Capataces del cortijo andaluz
El 30 de mayo de 2018, María Jesús Montero, a la sazón consejera de Hacienda de la Junta de Andalucía, expresaba en sede parlamentaria, con su habitual logorrea, el posicionamiento de Andalucía en el inminente Consejo de Política Fiscal y Financiera, rechazando la posible propuesta sobre una quita o condonación de la deuda andaluza:”El ministro Cristóbal Montoro no puede pretender que, vía reestructuración de deuda o condonación, se puede sustituir el debate sobre financiación autonómica… Que quede constancia porque no vamos a compartirlo por mucho que se beneficiara a Andalucía”.
Basta contrastar estas palabras con lo que el 26 de febrero último ha propuesto la hoy vicepresidenta del Gobierno sanchista y ministra de Hacienda para concluir que el ventajismo, la desverguenza y la cara dura son elementos definitorios de quienes quieren tomarnos a los andaluces por tontos de remate.
La propuesta sobre la llamada condonación de la deuda del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) es simplemente una anotación contable que incrementará el déficit y la deuda del Estado en algo más del 5 % del PIB. Acertadamente, Felipe González ha dicho que no hay quita ni condonación; la deuda la vamos a pagar de una forma o de otra. Y añadió el expresidente socialista algo que, en el fondo, dibuja la obsesión de sus compañeros de partido con lo que consideran su cortijo. «Quien está sentado en la caja no puede estar repartiendo lo que tiene en la caja», algo tan de sentido común como ha resaltado el propio González, refiriéndose a la forma de conducirse de la ministra de Hacienda, en su obsesiva pretensión de comprar voluntades con el dinero de todos.
El numerito de la condonación de la deuda tiene, además, un vicio de origen: ha sido negociado y pactado con el separatismo catalán y se ha pretendido imponer al resto de comunidades autonómas, para blanquear al independentismo y bendecir el dispendio de los secesionistas en su desafío al Estado. Por ello, la dignidad que no ha tenido el Gobierno la han tenido catorce autonomías que se han retirado de una reunión que no tenía otra finalidad que santificar la vergonzosa dependencia del independentismo al que está sometido Sánchez para mantenerse en la poltrona.
Trampear a los andaluces con una condonación que no va a aportar ni un solo euro a las arcas autonómicas, más allá de una partida de intereses, pone de manifiesto, una vez más, que «la Psoe» vuelve a considerar a nuestra tierra como un cortijo de su propiedad. Así se condujo durante un largo periodo, con sucesivas pulsiones totalitarias y caciquiles, interpretando con desmesura los desmanes del señoritismo andaluz, hasta que el abuso sin límites los llevó a la desverguenza de los ERE, la FAFFE, los cursos de formación y un largo etcétera que ofende la dignidad de un pueblo harto de que quieran tomarle el pelo, por mucho que ahora pretendan ensalzar a quienes montaron un tinglado ventajista en beneficio propio.
No es de recibo que se compre un ayuntamiento como el de Jaén ni que se pretenda comprar la Junta prometiendo una condonación de deuda del «toco mocho». Si de verdad quisiera Marisu ayudar a Andalucía le bastaría con acometer un nuevo sistema de financiación, tal como reclamaba ella en 2018, y aprobar un fondo transitorio para cubrir los desfases de su infrafinanciacion, tal como le demandaba a Rajoy. Pero que, con la caja de todos, se someta a los dictados del separatismo catalán y, para camuflarlo y blanquearlo, ofrecernos una quita falsa, es tomarnos el pelo. Con la caja de todos no se compra lo que consideran su cortijo andaluz. Máxime cuando se actúa como meros capataces de quienes, desde Cataluña, mandan en España y no quieren ser españoles.