Gastronomía
Ocho platos imprescindibles para celebrar el nuevo año chino
La cocina china, como sucede con todas las gastronomías, es un reflejo de su cultura
¿Mágico, trascendente, especial? Sí, de alguna forma el año ha empezado diferente, agitado y enfebrecido. Pero en el mundo globalizado este inicio que celebramos hace poco más de un mes no ha sido el único, debemos estar atentos a otras culturas que tienen sus propios comienzos de año, y uno de ellos inicia su andadura el diez de febrero.
Porque en China, este año será el año del dragón, celebrado por muchas comunidades chinas en todo el planeta. Y como todos los banquetes, en todos los tiempos y en todas las culturas, la comida es el eje de la celebración.
La cocina china, como sucede con todas las gastronomías, es un reflejo de su cultura: compleja, repleta de símbolos ancestrales uno sobre otro, como en capas que se superponen, y cuyos ingredientes representan expectativas, deseos, salud, riqueza, plenitud, mejora… Entre todos los platos posibles se eligen algunos para esta celebración, que recoge todas estas perspectivas para el año que entra.
Más cuando es el año del mitológico dragón, el símbolo de la cultura china por excelencia, la criatura sagrada que lleva consigo la prosperidad, la sabiduría y el poder. Así que es un año que celebran especialmente, por lo que representa esa figura del dragón sabio del que se espera que reparta dones a su pueblo.
La del año nuevo es una celebración larga, dura dos semanas durante las cuales se descansa, se come bien y se cierra el nuevo ciclo con la arcaica y alegre Fiesta de los Faroles, cuya celebración arrancó en la dinastía Han (206 a.C. al 25 d. C), así que podemos decir que ya ha cumplido los dos mil años. Nada es nuevo en esta cultura, nada es casual, nada es obra del azar, conozcamos un poco mejor a una civilización cuya presencia y peso en el mundo es cada vez mayor.
En cuanto al menú del año nuevo, como todas las comidas chinas festivas, se celebra sirviendo varios platos, todos con un significado particular que, en definitiva, busca los mejores augurios para el nuevo tiempo. Veamos algunos de ellos:
El primero de los platos para el año nuevo son los dumplings, que, rellenos de cualquier cosa sabrosa, son símbolo de riqueza para el año nuevo. Mientras más se comen y más piezas hay en la mesa, mucho mejor para los nuevos tiempos. Van preñados de gambas, verduras, pollo o ternera, y pueden servirse hervidos, fritos o incluso horneados.
El segundo de los platos son los noodles de la longevidad. Unos fideos larguísimos que proporcionarán buena suerte y felicidad, y que nadie debe cortar ni casualmente, lo que se convertiría en un funesto presagio. Se sirven en un plato con su caldo y guarniciones.
El plato fuerte es un pescado, se puede elegir casi cualquiera siempre que se sirva hervido, y acompañado posteriormente de bonitas guarniciones y salsas que aportan mucho sabor. La palabra pescado, en mandarín suena casi igual que «abundancia», ahí tenemos su significado: buena fortuna para el año nuevo.
No podían faltar rollitos primavera, cuyo significado es «riqueza», un símbolo que se repite con constancia entre los deseos para el año nuevo. Los rollitos llevan rellenos de todo tipo, y como los dumpling, son variados: verduras y carne principalmente, que se mojan en salsas que aportan ese gozoso umami característico. También se elaboran en variedades dulces, menos habituales en Occidente. Su color dorado después de la fritura es un auténtico signo de prosperidad.
También se presenta un pollo entero, con cabeza y patas incluidas, que significa suerte y unidad, prosperidad en lo material. Tradicionalmente se asa o brasea, adobándose con jengibre y soja, que aportan un sabor característico y suculento a la carne.
Ya en el apartado de los postres tenemos bolitas dulces de arroz, una metáfora de unidad, armonía y concordia. Conceptos que representan a la familia, la dulzura de la vida y la cohesión. Una bella alegoría de todo lo humano.
Un pastel de arroz glutinoso, que es la típica golosina del año nuevo, elaborado además con azúcar, castañas, dátiles y hojas de loto. En realidad, este pastel se consume en muchas fiestas y ceremonias, pero en año nuevo tiene un significado especial que representa la mejora de año en año, el progreso.
Y para finalizar el menú, se sirve un plato con mandarinas, naranjas o pomelos, o un poco de cada variedad de estos cítricos dorados. La clave para comprender su elección es, por una parte, la esfera, la unidad; por el otro lado es fundamental el color, el dorado que simboliza la realeza, el poder, la riqueza y la sabiduría. Así que estas frutas se suelen tomar en abundancia, porque proveerán según la tradición china la seguridad de la riqueza.