El escenario postelectoral
Otegi blinda su rentable pacto con Sánchez con un movimiento estratégico
Bildu renuncia a plantear siquiera al PSE una alternativa de izquierdas que sumaría 40 escaños, a pesar de haber empatado a escaños con el PNV. «No merece la pena», señala su candidato
El diario Gara, el boletín oficioso de Bildu, titulaba este lunes a toda portada: «Empate histórico». Un poco más abajo se felicitaba de que las elecciones vascas hayan dejado una «suma alternativa de izquierdas» de 40 escaños. Los que tendrían Bildu (27), el PSE (12) y Sumar (1) si llegasen a un acuerdo.
En efecto, este lunes de resaca electoral Arnaldo Otegi podría haber comparecido desde la sede de su partido en San Sebastián –donde reunió a su ejecutiva– para, al menos, reivindicar esa mayoría alternativa de izquierdas y declararse en condiciones de hacer una oferta al PSE, dado el empate a 27 escaños. Aunque supiese de antemano que Eneko Andueza ya había elegido al PNV.
Sin embargo, el líder de Bildu renunció a estorbar siquiera a Pedro Sánchez, con una sumisión tan sorprendente como estratégica. Puesto que con ello blindó su pacto oculto con Sánchez; o «pacto encapuchado», como lo llama Alberto Núñez Feijóo. El líder de la izquierda abertzale nunca ha escondido que quiere a Sánchez en la Moncloa cuanto más tiempo mejor.
En esa comparecencia, Otegi puso sobre la mesa que 40 de los 75 parlamentarios salidos de las urnas del domingo están «a la izquierda de las políticas que han planteado estos gobiernos durante los últimos años», y ahí se quedó.
«No merece la pena»
Horas antes, en una entrevista en Radio Euskadi, su candidato había anunciado que no valía la pena intentar convencer a los socialistas. «Yo creo que su posición (la del PSE) es clara, y no merece la pena tratar de modificar su posición, porque no se va a modificar. El PSE el único escenario que manejaba era reeditar el Gobierno de coalición con el PNV. No hay cambio en ese sentido», reconoció Pello Otxandiano.
En esa entrevista, Otxandiano recordó que para Bildu la mirada tiene que ser «larga». «No tenemos especial ansia», añadió. Y en esa misma idea incidió Otegi por la tarde, que llamó a los suyos a seguir teniendo «toda la tranquilidad y paciencia del mundo». «No tenemos prisa porque vamos muy lejos», añadió.
¿Cómo de lejos? Como ha venido contando El Debate, Bildu aspira a tener el apoyo del PSE dentro de cuatro años. El relevo de Otegi por Otxandiano como candidato es una apuesta a medio plazo, mientras el primero sigue y seguirá manejando los hilos de la coalición abertzale, dominada por Sortu.
La renuncia de Bildu a poner a los socialistas en el más mínimo aprieto encaja con la estrategia que ha venido desplegando desde la moción de censura contra Mariano Rajoy: puede sacar más de Sánchez por las buenas que por las malas. La pasada legislatura, el Ministerio del Interior trasladó a las cárceles del País Vasco y Navarra a los 175 presos de ETA que quedan cumpliendo condena. Puso fin a una dispersión estratégica que duró décadas, a pesar de los más de 300 crímenes de la banda terrorista sin resolver.
A mayores, el departamento de Fernando Grande-Marlaska renunció a modificar la Ley de Víctimas del Terrorismo para multar por la vía administrativa los ongi etorris y demás homenajes a etarras si, como sucede de forma recurrente, ni la Justicia ni las administraciones los prohíben antes. Se trataba de un compromiso que el propio ministro del Interior adquirió con las víctimas en el verano de 2018.
Tras las elecciones generales del pasado julio, Bildu fue el primer partido que anunció su voto a favor de la investidura, solo dos días después: «El sí a Sánchez está garantizado. No daremos a la derecha la oportunidad de repetir elecciones», anunció el propio Otegi el 25 de julio.
Sánchez se reunió con los portavoces de Bildu en el Congreso y el Senado en el marco de las negociaciones para su investidura y anunciaron un pacto que nunca detallaron. No hubo un solo papel, a diferencia de lo ocurrido con los acuerdos con Sumar, Junts, ERC, el PNV, el BNG y Coalición Canaria. En diciembre, el PSOE entregó la Alcaldía de Pamplona a Bildu a través de una moción de censura contra el equipo de gobierno de UPN. La oposición lo consideró el primer pago de su hipoteca.
El PSE ganará peso en el reparto de las consejerías
La decisión que este lunes tomó Bildu amansa del todo las aguas vascas para Sánchez. El PSE seguirá gobernando con el PNV, e incluso ganará peso en el reparto de consejerías. La legislatura pasada, los nacionalistas aportaban 31 escaños a la coalición y los socialistas 10. En ésta, la proporción es de 27 a 12 diputados. Y desde ahí esperan los socialistas vascos contrarrestar cualquier intento de colar en la agenda política la plurinacionalidad o la autodeterminación (el soberanismo copa 54 de los 75 escaños).
«Tenemos experiencia. Yo ya he estado en estas negociaciones tres legislaturas, los interlocutores somos viejos conocidos y espero que lo sabremos hacer», señaló ayer el presidente del PNV, Andoni Ortuzar. Por otra parte, la dependencia del futuro lendakari Imanol Pradales del PSE en el País Vasco encadena a los nacionalistas vascos a Sánchez en Madrid. De ahí que, este lunes, en Ferraz y la Moncloa hicieran lecturas tan positivas de la velada, antes de zambullirse de lleno en la harina catalana.
Porque tampoco el escándalo de corrupción que estalló en febrero en torno a Koldo García ha penalizado lo más mínimo a Andueza. Este lunes, durante una reunión de la Ejecutiva del PSOE, el jefe de filas de los socialistas alabó el trabajo del candidato socialista sobre el complejo terreno vasco.