Pradales será lendakari
El PSE salva al PNV pero Bildu obtiene su mejor resultado con la ayuda de Sánchez
Ambos partidos empatan a 27 escaños tras un recuento agónico cuyo final será la reedición del pacto entre nacionalistas y socialistas. El candidato de Bildu proclama el inicio de «una nueva época»
Se llamaba Antonio Velasco Benito, era salmantino, guardia civil y murió el 21 de abril de 1984, tiroteado a las puertas del Palacio de Justicia de Bilbao. Tres etarras le descerrajaron seis tiros en la cabeza y en las piernas desde un coche en marcha. En el cuadragésimo aniversario de su asesinato, Bildu obtuvo este domingo un resultado histórico en las elecciones más reñidas del País Vasco. El mejor de toda la sombría trayectoria de la izquierda abertzale con sus sucesivas siglas.
El partido de Arnaldo Otegi empató a 27 escaños con el PNV durante un recuento agónico en el que Bildu estuvo por delante largo rato. No obstante, la candidatura de Imanol Pradales ganó en votos por casi tres puntos. La razón está en que Vizcaya, su bastión, es también la provincia más poblada. En eso y en que canalizó el voto del miedo y/o del rechazo a Bildu.
La paradoja de este domingo es que Pedro Sánchez ha engordado a Bildu y el PSE ha salvado al PNV. Los peneuvistas respiraron con alivio al ver el resultado de los socialistas, con los que seguirán gobernando en coalición al rebasar entre ambos la mayoría absoluta. La candidatura de Eneko Andueza obtuvo 12 escaños, dos más que en 2020. Su resultado es más remarcable teniendo en cuenta que se produce con el PSOE a la baja en casi toda España. Salvo en el País Vasco y Cataluña. Que son, también, las únicas dos comunidades con una opinión pública mayoritariamente favorable a la ley de amnistía.
Había muchas dudas sobre el resultado de las elecciones y el posible sorpasso de Bildu, pero muy pocas sobre los pactos posteriores. Ahora ya no hay ninguna. Al no imponerse Bildu ni siquiera en escaños, los de Otegi no tienen auctoritas para pedir a Sánchez que se piense siquiera hacer a Pello Otxandiano lendakari. Lo que sí dejó claro Andueza en su primer mensaje fue que hará valer el peso del PSE en el futuro Ejecutivo, puesto que en el anterior la correlación de fuerzas era de 31-10, a favor del PNV. «Los socialistas volvemos a ser decisivos en Euskadi. Seguiremos trabajando para mejorar la vida de la gente», se felicitó el presidente del Gobierno en la red X.
Al PP no le servirá de nada haber pasado de seis a siete diputados, puesto que su aspiración era ser necesario para la gobernabilidad de esta legislatura, y no lo será: nacionalistas y socialistas se bastan. Finalmente, el crecimiento de los populares no fue a costa del escaño de Vox, puesto que lo conservará. Y Sumar salvó la honra al lograr representación en el Parlamento de Vitoria, puesto que Yolanda Díaz ya se veía fuera, como en Galicia.
Un punto de inflexión
Aunque aparentemente no haya nada nuevo en el País Vasco a partir de este lunes, los resultados de estas elecciones han mostrado en toda su crudeza un cambio de tendencia. El PNV perdió este domingo cuatro escaños, fruto de un importante desgaste, aunque el buen resultado de los socialistas le ayudara a enmascararlo. Y Bildu ganó seis y fue la fuerza con más representación parlamentaria en Guipúzcoa y Álava.
Un resultado que, a juicio de la izquierda abertzale, activa la cuenta atrás hacia el primer lendakari de Bildu dentro de cuatro u ocho años. Y, si se cumple la profecía de Otegi, será con ayuda de Sánchez. «Estamos entrando en una nueva época. Hace cuatro años había una fuerza hegemónica. Hoy la izquierda soberanista está en el centro del mapa político. Vamos por muy buen camino y avanzando rápido. Hoy hemos dado un paso de gigante. Son los mejores resultados que ha obtenido la izquierda soberanista en toda su historia», se felicitó Otxandiano ante la militancia de Bildu, enfervorecida.
Bildu ha crecido nueve escaños y más de 11 puntos desde que Sánchez está en la Moncloa. En las elecciones de 2020, celebradas en el primer verano de la pandemia, pasó de 18 a 21 diputados. Medio año antes, el PSOE lo había convertido por primera vez en su socio de investidura y de legislatura. En las de este domingo, de 21 a 27 diputados. Entre medias, Sánchez le permitió escribir la Ley de Memoria Democrática y la Ley de Vivienda, dos de las normas señeras de la pasada legislatura.
El otro cambio resulta aún más evidente. En un parlamento de 75 escaños, el soberanismo sumará 54 esta legislatura, casi tres de cada cuatro. Y ello a pesar de que, en las sucesivas encuestas, los vascos se declaran mayoritariamente contrarios a la independencia y satisfechos con el nivel de autogobierno.
En sus acuerdos de investidura, tanto el PNV como Bildu arrancaron a Sánchez el compromiso de abrir la «agenda plurinacional». Es de prever que ambas formaciones quieran pasarle esa cuenta pendiente al presidente más pronto que tarde, amparándose en el mandato del pueblo vasco.
Ahora a Sánchez le toca centrarse en las elecciones catalanas, que son las realmente trascendentales para su Gobierno. Carles Puigdemont ya le ha amenazado con apretar el botón rojo de la legislatura si se le ocurre dejar a Junts sin gobierno.