Fundado en 1910
La Mañueta

La Mañueta

Churrería La Mañueta, historia navarra de emoción y sentimiento

El aceite de oliva y la leña son el secreto de su artesanía, porque solo desde el cariño y la alegría con la que los «Elizalde» miman cada una de las roscas podría nacer un producto que seduce a los sentidos

Hoy no les hablaremos de restaurantes, pero sí de gastronomía, de un lugar mágico en el que reina la artesanía de la emoción y el sentimiento, una casa en la que todos caben, en la que todos son bienvenidos, un relato que comienza con una cuenta atrás 1 de Enero, 2 de Febrero…. 6 de Junio, 7 de Julio y San Fermín, una historia viva, de ayer y de hoy, una parte para siempre de todos los que nos acercamos a Pamplona, al número 8 de la calle La Mañueta…. Un sencillo y encantador lugar que respira vida en cada uno de sus rincones y que nos reconcilia con el ser humano, para entregarnos lo mejor, para decirnos que la vida está para abrazar la alegría y la felicidad.

La Churrería La Mañueta, la casa de Paulina fundada en 1872 por Juan Fernández Calero, el abuelo de Paulina, alberga entre sus paredes un tesoro gastronómico, allí encontrarán los mejores churros que puedan probar en la vida. Inicialmente en la calle Curia de Pamplona hasta que en 1890 se trasladó a su actual ubicación. A punto de cumplir 150 años de historia, esta churrería que abre cada San Fermín y los domingos de Octubre es un lugar de peregrinaje para todos los amantes del desayuno. El aceite de oliva y la leña son el secreto de su artesanía, porque solo desde el cariño y la alegría con la que los «Elizalde» miman cada una de las roscas podría nacer un producto que seduce a los sentidos, alegra el alma y pone en fiesta la vida. Paulina, la dueña del local, a la que se le impuso el primer pañuelo de honor de Pamplona, ha inculcado a sus hijos, a sus nietos una pasión de vida que viene regalando desayunos desde hace más de un siglo.

Churros La Mañueta

Churros La Mañueta

Cuando el alba empiece a seducirnos, cuando los últimos de la noche se junten con los primeros de la mañana, cuando los miuras aguarden su camino hacia la plaza de toros y cuando los mozos se calcen las zapatillas para guiar a los toros desde la cuesta de Santo Domingo hasta el coso taurino , los Elizalde madrugarán cada día de San Fermín para desplegar su magia. La leña estará preparada, el fuego comenzará a embelesarnos y el aceite subirá de temperatura hasta hervir. En el corazón del casco antiguo de Pamplona, la masa acariciada con el ingrediente secreto de la alegría, de los que saben entender la vida, de los que comprenden que es una estación para disfrutar y compartir, se deslizará hasta los calderos para que los fogones la pinten de color dorado. En este lugar en el que se respira el recuerdo y la emoción, por los que están , por los que se han ido y por los que vendrán, nacerán las roscas de churros más exquisitas que puedan probar. Una vez entren sepan que nunca más podrán olvidar estos churros, porque son mucho más que un mero desayuno, son una auténtica filosofía de vida que enamorará su alma y pasará a ser esencia de cada uno de nosotros, para querer volver, para querer abrazar la alegría.

Un sabor distinto, de toque ahumado con notas crujientes, recubierto de azúcar que les llevará a probar uno y el siguiente, en una auténtica espiral adictiva. De 7:45 a 11 de la mañana de forma ininterrumpida , a escasos metros de la Estafeta mientras los morlacos cruzan a velocidad de vértigo y chocan con toda su bravura con la mítica curva del encierro sanferminero, los fogones de La Mañueta estarán en ebullición en una producción continua, para hacer de la cocina de churros un auténtico arte. Si tienen oportunidad no duden en acudir a probar este tesoro gastronómico, difícil de imitar con harina dura, agua, sal, aceite de oliva y madera cortada con hacha para alimentar el fuego. Cinco generaciones que añaden el ingrediente secreto, la felicidad y el cariño con el que reciben a cada uno de los que se acercan, con el que te convierten en familia de los Fernández, de los Elizalde.

Patxaca

Patxaca

Dicen que en la Mañueta se oyen ecos de cánticos de rugby, dicen que acuden charangas que hacen bailar en la calle a una maravillosa familia, dicen que su humo sólo es aire que se desliza por nuestra piel para hacernos bailar un vals con la vida, les aseguro que allí las miradas comienzan a brillar de felicidad, las sonrisas empiezan a brotar y un elixir marida el mejor desayuno que puedan probar. Un licor irrepetible, la «patxaca» mezcla de anís y manzanas, simplemente delicioso para reconstituir las fuerzas, para enervar el sentimiento, para que gotas de lluvia se deslicen por las mejillas, en una mezcla de emoción y vida. Todo mientras degustan churros crujientes, cuidados con esmero, mientras cierran los ojos y sienten los guiños ahumados de éste manjar.

Posiblemente la Mañueta sea un homenaje a la vida, la churrería más antigua del país, con miles de kilos de leña para dorar y adorar los churros más irrepetibles que puedan probar. Acérquense a Pamplona, suban Santo Domingo, canten con el Riau Riau, vístanse de blanco, pónganse su pañuelito rojo, acérquense a la Estafeta y giren hacia La Mañueta, se enamoraran de los churros, se enamoraran de la vida. Si tienen la suerte de encontrar a Fermín Elizalde, sepan que habrán encontrado la esencia de Pamplona. Va por ti Fermín, va por vosotras dos, porque los tesoros se encuentran con un poco de suerte y a la buena gente uno sólo puede quererla y disfrutarla cada día de su vida.

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