Manuel Murillo, nuevo presidente de la Agrupación de Cofradías
Una de las prioridades que se marca es iniciar los trabajos para la renovación de los estatutos
El cofrade de la hermandad del Resucitado Manuel Murillo es ya el nuevo presidente de la Agrupación de Cofradías, a falta de ratificación del nombramiento por la autoridad eclesiástica. La asamblea de hermanos mayores celebrada este martes en la sede de la calle Isaac Peral ha ratificado su candidatura con 46 votos a favor, cuatro en contra y la ausencia de dos hermandades.
Murillo no es nuevo en la casa, ya que ha formado parte de las juntas de gobierno de Francisco Gómez Sanmiguel en sus dos mandatos y de Olga Caballero, quien ahora se va a integrar en su equipo, del que ha dicho que será «tolerante y dialogante».
En sus primeras palabras tras la elección, el nuevo presidente del organismo cofrade ha valorado la alta asistencia de hermanos mayores a esta cita con la urna para que «se nos viera unidos y con un proyecto común y que se nos viera fuerte en la sociedad».
Las prioridades
En cuanto sea ratificada la elección comenzará el trabajo. El nuevo presidente ha adelantado que los nuevos estatutos tendrán prioridad, porque, aunque hay que esperar a que pase un año para volverlos a poner en votación, ya que «una cosa es que se vote y otra cosa es que se vaya trabajando, porque creo que son unos estatutos que le hacen falta actualizarlos».
También ha explicado que se proseguirán los trabajos para alcanzar la declaración de la Semana Santa de Córdoba como de Interés Turístico Internacional. Además, ha añadido que también se volcarán con la celebración en octubre de la Feria Nacional Cofrade Iberoamericana.
Otra de las líneas de actuación será la formación. Concretamente, ha explicado que se trata de la elaboración de «un manual, ya no solamente cofrade, sino evangelizador; es decir, para que el cofrade no solamente aprenda a ser cofrade, como cultos y todo eso, sino que además también aprenda a ser cristiano y tengamos esa valoración que es muy importante».
El equipo y el programa
Murillo contará a su lado en estos cuatro años con un equipo del que ha dicho que tiene «muchas ganas» y en el que destaca la experiencia de gran parte de sus componentes, ya sea por haber formado parte de la Agrupación o por ser en la actualidad responsables de algunas hermandades.
La junta de gobierno estará conformada por Manuel Ángel Bonilla Fernández, como vicepresidente primero y vocal de asuntos jurídicos; Bonifacio Gómez Albar, vicepresidente segundo; José Antonio Fernández García, secretario; Antonio Carlos Susín Cabello, vocal de secretaría; Luis Luque Miyares, tesorero; Rafael López López, vocal de estación de penitencia; Rosa Quero Pérez, vocal de evangelización; Manuel Díaz Ordóñez, vocal de relaciones institucionales; Sarai Herrera Pérez, vocal artística; Manuel López Lorenzo, vocal de protocolo y promoción; Manuel Luque Martínez, vocal de acción de caridad; María Gómez Castro, vocal de juventud; Olga Caballero Marín, vocal de relaciones con el Cabildo, y Antonio Jesús García Montes, vocal de comunicación.
El nuevo presidente hacía públicas esta misma semana las líneas fundamentales del programa con el que ha concurrido a esas elecciones. El lema con el que se ha presentado a los comicios, ‘Todos somos Agrupación’, ya ha sido toda una declaración de intenciones del trabajo que piensa desarrollar al frente del organismo.
Bajo esta idea, Murillo ha explicado «la idea de no funcionar como una institución superior a las cofradías, sino en cooperación conjunta con estas». Además, el presidente ha anunciado cuatro bloques estratégicos para ese mandato, que pasan por dotar a la Agrupación de una nueva sede, en la antigua iglesia de Santa Clara; la elaboración de unos nuevos estatutos, que fueron tumbados por los hermanos mayores en el anterior mandato; el adelanto de los abonos de la carrera oficial y del ingreso de la subvención municipal, y aumentar la presencia en la sociedad tanto de la Agrupación como de las cofradía.
En este programa figuran otros muchos aspectos, entre los que destaca el cambio de formato tanto de los pregones como de los conciertos, con la finalidad de dotarlos de «un mayor atractivo».