Sánchez gasta 615.800 euros en La Mareta mientras ignora las goteras del Valle de los Caídos
El presidente visitó el conjunto monumental –en pleno escándalo de su mujer– e ignoró los desperfectos del templo sin ningún reparo
Pedro Sánchez está disfrutando estos días en La Mareta, un palacio que es propiedad de Patrimonio Nacional. Este inmueble se encuentra en Lanzarote y fue un regalo del Rey Hussein I de Jordania a Juan Carlos I en 1989. Según ha podido saber El Debate, el presidente del Gobierno ha gastado 615.814,7 euros en este inmueble. Así lo demuestra la memoria anual del 2023 de Patrimonio Nacional y el contrato del Estado relativo a la seguridad de la zona residencial.
El escrito oficial de Patrimonio indica que el gasto concreto en La Mareta es de 220.225 euros «en proyectos de eficiencia energética de las instalaciones». Esta cantidad coincide con la misma del año anterior, el Gobierno de Sánchez lleva dos años consecutivos trabajando en «proyectos de transición verde» en el palacio residencial.
A esto se le suma un contrato en materia de seguridad con un valor de 395.589,7 euros (369.710 € sin IVA). Este escrito oficial está centrado en la vigilancia y protección del presidente Sánchez y del palacio de La Mareta que tan solo tiene «cuatro empleados fijos» durante todo el año.
Este lujoso residencial cuenta con una superficie de 10.000 metros cuadrados y está compuesto por diez bungalows donde se aloja tanto el jefe del Ejecutivo, su mujer Begoña Gómez, sus dos hijas y el resto de la delegación que le acompaña, incluyendo personal de servicio.
Su edificio principal cuenta con dos dormitorios, dos cuartos de baño, salón y varias zonas de descanso. Además, la propiedad tiene piscina privada, jardines de arena volcánica, helipuerto y canchas deportivas. La Mareta además tiene acceso directo a la playa.
La otra cara de la moneda es el Valle de los Caídos, inmueble que pertenece también a Patrimonio Nacional. El conjunto monumental vive una situación muy diferente a la de La Mareta. Fuentes cercanas al Valle han indicado a El Debate que «Patrimonio Nacional lleva varios años sin destinar ni un euro del presupuesto a este lugar».
En concreto, la entidad que está adscrita a Presidencia del Gobierno «retiró sus fondos desde el año 2021», así consta en las cuentas anuales de Patrimonio.
El Estado ha retirado al conjunto monumental 968.234 euros que se destinaban al cuidado y mantenimiento de este lugar. Ahora es la propia Fundación del Valle quien se encarga de sufragar unos costes casi millonarios que deberían depender del Estado como el resto de monumentos.
Ni caso al Valle
La falta de recursos económicos y el desinterés por parte de Patrimonio ha provocado que el Valle de los Caídos tenga una situación crítica. Las goteras y humedades así lo demuestran, al igual que las bóvedas caídas.
Hace unos meses, Pedro Sánchez acudió al Valle de los Caídos mientras se revelaba que su mujer y su hermano estaban implicados en tramas de corrupción. En los vídeos e imágenes difundidas por la propia Secretaría de Estado se veía pasar al presidente del Gobierno por estos desperfectos que ignoró sin ningún reparo.
Muy distinta fue la actitud de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que visitó el conjunto monumental en julio de este año para conocer de primera mano la situación que viven los monjes benedictinos –que el Gobierno quiere expulsar– y además, visitó la basílica. En cambio Sánchez solamente se sacó un reportaje fotográfico con los enterrados en el Valle.
El desinterés por parte del Gobierno se muestra en que las peticiones que realizan los monjes. «No atienden absolutamente nada, solamente cuando hay una avería seria la afrontan y de malas maneras», relatan las personas del Valle de los Caídos.
Otro problema con el que tiene que lidiar el Valle es el corte de luz que «no se hace a mala idea», defienden desde la entidad. «Más bien son averías de mayor envergadura por la situación en la que se encuentra el templo y esto demuestra dos cosas», subrayan las personas cercanas al Valle de los Caídos.
«Por un lado, que las instalaciones son antiguas y no hay un servicio de mantenimiento adecuado. Y, por otra parte, que los grupos electrógenos que abastecen a la Abadía, Escolanía y hospedería no funcionan adecuadamente desde hace dos años», relatan estas fuentes a El Debate.