Así es el paraíso oculto en medio del denominado como el «último bosque gallego»
La Aldea del Mazo es un lugar sumergido entre montañas y frondosos bosques
Galicia es un paraíso natural incomparable. Su diversidad paisajística es asombrosa. Desde playas hasta bosques y montañas, todo está al alcance en algún rincón de Galicia.
La región gallega es un destino elegido por millones de turistas cada año, atraídos principalmente por su costa. Pero el turismo rural está en auge y los paisajes montañosos de la región gallega son ideales para escapar del ajetreo diario. La variedad de opciones que ofrece Galicia permite al visitante optar por muchos lugares que no están masificados porque no son tan populares.
Uno de esos encantadores lugares que suelen pasar desapercibidos para la mayoría de los turistas es la Aldea del Mazo, una pequeña villa situada entre las montañas de O Courel; «el último bosque gallego», que conserva su configuración primitiva y una gran diversidad de flora.
Se trata de un antiguo pueblo de montaña que en su día fue abandonado, pero que ha sido cuidadosamente restaurado y ahora ofrece alojamiento y una variedad de servicios que permite experimentar la autenticidad de este lugar único.
Un resurgir por el amor de un particular
El Mazo es una pequeña aldea situada en el corazón de las montañas, por lo que ofrece vistas impresionantes gracias a su exuberante paisaje.
Su nombre proviene del antiguo «mazo», una herramienta que se usaba para forjar el metal. Junto al río todavía se conserva una estructura de piedra con aspas utilizada para el riego de la zona y que antaño funcionaba como una herrería. Este pequeño pueblo era un ejemplo perfecto de la arquitectura de la zona: totalmente construido en piedra y alimentado por los recursos naturales del entorno.
Toda la vida este pequeño enclave del siglo XVII giraba en torno al trabajo del hierro, pero con el paso del tiempo y la evolución industrial, la aldea cayó en el olvido. Su vida y sus tradiciones fueron desapareciendo hasta quedar abandonada durante más de 25 años .
El Mazo es el resultado de una hermosa historia, motivada por el profundo amor que un particular sintió por O Courel, en los años 90, quien decidió lanzarse a la aventura de devolverle la vida a esta aldea. Y así lo hizo, transformándola en un ideal complejo de alojamientos.
Sierra de O Courel
Explorar el último bosque de Galicia equivale a sumergirse en siglos de historia, siguiendo los senderos trazados por los antiguos celtas y romanos, así como los rastros dejados por el oso cavernario en las cuevas de la región.
Situado entre las provincias de Lugo y Orense se encuentran estas más de 21.000 hectáreas de naturaleza primigenia, atravesadas por el río Lor y presididas por las majestuosas cumbres de Formigueiros, Montouro y Pía Paxaro, montes de más de 1.600 metros de altura.
Existen más de 40 aldeas para explorar en la zona. Entre ellas, destaca Seceda, reconocida como la aldea con mayor valor etnográfico de toda Galicia. No obstante, no hay que pasar por alto otros lugares encantadores como: Vilela, Ferreiros, Villamor y Froxán. Esta última es conocida como la aldea milagrosa, pues a su entrada se encuentra la «Fuente del Milagro», famosa por sus agua con propiedades curativas.
Son muchas las tradiciones de esta localidad. Una de las más llamativas es la «Pisa da Castaña», el primer sábado de diciembre, fiesta en la que se da a conocer el proceso de secado de la castaña. Este producto autóctono, como no podía ser de otra manera, tiene su propia fiesta, «La fiesta de la Castaña» que tiene lugar en Folgoso do Courel en el mes de noviembre.
La sierra de O Courel es mucho más que un simple conjunto de montañas en Galicia. Es un tesoro natural y cultural que ofrece una experiencia única para aquellos que se aventuran a explorar sus senderos. Desde sus antiguas aldeas hasta sus impresionantes paisajes y su rica historia, O Courel ofrece muchos recursos para disfrutar de actividades al aire libre, descubrir su legado histórico o simplemente para conectarse con la naturaleza, esta región nunca deja de sorprender y cautivar a quienes la visitan.