Adiós al naranjo
«La previsión municipal es que donde una hilera de esta especie se arrancará uno de cada tres para plantar otro tipo de árbol. ¿En la calle de la Feria también?»
Ya está decidido: el futuro -y tan anunciado- plan del árbol prohibirá la plantación de más naranjos en Córdoba. Se acabó. Dice el concejal del ramo, Miguel Ruiz Madruga, que hay demasiados y que lo mismo pasa con los plataneros de Indias, tan propicios a las alergias.
El naranjo era un árbol simpático, aunque no muy generoso en sombras, que pone notas de color y de olor en distintos momentos del año. Ya está sentenciado. En el futuro no habrá los mismos que hay hoy, sino que el número irá descendiendo. La previsión municipal que se baraja es que donde una hilera de esta especie se arrancará uno de cada tres para plantar otro tipo de árbol. ¿En la calle de la Feria también?
El edil señala entre las razones que no puede haber una especie que supere el diez por ciento de las plantaciones. De los casi 90.000 árboles que actualmente hay en el casco urbano, 28.764 son naranjos, por lo que se supera con creces el porcentaje. Otro motivo es que si hay muchos ejemplares de una misma especie y llega una plaga o una enfermedad, el estropicio es mayor que si hay una pluralidad de especies. Puede ser.
Y el tercer argumento, el que nunca se menciona, es el económico. Cuando cada año llega el momento de recoger la naranja de los árboles al Ayuntamiento se le genera un problema y un costo. Un problema porque desde antes que la fruta esté madura ya se escuchan voces de cómo se va a recoger, que si en mi calle hay dos naranjas en el suelo, que quienes hacen el trabajo no cobran lo que debieran o -la novedad de este año- que cuidadito con los nidos, algo denunciado por los mismos que vieron vertidos ilegales en el lago de la Encantada donde sólo había una floración de algas.
El plan de árbol -arbolado, en su denominación oficial para evitar discriminaciones y resultar más progre- va a traer novedades y dolor de cabeza a quienes consideran al naranjo como una seña de identidad de Córdoba y que ya no se verá en los nuevos barrios que nacen al oeste de la ciudad.
Conforme pase el tiempo irá menguando el número de ejemplares hasta llegar a ese diez por ciento que señalan los expertos como la cifra idónea. Ya esta misma semana se contribuia a esta reducción vía judicial con la sentencia que condena al Ayuntamiento a arrancar dos naranjos de una calle del Campo de la Verdad. Como haya más fallos judiciales así la cosa va a pintar mal.
Aunque el número de árboles de este tipo vaya menguando conforme pase el tiempo, siempre nos quedará una reserva natural, una espacio protegido donde poder ver los naranjos y oler su azahar, como el que va a una reserva natural a ver un lince con unos prismáticos. El Patio de los Naranjos de la Mezquita Catedral será ese reducto en el que recordar cómo eran antes las calles y las plazas de Córdoba.