El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en un montaje sobre el Valle de los Caídos

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en un montaje sobre el Valle de los CaídosPaula Andrade

El motivo que dificulta a Sánchez expulsar a los monjes benedictinos del Valle de los Caídos pese a crear una comisión

Pedro Sánchez ha vuelto a utilizar el conocido francomodín para los presuntos casos de corrupción de su mujer y su hermano que han salido a la luz. En las últimas semanas, el Consejo de Ministros ha dado luz verde a la creación de una comisión para la resignificación del Valle de los Caídos. El ministro de Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, anunciaba el pasado jueves que el próximo 2 de julio se celebrará esta reunión que tiene como objetivo expulsar a los monjes benedictinos.

El Gobierno central quiere convertir el conjunto monumental en un Centro de Interpretación. Además, pretende extinguir y liquidar la Fundación de la Santa Cruz, entidad que se encarga de sustentar el conjunto monumental tras la retirada de todos los fondos por parte del Ejecutivo central en 2021.

La aspiración del presidente Sánchez se ve truncada porque «existen enormes dificultades canónicas y jurídicas» que impiden que expulsen a los monjes benedictinos del Valle de los Caídos. Estas complicaciones relacionan a España con la Santa Sede, en Roma.

En concreto, la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos (de titularidad pública) y la Abadía Benedictina de Silos firmaron un concordato en 1958 que involucra a la Santa Sede y al Gobierno de España. Y que, en teoría, el Ejecutivo no podría romper de forma unilateral. «El Gobierno socialista lleva unos años de vida y la orden del benedictina, por el contrario, desde el siglo VI», señalan personas cercanas al Valle.

La majestuosa cruz del Valle de los Caídos vista desde la hospedería

La majestuosa cruz del Valle de los Caídos vista desde la hospedería

El 23 de agosto de 1957, Franco acordó crear la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos -a la que atribuyó la titularidad y administración del conjunto- para «rogar a Dios por las almas de los muertos en la Cruzada Nacional, impetrar las bendiciones del Altísimo y laborar por el conocimiento e implantación de la paz».

Estas tareas fueron confiadas a la abadía benedictina de la Santa Cruz en virtud del convenio que Luis Carrero Blanco -en representación del Estado- y el abad de Silos, Isaac María Toribios, firmaron el 29 de mayo de 1958.

En junio de 2021, tres vocales del Consejo General del Poder Judicial advirtieron que la expulsión de los monjes benedictinos del Valle de los Caídos supondría una vulneración del actual Concordato, el acuerdo que regula las relaciones Iglesia-Estado desde enero de 1979.

Entrada de acceso a la basílica del Valle de los Caídos

Entrada de acceso a la basílica del Valle de los CaídosEuropa Press

Chapuzas en las exhumaciones

El ministro de Memoria Democrática también celebró el pasado jueves la identificación de los restos de una víctima, «la primera de Aragón» en el conjunto monumental. No hay que olvidar las chapuzas que se han ido haciendo estos años atrás hasta que la Justicia ha paralizado estos trabajos.

En el Valle de los Caídos se enterraron a 33.847 personas, de las cuales, 12.510 no han sido todavía identificadas. Fuentes cercanas a Patrimonio Nacional y a la Asociación en Defensa del Valle han explicado a El Debate que hace años se hicieron «auténticas chapuzas» con estos restos de las víctimas de la Guerra Civil.

Uno de los casos fue el de los 133 navarros que fueron entregados a sus familias durante el Gobierno de Felipe González. Estas fuentes relatan que Patrimonio Nacional, entidad que pertenece a Presidencia del Gobierno, no estudió si esos restos pertenecían a esas personas.

En este sentido, explican que «los resto que se entregaron a las familias pueden ser perfectamente de personas que eran de Madrid. Además, hay una segunda lectura, hay familiares de la capital que piden que se exhumen los restos de sus familiares y en verdad están en Navarra».

Este caso no queda ahí, «el fallo que tuvieron los forenses en aquella obra es que se confundieron de planta y mezclaron unos cuerpos con otros, de ahí que algunos restos de otras familias estén en los cementerios navarros.

Cruz del Valle de los Caídos

Cruz del Valle de los Caídos

Otra «chapuza» que cometieron los operarios de Patrimonio Nacional fue en varios osarios del Valle de los Caídos, los lugares destinados para reunir los huesos de las víctimas de la Guerra. Personal de Patrimonio ha confesado a El Debate que «durante el Gobierno de Felipe González, a principios de los 90, abrieron estos espacios y se encontraron una amalgama de barro, cajas destruidas y restos mortales».

El Ejecutivo socialista «mandó entonces construir unas cajas gigantes y cargaron con palas toda esta mezcla y los repartieron por diferentes lugares del Valle. Hay casos en los que un hombre puede estar en tres osarios diferentes del conjunto monumental», relatan estas fuentes.

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