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vestido de maragata

Dibujo antiguo de la feria de Sevilla

Moda

Un error de estampación dio lugar al traje de gitana

Curiosidades del único vestido regional que cambia con la moda

El traje de gitana o faralaes, nació hacia la mitad del siglo XIX en la feria del ganado de Sevilla. Lo que desde fin de siglo se convirtió en el vestido oficial para las fiestas andaluzas, fue fruto de la escasez de materiales y de los errores o taras en la elaboración de los tejidos. Veamos.

Las gitanas y las mujeres de pequeños agricultores y ganaderos se engalanaban lo mejor posible para acudir a las ferias del ganado con sus maridos y ayudarles en los menesteres de presentación y limpieza de animales, mientras ofrecían alguna vianda a los tratantes que acudían.

gitana

gitana

Esas mejores galas eran o bien batas con volante bajo o bien vestidos tipo maja, ya algo pasados de moda en 1850, con volantes y encajes. El problema es que contaban para la elaboración de sus vestidos con telas de deshecho, piezas de tejido descartadas por estar despintadas o decoloradas con manchas desteñidas o de distintos colores.

En definitiva, con tejidos que llegaban a sus manos por poseer errores de estampación. Estas manchas en los tejidos de algodón, normalmente más claras que el fondo del tejido, parecían vistos desde lejos lunares de distintos tamaños y tonalidades. Para disimular las manchas se les añadían incluso más lunares pintados a mano o zurcidos. A menudo se acompañaban de flecos y mantones. Las mujeres, a menudo de etnia gitana, colocaban sus largos cabellos con arte utilizando peinetas y flores de distintos colores.

Cuando las señoras de la burguesía local vieron estos graciosos atuendos de manchas redondas tan salerosamente aliñados de accesorios, hicieron acopio de vestidos similares para sucesivas ferias de ganado, eso sí, con telas impresas con lunaritos en blanco o tonos contrastados, con volantes bien pertrechados y accesorios pensados ad hoc. Incluso la Emperatriz Eugenia de Montijo, granadina y muy presumida, llegó a acudir a alguna de las ferias con sus propios modelos de lunares y volantes. Como tantas veces en la historia, la moda subió de la calle a los salones de té.

traje

Familia del torero gitano. Ignacio Zuloaga (1903, Hispanic Society). Óleo sobre lienzo

El traje de gitana adquirió su forma definitiva entre 1895 y 1920, convirtiéndose en atuendo oficial de Andalucía a partir de los años 30, incluyendo el mantoncillo, las flores en el pelo, los aros y las peinetas. Fue la feria Iberoamericana de 1929 en Sevilla la que oficializó y confirmó su éxito. Siempre favorecedor pero discreto y recatado, permitía bailar y moverse, estaba hecho en algodón y no se arrugaba con facilidad.

Muy rápido el traje de gitana se convirtió en un motivo de cambios y actualizaciones, lo que lo convirtió probablemente en el único traje regional sujeto a modas y estilismos renovados. Y así, hasta ahora. Las andaluzas renuevan su repertorio de vestidos anualmente para no quedarse antiguas, añadiendo algún modelo nuevo. Se modifican el corte, el número de volantes, los tipos de escote, mangas, motivos, tejidos y colores.

Este atractivísimo traje regional femenino se ha hecho famoso en el mundo, siendo en ocasiones un símbolo de España muy reconocible, al menos bastante más que el vestido de maragata o el traje de baserritarra vasco, difíciles de diferenciar de otros en varias zonas de Europa. El traje de gitana ha inspirado además a muchos creadores de moda en las últimas décadas, siendo retomado en colecciones de Yves Saint Laurent, Valentino, John Galliano, Dolce & Gabbana o Christian Lacroix.

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