Alumnos del Colegio Gran Capitán de la Universidad Labora (1959)M. Estévez

El portalón de San Lorenzo

Aquel banco de ajuste

La mayoría aprovechó aquel Acceso a la Universidad para mayores de 25 años, llegando a estudiar carreras y licenciaturas de más nivel

A la mayoría de todos estos políticos que posiblemente han vivido siempre del Estado, y cuyo trabajo consiste en levantar la mano, cuando el que manda se lo ordena, yo les diría que para hablar de Formación Profesional tenían que haber conocido, al menos, cualquier Escuela de Aprendices de las que había en Córdoba, empezando por la de la Constructora Nacional de Maquinaría Eléctrica, La Electro Mecánicas, La Renfe o el Parque de Automovilismo que en aquellos años 1945-1950 tenían sus Escuelas de Aprendices.

Siguiendo al artículo anterior sobre la Universidad Laboral de Córdoba, quisiera en éste plasmar algunos recuerdos de índole más personal sobre mi paso por esta institución. Para ello miro con cariño esta foto donde, con toda seguridad, los compañeros que en ella aparecen llevarán mucho tiempo jubilados, e incluso algunos, desgraciadamente, ya no estarán entre nosotros. Se realizó en el año 1959 en los talleres de ajuste industrial de la Universidad Laboral de Córdoba a un grupo de alumnos del Colegio Gran Capitán, en el que estuve como alumno.

Los de la fotografía

De izquierda a derecha, los que salen en la foto son los siguientes:

1. Salvador Artigas Hernández que, aunque sale en la foto más bien como «espontáneo», puesto que no era ajustador, bien podría considerarse como el representante del grupo por su simpatía y su 'piquito', muy en línea con las técnicas de marketing en ventas que nos llegaban entonces desde Estados Unidos. Era de Cuenca y fue gran amigo de Eulogio López Álvarez, del que hablaremos a continuación. Coincidieron y se hicieron íntimos en la Universidad Laboral de Córdoba, y luego volverían a encontrase en la de Sevilla. Lamentablemente nos llegaron noticias de su muerte, y nos causó mucha pena la pérdida de una persona tan vital y alegre.

2. Eulogio López Álvarez, que llegaría a ser un excelente profesional y un gran jefe durante su larga vida laboral, como lo demostró en la factoría de Fasa Renault en Valladolid. El talón de Aquiles del amigo Eulogio era su pelo, su temor a perderlo. Por las mañanas, cuando se miraba en el espejo, solía decir «¡¡me cago en la p..., esto cada día está peor!!» Además fue un colosal deportista, destacando sobremanera como portero de balonmano y en lanzamiento de peso. Pero, sobre todo, era y es una excelente persona, y es de los que no les he perdido la pista tras aquellos años de nuestra juventud. Actualmente vive en Valladolid, en donde ya jubilado tiene su poquito de huerto y todo, y sigue empecinado afirmando que el mejor vino de España es el que da su tierra de Cacabelos (León).

3. Miguel Velasco Galiana, el cual, aunque llegó a ser un consumado campeón internacional de ajuste industrial en el año 1959 compitiendo con los mejores del mundo, incluidos los japoneses, triunfó laboralmente en su faceta como delineante en el Ayuntamiento de Málaga. Era un «buen elemento», como persona. Era un malagueño, lleno de nobleza y sentido de la solidaridad con los compañeros. Amaba el atletismo y llegó a ser campeón en lanzamiento de disco. Disfrutaba con los chistes que le contaba su amigos y compañeros Juan Quirós Reyes y Manuel Huertas de Gracia.

4. Rafael Gutiérrez, de Almería, uno de los alumnos más destacados del Colegio Gran Capitán. Hizo peritaje industrial y me consta que trabajó en «Uralita». Gran aficionado al fútbol, para muchos de nosotros era como un hermano mayor. De él y de su paisano Francisco Castillo, un ejemplo de formalidad y compañerismo, aprendimos mucho los más jóvenes y les estaremos eternamente agradecidos por su ejemplo y consejos.

5.-Rafael Ortega Carmona, el 'gitano' como le llamábamos cariñosamente en nuestra Aula XXVIII. No sé dónde terminó, pero estoy seguro de que, por su talante, triunfaría en cualquier sitio, pues calidad en todos los sentidos no le faltaba. Fue compañero mío desde el primer año que llegamos a la Universidad, en 1957. El amigo Ortega era catalán y se sentía orgulloso de ser español.

6.-Serafín Guerrero Amezcúa, gran compañero y exquisito profesional, de Jaén, muy amigo de Severiano Fuentes Villarejo en su época de internado. Era un gran ajustador y un hombre con gran templanza en el hablar. Formaba parte de un grupo de ajustadores que se les llamaba «la seda del ajuste» por el buen uso que hacían de las pequeñas limas «cola de rata» que se decía entonces.

Y no salen en la foto, pero no tengo más remedio que citar a más compañeros. Así, tengo que destacar en primer lugar a José María Iserte, un valenciano «del 10», que era el jefe de nuestra Aula «Maestría A». Simpático, amable, y con mucha clase. Era intimo amigo de Piñón Barberá, de Madrid.

Más compañeros

Luego quiero nombrar a los que ocupaban los primeros pupitres, donde sobresalían dos «empollones», un madrileño y un barcelonés. Eulalio Vázquez Yagüe, de Madrid, era un fuera de serie en practicas de taller, dibujo industrial, matemáticas, y se puede decir que en todo lo que se le pusiese por delante. Además era tremendamente trabajador y responsable. Haría peritaje industrial. Le acompañaba en el pupitre un gran catalán de pura cepa, Jaime Pons Catalá, de Barcelona, que todo lo que tenía de alto lo tenía de buen estudiante. Se sentía español por los cuatro costados, y llegó a decir de los cordobeses que le habían enseñado a disfrutar de otros aspectos de la vida que ignoraba con su desenfado. Era gran aficionado al fútbol y forofo hasta la médula del Español, tanto que afirmaba sin cortarse un pelo que la pierna izquierda del extremo «perico» Camps valía más que todo el FC Barcelona. También hizo peritaje.

Detrás se situaban en la clase el ya nombrado Ortega Carmona y Serra, que era de Sagunto, con un nivel de intelectualidad fuera de lo común. 'Autóctonos' de Córdoba estaban Ramos Obispo y Juan Quirós Reyes, que llegaron a terminar peritaje, José Vázquez Martín, alias 'Matías Prats', y Antonio Arjona Vázquez, grandes fresadores, Francisco Morales, Rafael Ojeda y Antonio Salcedo, formidables torneros, Severiano Fuentes Villarejo, un ajustador tan perfecto que le dirían que era «de seda» al hacer la prueba de acceso a la Westinghouse. Y por último, Ángel Madrid Pintor, gran delineante, y el que esto escribe, uno más del grupo.

Aparte, otros compañeros eran Ibáñez Hoyos, de Palencia, que dominaba las practicas de taller y el dibujo industrial, Rodríguez Rivas, de Villanueva de la Sagra (Toledo), excelente fresador y gran jugador de fútbol. De Extremadura venían Primitivo Terrón y José María Parejo Polo, grandes estudiantes y excelentes atletas. También de Madrid estaba Mural Vila, completísimo en todo, y del vecino Jaén, Antonio García, que llegó a trabajar en Marconi, en Madrid, y Luis Tudela, los dos grandes compañeros.

Una excelente formación

Hay que tener en cuenta que todos estos compañeros, para poder continuar en la Laboral, tuvieron que superar duros exámenes en donde se exigía una nota alta para las asignaturas fundamentales, que eran Taller, Dibujo Industrial, Tecnología y Matemáticas, y además tenían que tener el resto de las asignaturas aprobadas. La mayoría continuó su progresión en los estudios, como hemos visto, realizando la carrera de peritaje, aunque hubo algunos, ese fue mi caso, que tuvimos que abandonar ese camino y empezar al poco en el mundo del trabajo. Aún así, la formación de la Universidad Laboral era tan completa que haber estudiado en ella servía más para conseguir empleo que muchas de las carreras universitarias de hoy día.

En aquella Universidad Laboral de Córdoba convivimos sin ningún problema alumnos de Asturias, de las provincias vascas, de Cataluña, de Valencia, de ambas Castillas, de Santander, de Extremadura, de Andalucía, de la Rioja, de Aragón... Con amistad, con respeto, con admiración sincera por los mejores, en lo único que allí se competía era en el plano del estudio y en el terreno deportivo. A todos nos unía la ilusión de formarnos al máximo para encontrar un buen empleo en la industria o algo relacionado.

La mayoría de estos compañeros, aprovecharon aquel Acceso a la Universidad para mayores de 25 años, llegando a estudiar carreras y licenciaturas de más nivel. Ese era su espíritu, siempre hacia delante. Y lucharon y trabajaron como jabatos, contribuyendo a elevar como nunca la riqueza de un país en el que apenas nos queda ya industria, y la poca que nos sobrevive, como la automovilística del amigo Eulogio, se la están cargando políticos irresponsables que viven a costa del sufrido trabajador y de enfrentarnos a unos contra otros.

Vuelvo a mirar la foto y me invade una gran pena. Y nos acordamos del padre Riera, del padre Azagra, del padre Larrañeta, del padre Espinel, del padre Roses, del padre Zabalza, del padre Esparza, del padre Domingo, del padre Simón, del padre Carlos, del padre Guillermo, del padre Pérez, del padre Cabedo, del padre Conchado, del padre Bartolo, del padre Madrid, etcétera, todos ellos dominicos jóvenes que se entregaron a completar nuestra educación como personas de cara al futuro. Gracias a ellos por todo el bien que nos hicieron con su educación y que la supieron completar de cara a la vida laboral que nos tocara vivir.