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Prevención de la conducta suicida

Las personas que se quitan la vida, un grave problema de salud pública

Por cada persona asesinada en España en 2021, se suicidaron 13 personas

Según los últimos datos publicados en 2021, el número de suicidios en España continúa siendo una de las mayores preocupaciones para nuestra salud pública. Durante el año 2021, se registraron un total de 4.003 suicidios en España, lo que representa un aumento de 62 casos con respecto al año anterior. Estos datos revelan que, en promedio, 11 personas deciden poner fin a sus vidas cada día en nuestro país.

La tasa de suicidios en España se sitúa en 8,44 por cada 100.000 habitantes, estando por debajo de la media mundial de 9,16 por cada 100.000 habitantes. Aunque estas cifras puedan brindar algún alivio, es fundamental destacar que el suicidio sigue siendo un problema significativo en España ya que sigue aumentando anualmente, a diferencia del resto de países europeos.

Del total de suicidios registrados en 2021, 2.982 casos correspondieron a hombres y 2.021 a mujeres. Esto significa que la tasa de suicidios para los hombres es de 12,83 por cada 100.00 habitantes, mientras que para las mujeres es de 4,22 por cada 100.000 habitantes. Esta diferencia substancia entre las tasas de suicidio de ambos géneros es común en la mayoría de los países.

Resulta impactante la comparación entre las cifras de suicidios y las de asesinatos en España. En 2021 se registraron 298 asesinatos en nuestro país, lo que significa que, por cada persona asesinada, se suicidaron 13,4 personas. Estos datos ponen de manifiesto la magnitud de la situación y la necesidad de abordar el problema del suicidio de manera integral.

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Para comprender mejor las causas detrás de estas impactantes cifras, nos hemos puesto en contacto con el psicólogo cordobés y profesor de Psicología Sanitaria y Forense en la Universidad Loyola de Córdoba, José Manuel Aguilar, y con la psicóloga cordobesa, Rocío Almedina. Ambos profesionales destacan que el suicidio es un fenómeno multifactorial, pero que, sin embargo, existen algunos puntos en común entre las personas en situación se riesgo. Entre estos factores se encuentran el impacto de la pandemia, el uso excesivo de las redes sociales o la inestabilidad emocional o laboral, entre otros.

Aguilar señala que «las redes sociales no son el problema, sino el impacto que pueden llegar a tener en sus usuarios, especialmente en los jóvenes». En el año 2021, las cifras de suicidio infantil superaron la cifra de defunciones históricas en menores de 15 años con un total de 22 víctimas, siendo la primera ocasión en la que se superan las 14 defunciones. El psicólogo ha mencionado el fenómeno conocido como «cámara de eco», en el cual los usuarios de las redes sociales tienden a encontrar ideas afines y reforzar creencias sin encontrar perspectivas alternativas. «Esto puede conducir a la creación de estereotipos, a la idealización y la generación de complejos y estigmas en los propios usuarios. En combinación con un uso excesivo de las redes sociales, puede derivar en problemas de ansiedad, autoestima e, incluso, depresión», ha enfatizado Aguilar.

Por otro lado, Almedina también ha sostenido el negativo impacto que ha tenido la pandemia en la tasa de suicidios. «La pandemia ha aumentado considerablemente el número de víctimas desde su inicio ya que ha creado una situación extremadamente difícil para algunas personas que ya estaban pasando por una época complicada en su vida», ha señalado la cordobesa.

Además, Almedina ha destacado otros factores de riesgo en los jóvenes, como las dificultades en la gestión emocional, la comunicación insuficiente o deficiente con los padres, las relaciones sociales superficiales y poco satisfactorias, el déficit de habilidades sociales, el aislamiento o un aumento de la adicción a las nuevas tecnologías. Estos factores contribuyen a la desmotivación y al bajo estado de ánimo entre los jóvenes.

Aunque la salud mental está adquiriendo un papel más relevante en la sociedad actual, los psicólogos señalan que el suicidio depende principalmente de la situación personal de cada individuo y de su capacidad para enfrentarla o aceptarla. «Cada caso es único y está asociado a una historia personal difícil que a veces no está directamente relacionada con una enfermedad mental», ha explicado Medina.

Es evidente que se requiere una respuesta urgente y coordina por parte de los gobiernos, los profesionales de la salud y la sociedad en general para abordar este grave problema de salud pública. La promoción de la salud mental, la detección temprana de factores de riesgo, el acceso a servicios de atención adecuados y la educación sobre la salud mental son aspectos clave en la prevención del suicidio.

Si usted o alguien que conoce está luchando contra pensamientos suicidas, es importante buscar ayuda de inmediato. En España, puede comunicarse con el Teléfono de la Esperanza al número 717 003 717 o con la línea gratuita 024 de Atención a la Conducta Suicida. Recuerde que siempre hay apoyo disponible y que no está solo en esta lucha.

Romper el tabú: Medios de comunicación y prevención del suicidio

Las cifras de personas, sobre todo jóvenes, que se quitan la vida y el aumento comprobado por los profesionales de la sanidad de las conductas suicidas, ha provocado que el abordaje que sobre el tema se realiza en los medios de comunicación - en realidad no se hacía de manera tácita- sea cada vez más muy distinto al tradicional.
El Ministerio de Sanidad tiene publicada la guía Recomendaciones para el tratamiento del suicidio por los medios de comunicación. Manual de apoyo para sus profesionales que cuenta con la colaboración de la Red de Colegios Profesionales de Periodistas, la Federación de Asociaciones de Periodistas de España, la Confederación de Salud Mental y el Cuerpo Nacional de Policía, entre otros, y que ofrece recomendaciones a los profesionales de la comunicación para informar sobre el suicidio. En esta guía se sostiene que son necesarias nuevas reglas en el tratamiento informativo «que permitan hacer llegar a la población la información adecuada sobre los recursos disponibles que ayuden a cumplir los objetivos de prevención. El silencio informativo no es una opción. El sensacionalismo, tampoco».