Esta es la playa con el agua más fría de España
La temperatura promedio de sus aguas es de 15.2ºC, lo que provoca una estampa típica de bañistas indecisos en la orilla del mar
El verano es sinónimo de vacaciones, playas y sol, una época del año que a todos gusta por las infinitas posibilidades que ofrece para romper con la rutina. La costa española se llena de gente, pues las playas suelen ser el destino preferido de muchos.
Sin embargo, la experiencia de bañarse en el mar, variará dependiendo de la zona que se elija para refrescarse. Algunas costas son famosas por sus aguas cálidas, mientras que otras destacan por su frescura, ideales para quienes buscan aliviarse del calor extremo.
Con 1.500 km de costa, Galicia alberga arenales paradisíacos de arena fina y aguas cristalinas; convirtiéndola en una instantánea perfecta que no necesita filtros para convertirse en protagonista de Instagram. Eso sí, entre ellas está la playa con el agua más fría de España.
Una playa con un agua para valientes
Galicia cuenta con más de 850 playas a lo largo de su costa. Situada entre Sanxenxo y El Grove, en la provincia de Pontevedra, se ubica la playa de la Lanzada que tiene el agua más fría de España.
Con una temperatura media de 15.2 ºC, este arenal está abierto al mar, lo que la convierte en el escenario propicio para la práctica de diferentes deportes acuáticos.
La Lanzada, está considerada una de las playas más bonitas y emblemáticas de la comunidad gallega. Cuenta con una longitud de 2.500 metros, lo que la convierte en una de las playas más extensas del litoral gallego, lo que permite evitar aglomeraciones y que siempre haya sitio para poner la toalla y la sombrilla.
Se divide localmente en tres tramos: El de Áreas Gordas, junto a la ermita de Nuestra Señora; al norte, la playa de Lapa; y, finalmente, la parte que se abre tras el Islote Colmado hasta Punta de Raeiros.
Si por algo destaca, además, de por sus gélidas aguas, es por la calidad de su arena. Está incluida dentro del Complejo intermareal Umia-Grove. Rodeada por una vasta zona de dunas , la Lanzada ofrece un paseo de madera que recorre casi toda su longitud, brindando un camino agradable para los visitantes.
Durante la época estival, la playa es apacible y atrae a numerosos bañistas, aunque muchos de ellos se muestran reacios a sumergirse en sus frías aguas. En invierno, la playa se transforma en un espectáculo impresionante, especialmente cuando los vientos del suroeste azotan la costa, creando imágenes espectaculares con las olas rompiendo ferozmente contra las rocas; un espectáculo que atrae la mirada de los más curiosos y a los surfistas más intrépidos en busca de la mejor ola.