Noche de Reyes
La Cabalgata desata la ilusión en Córdoba
Miles de cordobeses se echaron a la calle para disfrutar del paso de Melchor, Gaspar y Baltasar
Las previsiones de lluvia decayeron y, a las 5 de la tarde, Sus Majestades los Reyes Magos llegaron a Córdoba, al Campo de la Verdad, para dar inicio a la Cabalgata más esperada de los últimos años, desde que -tras la de 2023- el Ayuntamiento anunciara que se iba a externalizar la elaboración del contenido del cortejo.
Y así, la Cabalgata de este año llegaba con novedades en todos sus apartados, desde el recorrido hasta la música, para dar una vuelta a una celebración en la que, este año sí, el contenido religioso primó, como por otra parte debería ser la norma.
Miles de cordobeses se echaron a la calle para disfrutar del paso de Melchor, Gaspar y Baltasar, cuyas carrozas seguían a la Estrella de Orie, en esa remembranza feliz de la Epifanía del Señor, que es la luz del mundo e iluminación hubo, para dar y regalar, en un cortejo en el que se cuidó el detalle hasta el extremo de ver mirra real en uno de los baúles de Sus Majestades.
La comitiva brilló en su forma, en los rostros de sus participantes, en los sones de los pasacalles, de la música del Dj elegida ex profeso y en la de las tres bandas cordobesas, así como en los rostros de miles de niños que, en la noche del 5 al 6 de enero depositan su ilusión, sus nervios y su inocencia en la felicidad de una promesa que va más allá de lo cultural, que no es otra que la del mensaje -la palabra- que cambió al mundo en el año cero.
La Adoración
Y así, cuando la Cabalgata culminó la Avenida de las Ollerías, otra comenzó en ese momento, la que llevó a Sus Majestades hasta la Plaza del Cristo de Gracia. Ese tramo en carruaje que los llevó por el Marrubial hasta el Alpargate fue el que dio sentido a todo, pues en esa plaza se reprodujo la Adoración al Niño. El pasaje bíblico resonó como un estruendo, con su espectáculo de luz y sonido en un enclave abarrotado. Y allí, el alcalde entregó las llaves de la ciudad a Melchor, Gaspar y Baltasar que, en la noche más mágica del año, harían el resto. Ya saben, los regalos y, sobre todo, la ilusión de volver a la patria perdida, la infancia.