La reliquia que guarda el Valle de los Caídos bajo su inmensa cruz
El relicario fue donado en los años 60 por el Papa Juan XXIII con ocasión de la consagración de la basílica
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El Valle de los Caídos es un conjunto monumental que está compuesto por una abadía, una basílica, una escolanía y una hospedería, todo ello coronado por una de las cruces más colosales de la cristiandad. Aunque su tamaño llame la atención, lo más grande del Valle es el Lignum crucis, un pedazo de madera de la cruz de Cristo.
El relicario fue donado en los años 60 al Valle de los Caídos por el Papa Juan XXIII con ocasión de la consagración de la Basílica.
Esta reliquia se puede contemplar en la basílica del conjunto monumental y en el Vía Crucis que se celebra en el entorno del Valle el Sábado de Pasión y en la Solemnidad de la Exaltación de la Santa Cruz: el sábado de la semana del 14 de Septiembre.
La referencia del Lignum crucis más antigua que se conserva se encuentra en la Historia de la Iglesia, escrita hacia el año 400. Según esa cita, Elena, la madre del emperador Constantino (…), se fue de viaje (…) a Jerusalén y allí se informó entre sus habitantes acerca del lugar en el que el cuerpo de Jesús había sido clavado a la cruz.
Al principio los judíos fueron bastantes reticentes a la hora de desvelar el lugar donde fue crucificado Jesús y Elena no se anduvo con protocolos y amenazó con quemarles a todos. Ante semejantes razones, le fue entregado un hombre llamado Judas que, según decían, sabía el lugar donde había sido escondida la cruz.
El hombre la llevó hasta el lugar y se encontraron las tres cruces del Gólgota. Para identificar cual era de Cristo detuvo un cortejo fúnebre y acercó al muerto a cada una de las cruces. «Ante la última, el muerto resucitó y se pudo comprobar así que ésta era la cruz verdadera».
Robo de la reliquia
Este pedazo de la cruz de Cristo fue robada en el año 2009. El lunes 14 de septiembre por la noche «se guardó el relicario en su estuche y se dejó en la sacristía», pero al día siguiente cuando los monjes benedictinos acudieron a este lugar no estaba.
Ocho días más tarde, el ladrón fue un seminarista que estaba en prisión por el atraco a un banco el 16 de septiembre, solo un día después del robo del relicario.
Los agentes investigaron a las personas que habían visitado la abadía en esa fecha, y gracias a las imágenes se logró identificar al autor.
Se daba la circunstancia de que el detenido conocía bien el incalculable valor religioso de este objeto sagrado, debido a que en la década de los 90 fue seminarista en la abadía del Valle de los Caidos.
Vía Crucis del Valle de los Caídos
Esta reliquia se puede contemplar también durante el Vía Crucis que celebra la abadía del Valle. Esta celebración esta presidida por el Lignum Crucis.
Su recorrido de casi cinco kilómetros, «tiene ese sentido de oración y cierta penitencia, al discurrir en zona de montaña y salvar mas de dos mil trescientos escalones, entre subida y bajada», apuntan desde la abadía.
Se inicia en las proximidades de Los Juanelos, y la senda, enlosada en granito, en su mayor parte, asciende por la cuerda de la montaña, pasa por un risco singular denominado Altar Mayor y concluye en la Basílica.
A lo largo del camino, los senderistas pasan por pequeñas ermitas que enamoran a todo el mundo que pasa por allí. «Las vistas son alucinantes», relatan algunas personas que han vivido esta celebración.