Entrevista a la consejera de Sanidad de la Comunidad de Madrid
Fátima Matute: «La desaparición de Muface costaría más de 400 millones a Madrid y una peor asistencia»
La consejera de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Fátima Matute, no puede disimular su malestar y su enfado cuando se trata de hablar de la eventual desaparición de Muface, promovida por la ministra de Sanidad, Mónica García. Una ministra que, tal y como revela Matute en una entrevista telefónica con El Debate, antepone «sectarismo e ideología» a los criterios técnicos que ponen de manifiesto el cataclismo que provocaría el cierre de la Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado en toda España pero, muy especialmente en Madrid, donde viven 240.000 del millón y medio de mutualistas.
La consejera cifra en más de 400 millones de euros lo que costaría a las arcas públicas madrileñas absorber a todos esos funcionarios en el sistema público de salud madrileño, a lo que habría que sumar también los gastos indirectos y, sobre todo y lo más preocupante, la merma en la calidad del servicio prestado.
«Perdona la vehemencia pero es que me da pena, porque la sanidad no tiene color político. Yo, que soy médico, nací con la vocación de curar y ayudar a la gente y cada minuto que no me dejan hacerlo me molesta, mucho, porque hay muchas vidas que salvar y muchas cosas que hacer», se disculpa Matute al término de una entrevista en la que deja patente su profundo disgusto con la gestión de Mónica García pero, sobre todo, su absoluta determinación con cuidar y mejorar la sanidad madrileña. Y su indignación cuando otros tratan de destruirla.
–¿Por qué la ministra de Sanidad puede tener interés en terminar con Muface, a pesar de que es un sistema que funciona y de las advertencias de que su desaparición podría colapsar el sistema?
–Es algo ideológico, sectario. Lo llevan en el programa electoral de Sumar pero es algo que, si se analiza a nivel técnico, no tiene ningún sentido. Además, dentro del Gobierno, el Ministerio de Función Pública sigue negociando con las aseguradoras porque van a hacer una nueva licitación para ver si llegan un acuerdo, mientras que, tanto la ministra (Mónica García) como el secretario de Estado de Sanidad, de forma sectaria y en vez de gobernar -porque parece que están en la oposición- intentan vender, con un mantra de la universalidad de la Sanidad, a la mejor Sanidad del Mundo.
Tratan de coartar la libertad de los mutualistas que libremente eligen si estar en esas aseguradoras o pasarse a la Seguridad Social. Nosotros en Madrid tenemos 72.000 mutualistas que se han ido incorporando de forma progresiva, pero porque ellos lo eligen libremente. La desaparición de Muface supondría incorporar, de golpe, 1,5 millones de mutualistas -240.000 en el caso de Madrid- y eso es una babaridad. Vas a dar una mala asistencia sanitaria tanto a los mutualistas, que estaban a gusto con su forma de atención en las aseguradoras, como a las usuarios de nuestro sistema madrileño de salud, que van a tener una peor calidad de la asistencia porque aumentarán las listas de espera, aumentará la carga de trabajo y además, indirectamente, aumentará la presión en los profesionales sanitarios.
No se trata sólo de un problema monetizable sino, también de una mala atención. Encima, dejaría a 39.000 trabajadores de Muface en la calle. Con lo cual, se mire por donde se mire, esta idea peregrina repentina puede tener muchas derivadas en las que creo que no están pensando, más allá del sectarismo radical. Cogen el Sistema Nacional de Salud como bandera política y lo que hacen es destrozarlo en lugar de mejorarlo.
–¿Anteponen ideología a criterios técnicos?
–Absolutamente. En vez de mejorar nuestra Sanidad, que es lo más preciado que tenemos, se dedican a enredar con cosas como Muface, con las guardias de 24 horas, que ahora no, que ahora sí, con las enfermeras, con las autobajas... es todo un sinsentido y una ristra de ocurrencias durante los 12 meses que llevan trabajando, que lo único que hacen es molestar en lugar de mejorar el sistema de salud. Sin embargo, usan el cargo para tener un puesto en la OMS. Nadie nos dice qué hace el secretario de Estado en Washington. ¿Qué hace la ministra en Copenhague, en Ginebra, qué cosas trae buenas para la sanidad española?
Y perdóname que sea tan vehemente, pero para mí la sanidad es lo más precioso que tenemos. Yo soy médico, yo sí que soy médico de vocación y he trabajado, no como ella (Mónica García). Yo estoy programada para curar, para cuidar, para salvar vidas, es a lo que me dedico, y tengo que estar oyendo y sufriendo a un ministerio que es absolutamente incapaz, que no tiene formación y lo único que hace es enredarnos y quitarnos el trabajo a los que queremos trabajar de verdad por la Sanidad, con ocurrencias que encima perjudican la salud de las personas y a los profesionales sanitarios.
–¿Cómo podría afectar en concreto a Madrid la desaparición de Muface?
–Aumento de listas de espera, aumento de presión asistencial, lo cual disminuiría la calidad de la atención a todos los usuarios, a los que se incorporan y a los que ya están. Se presionaría a los trabajadores sanitarios que tendrían que atender un volumen de población mayor en un corto periodo de tiempo. No obstante, mi obligación y la de mi equipo es gestionar y pondríamos los mimbres necesarios para que eso tuviera la repercusión mínima y seguir dando esa atención excelente.
Pero, normalmente, en la Comunidad de Madrid tenemos al año 120.000 nuevas tarjetas sanitarias. Ese crecimiento lo vamos a seguir manteniendo y, a eso tendríamos que sumar 240.000 nuevos usuarios, los mutualistas que, además, suelen tener una edad avanzada, con las consecuencias médicas de ello.
–El portavoz del Gobierno comentaba el otro día que, en el caso de que se materialice esa desaparición, Madrid pedirá un resarcimiento económico, ¿han calculado a cuánto podría ascender?
–Nosotros hemos calculado que tendríamos que asumir un gasto directo de 400 millones de euros, pero a eso luego hay que sumar el gasto indirecto. En el informe 'técnico' del ministerio no lo contemplan porque no lo han hecho técnicos, ni les gusta trabajar, ni están formados en ello. Tienen ideas para un sistema que está ya de por sí tensionado por la falta de recursos económicos y humanos. Tendrían que estar trabajando en un plan realista de recursos humanos y de financiación. Eso es lo importante.
Nosotros intentaríamos dar un buen servicio, tanto a los que vendrían como a los que ya están pero, irremediablemente, repercutiría en una peor asistencia. Y no quiero pensar en otras comunidades que tienen peores condiciones, muchas de ellas, precisamente, heredadas de la gestión del Partido Socialista que ha estado gobernando en esos sitios y les ha dejado facturas sin pagar y una estructura muy débil y frágil.
–Desde el mundo sanitario, ¿le han trasladado algún tipo de inquietud? En el último Pleno de la Asamblea, Ayuso acusó a los sindicatos de estar callados respecto a este tema por sus vínculos con la izquierda.
–Todos los consejeros de Sanidad estamos muy preocupados por esta situación y por el ministerio que tenemos, que está detrás de una pancarta en lugar de estar a gobernar. Respecto a los sindicatos, obviamente tienen una politización salvaje, en el sentido negativo de la palabra. Tú puedes hacer una oposición constructiva y poner en evidencia cosas que se hacen mal pero, en este caso, yo no les veo que estén sacando la pancarta a la calle para protestar porque va a haber una peor asistencia.
Me da bastante pena que esté ocurriendo esto y creo que Sánchez puso a la ministra de Sanidad y al de Transportes como arietes contra Madrid. Parece que de lo que se está ocupando es de intentar destrozar a la bestia negra que tiene, que es nuestra presidenta, que le puedo asegurar que día a día se preocupa y piensa en cómo solucionar los problemas que tiene nuestra población, no solo madrileños, sino de gente de fuera.
Hemos sido la primera comunidad autónoma que nos hemos ocupado de los enfermos de ELA, que ya tienen un centro de día fantástico que les da vida. Pues eso es lo que hace nuestra presidenta y, entre tanto, nos tenemos que ocupar de las ocurrencias y de los ataques no solo del presidente del Gobierno, sino de esta ministra de Sanidad, que podría hacer muchas cosas y ponerse unas medallas fantásticas con el trabajo maravilloso de muchas comunidades, y, por supuesto, Madrid, de la que tendría que estar orgullosa. Primero, por ser madrileña, y luego porque tenemos los mejores indicadores de España y mejoramos mucho las estadísticas y la visibilidad que damos al exterior en cuanto a servicios y en cuanto a excelencia sanitaria. Entonces, yo no lo entiendo y me enfado muchísimo porque al final podemos perder vidas con estas tonterías.