Varios agentes de Policía Nacional y Policía Local en el exterior de la tienda de ropa de trabajo ‘Vistebien’EP

La mujer asesinada en Tirso de Molina confesó hace tres meses a El Debate que sentía miedo: «No quiero hablar porque al final lo pagan con nosotros»

El temor y la inseguridad preocupan a los comerciantes de la zona que piden una solución urgentemente

Madrid cerró este lunes negro con tres víctimas mortales, una de ellas fue Concha, la mujer de 61 años que fue asesinada a manos de un hombre que intentó robarla en la tienda que regentaba desde hace muchos años en Tirso de Molina. El suceso ocurrió a las 13.30 horas a plena luz del día a falta de pocos minutos de que la dueña echara el cierre para irse a comer. La situación de la plaza es crítica desde hace varios meses, tal y como recogió El Debate en un reportaje.

Uno de los testimonios que se quiso recabar fue el de la mujer asesinada. Concha se negó a declarar ya que «no quería hablar porque al final lo pagan con nosotros». El miedo se ha apoderado de los vecinos y los comerciantes de la zona que piden urgentemente una solución a los agentes de policía y al ayuntamiento.

Tras el asesinato, al lugar acudieron personal de Samur-Protección Civil que certificaron su fallecimiento debido a los cortes del arma blanca. El asesino ha sido detenido este martes al mediodía gracias a las pruebas recabadas durante las horas posteriores a los hechos, entre ellas las grabaciones de las cámaras de videovigilancia de la propia tienda.

Los vecinos se acercaban al lugar de los hechos para preguntar qué había sucedido y no daban crédito de la magnitud del suceso. «Era una buena mujer, amable y llevaba toda la vida en su tienda. Estamos muy tristes», confesaba una mujer a este diario.

El propietario de un bar aledaño a la plaza confesaba a colación de lo ocurrido que «dan ganas de venderlo todo e irnos». No es la primera vez que intentan robar en un local de la plaza y ocurren desgracias.

Imagen de lugar de Tirso de Molina donde apuñalaron a una mujer, Madrid

Tráfico de droga

Este martes un vecino de la zona informaba a este medio que en la calle Bastero hay un narco piso regentado por marroquíes y que todo el día hay trasiego de 'camellos' y consumidores. Además, remarca que la policía está avisada y que no hacen nada.

«Hay mucho yonqui y mucha basura que no se elimina en condiciones», señala el dueño de una zapatería de la plaza de Tirso de Molina. La compra-venta es un hábito al que ya están acostumbrados los comerciantes.

Los dependientes y dueños de los locales aledaños a la plaza creen que la solución de este problema radica en «que haya más policía y un control rutinario». Otros son partidarios de echarlos a todos ellos fuera porque no es normal «que bajes la calle y te encuentres a los yonquis vendiendo droga».

También están los partidarios de aplicar y crear leyes. «La solución son leyes, que no las hay. No soy político, soy hostelero, pero para eso están ellos, que se pongan a trabajar que se están llevando nuestro dinero sin hacer absolutamente nada», nos relataba el propietario de un bar de la plaza.

Vista de la estatua de Tirso de Molina con una botella tirada en el sueloManuel M. García

Seguridad ínfima

El temor y la incomodidad son sentimientos compartidos entre los negocios. Una tienda nos explica a El Debate que «te hace sentir incómodo porque no es agradable tener que enfrentarte a una persona constantemente». Muchos de ellos han denunciado, pero como el robo no supera la cantidad mínima, no pueden hacer nada.

«No tenemos seguridad, solo nosotros mismos. A veces nos da miedo que nos roben o nos hagan algo. A veces siempre vienen los mismos y literal que todos los días vienen a robar. Aquí tenemos las mochilas atadas y aun así, se las llevan», subraya una dependienta a El Debate.

El problema de la plaza de Tirso de Molina también afecta a los turistas y madrileños que se paran a tomar algo en las terrazas. «Han robado bolsos, carteras e incluso han metido la mano en el plato de los clientes», explicaba un hostelero a El Debate.