La masilla
No es masilla el material utilizado por los separatistas ni los filoetarras para unir a España.
Con motivo del Día de la Constitución nuestros políticos se suelen poner muy cursis. No es este un plural mayestático sino literal: ellos son nuestros empleados y les pagamos el sueldo, cosa que deberíamos tener siempre en cuenta a la hora de pedirles explicaciones más allá del voto y la fiesta puntual de la democracia que son las urnas, que es otra de las cursiladas repetidas en las elecciones.
La secretaria general del PSOE de Córdoba, Rafaela Crespín, emitió un comunicado con motivo del 6 de diciembre para celebrar la Carta Magna y advertirnos sobre los extremismos y el enrarecimiento del clima político, que para un socialista es cualquier ente o cosa o partido que no le dé la razón, o Joaquín Leguina, socialista oficialmente raro y expulsado del Partido Sanchista.
Que Rafi Crespín nos lance un comunicado escrito nos priva de sus eses silbantes y carloteñas, que dotan de musicalidad al habla de la diputada y que suavizan esa formas tan socialistamente andaluzas de reñirnos. Nos reñía Susana y nos riñe Rafi aunque sonría y silbe sus eses. Es la manera de educarnos a los ciudadanos que somos desafectos con los principios fundamentales de la democracia sostenible y transversal, que es la de ellos, no la nuestra. En su comunicado, Crespín recorre lugares comunes, como el habitual « La Constitución es lo mejor que le ha pasado a España», y el tan socorrido “Los grandes consensos" como espíritu de convivencia. La novedad, tan coloquial y a la vez metafóricamente precisa, ha sido la masilla. Dice Crespín que la Constitución es “la masilla que une a nuestro país en un Estado de Derecho fuerte y consolidado que blinda la democracia que entre todos y todas hemos conseguido articular frente a los extremismos, las tensiones y el enrarecimiento del clima político».
No es masilla el material utilizado por los separatistas ni los filoetarras para unir a España. Más bien resulta disolvente químico que va a dejar a la Constitución en pajarillas, o interpretada de aquella manera por el futuro Tribunal Constitucional Sanchista. Denunciarlo democráticamente y advertir sobre ello, para Crespín y los socialistas todos, (menos Leguina), es extremismo. La socialista Crespín nos invitó a “plantar cara a quienes quieren quebrar nuestras reglas de convivencia poniendo en cuestión a las instituciones y a sus legítimos representantes".
Debería usar la diputada la masilla para pegar un espejo y mirarse en él. O utilizar algo del cemento armado de la cara de todos los socialistas que defienden a un líder inmerso en la destrucción del Estado español que emanó de esa Constitución que tanto celebran con cursiladas y frases hechas.
Como la moción de censura propuesta por Abascal no prosperará, porque la masilla también es el mismo pegamento para una misma casta, al menos esperemos que en mayo no se olviden los votantes honrados del Pegoland. Para dejar a los de la masilla alicatando sus sedes y que no se muevan de ahí.