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02 de julio de 2024

El nuevo Duque de Westminster y su esposa, Olivia Henson

El nuevo Duque de Westminster y su esposa, Olivia HensonGTRES

Los Westminster: una boda de estilo rancio y retro

La novia fue la estrella brillante de la ceremonia

El nuevo duque de Westminster, que está desmantelando sus propiedades españolas, ha decidido casarse en la Catedral de Chester con su novia de hace dos años, Olivia Henson. Su boda, que se esperaba fastuosa y elegante, ha decepcionado por el guardarropa de los asistentes, que parecía salido de las bodas británicas a inicios de los años 80. Otra muestra más de que las británicas no son, salvo honrosas excepciones, las más elegantes de Europa ni de lejos, si bien ellos sí que gozan de la mejor sastrería del mundo.

Desgranamos algunos de los estilismos:

La novia fue el punto y aparte de la boda. Discreta pero original, porque ambas cosas son posibles. La ya duquesa de Westminster escogió un delicado modelo con escote alveolado con blonda, actual, juvenil y muy poco habitual.

Olivia Henson, a su llegada al enlace

Olivia Henson, a su llegada al enlaceGTRES

Las mangas francesas contaban con un puño bordado muy delicado. Diseñado por la británica Emma Victoria Payne en satén marfil, contaba con una cola desmontable de dos metros que –valga la redundancia– casi se desmonta a la entrada del templo con el aire.

El velo contaba con bordados de la abuela de la novia y lo coronaba una tiara de hojas de mirto de Fabergé creada para los Grosvenor en 1906 que acompañó con unos pendientes de perlas y brillantes discretos.

Olivia Henson coronó su estilismo con una histórica tiara de hojas de mirto de Fabergé fechada en 1906

Olivia Henson coronó su estilismo con una histórica tiara de hojas de mirto de Fabergé fechada en 1906GTRES

Como curiosidades, el vestido de la novia llevaba un escote trasero con una gran abertura en forma de almendra poco usual que en ella no quedó atrevido pero que de otro modo no hubiese sido especialmente elegante. El bache visual fueron unos zapatos azul oscuro de raso con un enorme lazo, extremadamente poco adecuados con un atuendo tan virginal, ya que se veían de lejos cual botas militares bajo manto blanco.

La novia acertó con su estilismo, excepción hecha de los zapatos

La novia acertó con su estilismo, excepción hecha de los zapatosGTRES

La mujeres de la familia Grosvenor fueron las mejor vestidas del evento. La madre, de fucsia, las tías, de salmón, de flores y de rojo, fueron actuales, favorecidas, sobrias e incluso conjuntadas. Pero ahí paró la lista de las mejor vestidas de esta boda.

La madre, de fucsia, las tías, de salmón, de flores y de rojo, fueron actuales, favorecidas, sobrias e incluso conjuntadas.

La madre, de fucsia, las tías, de salmón, de flores y de rojo, fueron actuales, favorecidas, sobrias e incluso conjuntadasGTRES

Eugenia de York, que cada vez va mejor y se ha dado cuenta de que los vestidos y tocado monocolor quedan más discretos, lució no obstante un vestido plisado verde suave con un top de acabado en punto que marcaba el efecto «Playtex» de su mostrador. Con un tocado y unos zapatos estupendos, acertó bastante.

Una invitada dentro del grupo de los testigos eligió un vestido con tejido de motivos asiáticos e incluso con sombrero de plato: excesivamente interpretada, le faltaron los calcetines blancos sobre las sandalias de madera para acudir a una fiesta de disfraces.

Eugenia de York eligió un vestido plisado verde suave con un top de acabado en punto

Eugenia de York eligió un vestido plisado verde suave con un top de acabado en puntoGTRES

Las invitadas, abusando de zapatos tipo salón recuperado de los armarios ochenteros de sus madres abusaron de medias blancas y vestidos de gran vuelo en tonos pastel. Hasta las damitas de honor iban destartaladas. El ejemplo del rancio estilismo presente lo representó muy bien la dama de honor que recogía y colocaba la cola y el velo de la novia. La imposible misión mostró a una leal y esforzada amiga que semblaba un cruce entre las mujeres de las sectas mormonas de Utah, con sus zapatones y vestidazos de vuelo hasta el suelo al inclinarse, y el peinado y accesorios, medias blancas incluidas, de las peor vestidas a la boda de Diana y Carlos en 1981.

Como decía Coco Chanel, la elegancia no requiere de muchos recursos monetarios.

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