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Fresco de resonancias mitológicas en el Palacio de Knossos

Fresco de resonancias mitológicas en el Palacio de Knossos

Creta, la isla de Artemisa y los secretos de su gastronomía

La herencia del mundo antiguo es visible en la buena cocina tradicional del presente

Al este del Mediterráneo, aislada y gozosa, bañada por aguas azules y profundas se encuentra Creta. Más que la cuna, la representación de la dieta del Mediterráneo. Saludable y de corrientes frescas, vientos con aroma a mar dan forma a un bellísimo paisaje. Playas, aguas de un azul generoso y recóndito bañan las costas que dan paso a una arquitectura de blanco deslumbrante y recovecos repletos de color.

El Palacio de Knossos, residencia legendaria del fabuloso rey Minos representa el compendio de la leyenda, de la historia y de una forma de vivir en la que la alimentación tenía un papel fundamental. La isla de los palacios, a pesar de su pequeño tamaño, albergaba estructuras de este tipo que agrupaban hace cuatro mil años a una rica población. Los palacios disponían de zonas de producción de aceite de oliva y vino, de silos para guardar los productos cultivados y eran funcionales a la vez que muy hermosos.

Palacio de Knossos

Palacio de Knossos

Fantásticas pinturas de brillantes colores dan vida a las ruinas plagadas de turistas en plena temporada: frescos de delfines, de toros y volatineros, de pescados reales y mares cercanos, crean una auténtica ventana por la que asomarnos a ese mundo casi soñado. La primera civilización del Egeo tenía ciudades bien estructuradas y casas con comedores para disfrutar del banquete. Comidas aliñadas con la brillante grasa mediterránea, el aceite de oliva de primera prensa, aromático y dorado; panecillos bien formados y blandos, guisos de lentejas y habas y un sinnúmero de plantas aromáticas y hortalizas daban origen a una cocina que no nos sorprendería si la consumiéramos hoy. Los frutos secos completaban la dieta, y también las frutas frescas y las frutas deshidratadas, higos y pasas. También repostería de hojuelas fritas y sumergidas en miel, y distintas variedades de vinos para alegrar el banquete.

Queso feta

La herencia del mundo antiguo es visible en la buena cocina tradicional del presente, en platos como los dolmadakia, las hojas de parra rellenas, también en la abundancia del aceite de oliva aromático y dulce. En los abundantes quesos, especialmente bueno el feta; incluso en los milenarios vinos de retsina y el más potente raki, en los espléndidos pescados y mariscos frescos de verdad, y en platos de cocina como las empanadas de todo tipo, los pastelillos de miel y en el café, un delicioso café helado al final, para dejarnos exhaustos

Sentada al atardecer en una cala cretense veo cómo el mar lame una y otra vez las costas. Se percibe un aroma lejano a brasas y algo huele a miel. La atmósfera está impregnada de un silencio que sólo rompen algunas aves. A la vez de esta placentera experiencia, tengo presentes las inquietantes noticias de incendios en toda Grecia y en cómo, si nos descuidamos, haremos desaparecer este maravilloso mundo que nos acoge. El pasado todavía se refleja en los restos de los palacios de columnas rojo oscuro, y el presente inquietante pierde sentido cuando uno se aleja de todo. Sólo los buenos platos de Creta y el mar son hoy una sinfonía agradable de vivir. Artemisa, la diosa de la caza, de las mujeres, de los animales, de la naturaleza, aún sigue presente en esta maravillosa isla.

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