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Teresa BerganzaWikipedia

Teresa Berganza y su excelente guardarropa

La mezzosoprano madrileña es homenajeada con una exposición sobre su vestuario

«Teresina, troppo tardi, no canto più la Norma», le dijo María Callas a Teresa Berganza por teléfono cuando la madrileña se animó por fin a participar con la artista de origen griego en Norma, la famosa ópera de Vincenzo Bellini. Y es que la Berganza fue siempre exigente consigo misma, tanto en cuanto a sus aptitudes vocales como en la rectitud de sus hábitos y en su excelente guardarropa.

Una muestra de ese vestuario privilegiado que Teresa Berganza se ocupó de tener es motivo de exposición en Madrid durante estos días. «Dunque io son … la fortunata!» (Entonces soy yo la afortunada en español) es la famosa frase de Rosina, interpretada tantas veces por Berganza, en un aria de El Barbero de Sevilla, de Gioachino Rossini.

Comisariada por Román Padín Otero, la exposición homenaje cobra aún más sentido cuando se recuerda que fue Lola Rodríguez Aragón, fundadora de la Escuela Superior de Canto de Madrid, la profesora e impulsora de la carrera de Teresa Berganza, quién le otorgó conocimientos y valor para enfrentarse a importantísimos papeles dentro y fuera de España.

Muestra de la exposición de Teresa Berganza en MadridExposición

Berganza, una mozartiana que también adoraba y dominaba la obra de Monteverdi y de Rossini, paseó su voz por la Scala de Milán, el Covent Garden de Londres, la Ópera de Viena o el Metropolitan de Nueva York. Antes de formarse en el bel canto estudió piano, armonía, música de cámara, órgano y cello en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, finalizando con premio extraordinario. Cantó Las bodas de Fígaro y el Barbero de Sevilla de Tel-Aviv a Glyndebourne, de Dallas a Salzburgo. Y Carmen, desde Milán a Edimburgo. Su repertorio de Zarzuela, incalculable: Agua, azucarillos y aguardiente para empezar en 1952, El puñao de rosas en 1954, la rosa del azafrán en 1957, Luisa Fernanda en 1967, los claveles en 1973 y el gato montés en 1992, por nombrar algunos.

Muestra de la exposición sobre Teresa Berganza en MadridExposición

Conocida mundialmente, madrileña hasta la médula y con frecuencia de vacaciones en Alicante, Teresa Berganza era menuda en estatura pero potente de voz y carácter. Muy detallista y presumida, se ocupaba con esmero de su apariencia: maquillaje, peinado y vestuario, buscando entretener al público con vestidos que mereciesen la pena.

La exposición mostrará piezas como el vestido de encaje negro obra de Caruncho que estrenó en los comienzos de su carrera en los años 50, un modelo goyesco de Inés Higuera de los años 70 que llevó con frecuencia a sus zarzuelas e incluso protagonizó la portada de un disco, un precioso modelo que Christian Lacroix elaboró para ella en 1989 con motivo de la inauguración de la Opera de la Bastille en París o un atuendo rojo que en Azzaro le prepararon para su estreno en el Teatro Colón de Buenos Aires en 1997, un modelo que contaba con el típico «tontillo» español, una suerte de cancán a lo ancho también denominado guardainfante o verdugado.

Imagen del concierto de apertura en honor a Teresa Berganza en el Teatro BauerEscuela Superior de Canto de Madrid

Otros vestidos de su colección eran obra del cordobés Elio Berhanyer, que elaboró para ella preciosas túnicas. O de Saint Laurent, de Courrèges, Pierre Cardin o Guy Laroche, ya que Teresa aprovechaba sus tournées de canto para visitar los grandes talleres de París y Milán.

Teresa Berganza, organizaba su guardarropa cual reina o estrella rutilante del antiguo Hollywood: todas las fechas con el uso de cada atuendo estaban anotadas en sus agendas para tal propósito, con el fin de repetir poco en la misma obra o el mismo lugar. Todo un detalle de consideración para su público, un público para el que esta ganadora del premio Príncipe de Asturias de las Artes y miembro de número de la Real Academia de las Bellas Artes de San Fernando en Madrid, aún no ha encontrado sustituta. Un concierto de apertura en honor a Teresa Berganza tuvo lugar este viernes a las 19:30 en el Teatro Bauer, en la calle San Bernardo, preludio de la acogida de la exposición que del 1 al 31 de marzo se mostrará en la Escuela Superior de Canto de Madrid.