Las extrañas rotondas que inventó La Coruña para evitar accidentes
La ciudad cuenta con un modelo distinto al convencional y al de las turboglorietas desde hace más de 15 años
El Reglamento General de Circulación define las rotondas como «un tipo especial de intersección caracterizado por que los tramos que en él confluyen se comunican a través de un anillo en el que se establece una circulación rotatoria alrededor de una isleta central». En España se empezaron a generalizar en la década de 1990 con un diseño tradicional y en los últimos años se han popularizado las conocidas como turboglorietas.
La Coruña optó por seguir un camino totalmente diferente hace más de 15 años para intentar reducir la siniestralidad en estas intersecciones giratorias, que son muy temidas para muchos conductores. Manuel García Castro, exintendente de la Policía Local, recomendó en aquel momento aplicar un importante cambio en las líneas divisorias de los carriles, pasando de circulares a longitudinales.
El diseño tradicional para las rotondas consiste en el pintado de dos circunferencias, una exterior y otra interior, en las que la preferencia la tiene el vehículo que circula por el carril derecho. En las turborrotondas, cada carril el tráfico va encauzado hacia distintas salidas.
¿Cuál es el modelo coruñés? Tiene similitudes con el de las turboglorietas, pero no es igual, ya que el diseño de los carriles es diferente. El secreto para circular bien por ellas es fijarse en las marcas viales, siguiendo el carril.
En el caso de querer ir hacia la izquierda o cambiar de sentido, el diseño de estas rotondas obliga a tomar el carril interior. Mientras que el exterior solo permite girar hacia la derecha o continuar recto.
Los conductores que circulen por La Coruña se encontrarán con este tipo de intersección en Matogrande, en el Pavo Real, mercado de Elviña, ronda Camilo José Cela, Pajaritas, Eduardo Diz (polígono de Agrela) y parte de las ubicadas a lo largo del paseo marítimo. Estas últimas presentan una pequeña divergencia respecto a las demás: tienen un ceda al paso situado en el interior de la glorieta, de tal modo que los vehículos que giren a la izquierda no tienen preferencia de paso (han de dejar pasar a los que entran).
Estas glorietas conviven al mismo tiempo con el modelo tradicional de dos circunferencias que se utiliza en otros puntos de la urbe, lo que obliga a extremar la atención para saber cómo circular si se quiere girar. Los conductores habituales de la ciudad ya conocen las diferencias, pero los turistas, no, lo que, a veces, genera incidentes de tráfico.