alcaldesa, Inés Rey, rechazó recientemente que la actuación de reforma de San Carlos colaborase en la transmisión de esta enfermedad. La actuación terminó en noviembre de 2022 y apenas medio año después se cerró este espacio tras detectarse la grafiosis.
«Una muerte anunciada»
El ingeniero y paisajista José Antonio Núñez fue, junto a otras dos personas, el primero en denunciar los daños que podrían ocurrir en el jardín y ya en mayo de 2022, tras recibir una llamada de su hijo e ir a comprobarlo en persona, detectó que la grafiosis había llegado a este rincón, con el característico color amarillo en las hojas de los olmos. Ahora, tras certificarse la muerte de este jardín, se pronuncia sobre lo ocurrido.
Este profesional de la jardinería tiene claro que se trata de un caso de «una muerte anunciada» y que «los jardineros de verdad lo vimos cuando salió el proyecto». También se lamenta de lo ocurrido. «La cabezonería de hacer esta obra nos llevó a no tener jardín», denuncia.
El portavoz del PP de La Coruña, Miguel Lorenzo, considera que «el jardín de San Carlos es la crónica de una muerte anunciada» porque la Unesco advirtió en un informe de mayo de 2021 de lo que iba a pasar con los olmos si el Gobierno municipal hacía la reforma que tenía prevista «y se cumplió todo lo que dijo entonces en un informe que Inés Rey dijo que estaba falto de rigor» además de ser «adecuado e impreciso» al usar «argumentos artificiales basados en falsedades».