Vete de mi parte
Pulpería Rial, parada obligatoria en Padrón
Situado en una coqueta plaza, este restaurante-bar-taberna es un desfile continuo de padroneses y visitantes que buscan buen ambiente y buena comida
La villa de Padrón es parada obligada de todos los caminos que llevan a Compostela. En la Iglesia Parroquial se conserva el pedrón, la gran piedra a la que se ató la barca que trajo los restos del Apóstol Santiago desde el puerto palestino de Haffa hasta el puerto de Murgadán en Iria Flavia, que así se llamaba Padrón en tiempos de los romanos.
Las figuras de Rosalía de Castro y Camilo José Cela nos recuerdan, en el precioso paseo del Espolón, a los dos hijos más ilustres de la villa del Sar. Padrón es un pueblo hermoso y muy tranquilo, es un placer pasear por las calles de piedra de su casco viejo, visitar su Jardín Botánico, subir al monte Santiaguiño, donde predicó el Apóstol, vivir un domingo de gran mercado, visitar la casa de Rosalía o acercarse a Herbón, una aldea perteneciente al ayuntamiento padronés y a un tiro de piedra del pueblo, donde nacen y se hacen mundialmente famosos los pequeños pimientos verdes, esos que uns pican e outros non. Y los que mejor preparan los pimientos de Padrón son mis amigos José y Lydia de Pulpería Rial. Situado en una coqueta plaza, este restaurante-bar-taberna es un desfile continuo de padroneses y visitantes que buscan buen ambiente y buena comida.
El pulpo es la estrella de Pulpería Rial, como es lógico. Dicen los expertos que el sabor final del buen pulpo tiene mucho que ver con la cantidad que se cocina. Por eso en Rial el pulpo está delicioso, porque no paran de salir raciones de su cocina recién reformada. Lo puedes pedir á feira y a la brasa, pero a mí, particularmente, me sigue gustando la primera opción, porque creo que es la que mejor potencia la categoría de este manjar único.
Pide luego una ración de pimientos de Padrón recién hechos, todavía calientes de buen aceite, muy bien fritos, que no cocidos, complemento ideal, por ejemplo, para una buena ración de xoubas, ese milagro rianxeiro que solo puedes encontrar por esta zona y de las que no te vas a olvidar fácilmente. Para terminar, una carne ó caldeiro, con sus pataquiñas cocidas, para apreciar en toda su intensidad, la textura, la fuerza y la jugosidad de la carne de esta tierra fecunda y múltiple.
Se me olvidaba otro bocado inevitable de Rial, la empanada de maíz, un homenaje a la harina de este humilde cereal, que, mezclado con berberechos o con otros ingredientes, es una bendición del cielo. Vete a Pulpería Rial de mi parte cuando vayas a Padrón, porque tienes que ir si de verdad quieres completar el jubileo. Te lo recuerda el dicho popular: o que vai a Santiago e non vai a Padrón, ou fai romaría ou non.