Rafael González
MúsicaRafael González

La Trini viste el Patio de Los Naranjos de saetas y electrónica

La artista cordobesa conmemora gracias al Cabildo Catedral el décimo aniversario de un álbum innovador e injustamente poco conocido

Córdoba Actualizada 17:43

'Saeta': La Trini en el Patio de los Naranjos de la Mezquita Catedral de Córdoba

'Saeta': La Trini en el Patio de los Naranjos de la Mezquita Catedral de CórdobaSamira Ouf Calero

Algunos años antes de que los sevillanos Califato ¾ fueran los más modernos de la fusión electrofolclórica andaluza, La Trini ya había publicado ‘Saeta’ con un sello independiente (Noise Dream) que contó con la fantástica producción del baterista y profesor Antonio Pastora y que supuso una valiente y rompedora visión de un género, la saeta, que Trinidad Montero conoce desde chica cuando la descubrió en una peña flamenca. No obstante, La Trini defiende la autonomía de la saeta que, aunque fue acogida por el flamenco durante su progresión histórica, no es un palo específico y ni tan siquiera tiene una estructura fija determinada. Cuartelera, martinete o debla, la saeta solo se debe a la libertad del intérprete que, eso sí, canta a un Cristo que sufre, que camina hacia una muerte inevitable y salvadora.

Anoche Trinidad Montero, La Trini, se mostró muy diferente a la de hace unos días en la iglesia de La Magdalena en donde ofreció un hilo rojo de baladas y desamor, pero con la misma versatilidad, presencia, arte y caché que esta gran artista posee. La propuesta, ya decimos, era valiente en su origen. Aunque algunos han querido ver un precursor en el muy sobrevalorado disco de Enrique Morente con Lagartija Nick (ambos también muy sobrevalorados, por cierto) esta fusión de electrónica, de ritmos que van desde el trip-hop, el drum and bass o el electro, hasta lo sinfónico, pocas veces se había dado en España y menos fusionado con algo tan purista como ese traje flamenco que viste a la saeta. Un curioso y aproximado antecedente se publicó en 2004, de la mano del malogrado Enrique Sierra (Ex Radio Futura) que junto con Pilar Román grabaron un CD-libro (‘Colúmpiate’) donde reinterpretaban canciones infantiles tradicionales arropadas por la electrónica entonces más actual de primeros de siglo.

La Trini ya en 2015 grabó, por tanto, una obra única y original que diez años más tarde merecía un pequeño homenaje como el que ha sido posible en un marco patrimonial gracias al Cabildo Catedral, que demuestra una vez más su apoyo a la cultura en la capital y provincia.

El espectáculo ha estado producido por La Casa Azul: Ernesto Hita es un señor que estuvo pendiente en todo momento de que nada fallara ni faltara a pesar de las inclemencias meteorológicas y lo desapacible de la tarde noche, y que demostró de nuevo un gusto exquisito además de respetuoso con el entorno y con la puesta en escena.

Ernesto Hita, hombre atento

Ernesto Hita, hombre atentoSamira Ouf Calero

Sobre el escenario, una pantalla con proyecciones alusivas a la pasión y muerte de Jesucristo que se mezclaban con escenas de procesiones y con la imagen de la propia artista y el décimo aniversario del elepé. Un piano de cola, un ordenador que disparaba loops y secuencias, un sintetizador y un tambor, todo ello manejado con la maestría de Alejandro Cruz Benavides, compositor, arreglista, actor y músico. Quizá para muchos el gran descubrimiento de la noche, aunque su habitual presencia en programas musicales de Canal Sur lo han convertido en un rostro familiar.

Alejandro Cruz y Trinidad Montero, la saeta contemporánea

Alejandro Cruz y Trinidad Montero, la saeta contemporáneaSamira Ouf Calero

Y La Trini, vestida de negro, un luto solemne y español porque la saeta lo es. En el repertorio, nueve desgarros, de los que el último - Aligera el paso María- es un homenaje a la saeta montoreña con la que la Trini finalizó preguntando «¿Por qué me has abandonado?». Para entonces la artista vestía de blanco, que es el color de la resurrección, de la luz y de lo eterno.

Una noche inolvidable para los que asistieron y una muestra más de la grandeza de una artista libre, independiente, inquieta y profesional. En esta ciudad llena de influencers iletrados y folclóricos y de modernos mainstream, habituales de la subvención pública ( o en permanente búsqueda de) supone una verdadera satisfacción disfrutar de una intérprete vanguardista, valiente e inquieta, un estupendo verso suelto que se agradece frente a tanta impostura y sobrevalorada mediocridad.

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