La bicicleta, cumbre culinaria

El sueño de Cris y Edu, convertido en majestuosa realidad culinaria… Imaginen un restaurante en el que les harán sentir como en casa, con un trato exquisito e insuperable, imaginen un espacio gastronómico con una proyección infinita, con vocación para alcanzar algún día tres estrellas Michelin, una casa de comidas sublime que irradia belleza estética por cada uno de sus rincones…

Del sueño a la realidad en Cantabria, en Hoznayo para entender que hay «un antes y un después» de coronar en esta bicicleta culinaria una de las cumbres pirenaicas de la gastronomía, para descubrir una estrella michelín ganada en 2017 con la aspiración cercana de convertirse en el principal referente culinario de Cantabria. Comiencen a pedalear y disfruten en una experiencia culinaria inolvidable.

Los primeros kilómetros de La Escapada comienzan con aires refrescantes a través de un champán de saúco, elaborado en las cocinas de La Bicicleta para endulzar el espíritu y preparar al paladar para bocados seductores que nacen en la huerta del propio restaurante tras un recorrido por el exterior en el que observaremos la génesis de las delicias que están por llegar.

Embriagados por la belleza de cada uno de los rincones de este huerto tomaremos los primeros bocados que descansan sobre las mismas plantas como tesoros escondidos descubriendo un pepino dulce picante, un tatín de hortalizas y la quintaesencia de un merengue de brócoli con pastel de cebolla y alcaparra frita para entender que el brócoli en las manos del equipo de La Bicicleta se convierte en un manjar indiscutible destinado a enamorar al más exigente gourmet.

De la huerta a la barra para apreciar el armónico movimiento de la cocina, para que la magia aparezca tras la belleza en creaciones gastronómicas increíbles convertidas en realidad al rozar nuestro paladar. Sucesión de aperitivos de fantasía conjugando la innovación más selecta, deleitándonos con tradicionales sabores.

Idealismo culinario con una gilda de anchoa, aceituna y piparra que se degusta en cuchara con grandioso sabor a aceite, puro sabor a tortilla de patata que se presenta en forma de patata suflé rellena con tratar de atún rojo y yema curada. Bocadillo de rabas minimalista con crema de ajo y cebolla frita, obras de arte que se condensan en una imaginación infinita y en irrepetibles presentaciones con un carabinero con pil pil de ramal y huevas de trucha, con un pan chino «mantou» de costilla, rodaballo y polvorón de aceite o una locura para morir de amor con el «cigala roll» en un brioche infinito relleno de cigala, salsa holandese y gambas, homenaje al mar, culto excepcional al marisco. Acompañando estos primeros placeres un amontillado «vors 30 años» de Bodegas Tradición, joya eterna de Jerez. Crianza de 43 años por soleras, de color caoba y ribetes cobrizos, aromas a frutos secos y en boca largo y complejo, muy seco para regalar una impresionante salinidad.

De la barra a la mesa del precioso salón para rendir pleitesía al mundo marino con una vieira con colinabo, espinaca, jamón y empanadilla de su coral. Creaciones por las que merecería la pena vivir una vida entera para degustar un pase elaborado en la propia mesa. Gamba que se fusiona con cereza en un vaso frío, con pepino emulsionándose con grasa de tuétano que muestra una gamba cocinada y marcada.

Tesoro descansando en un crujiente de alga nori, guiños de cilantro y eneldo para toque anisado culminando en un crujiente hecho con las espinas de la sardina ahumada y manteca de cerdo. Pase superlativo emblema de esta cocina con la imperial sardina a la brasa sobre tartar de gamba alistado y gazpacho de remolacha. Placeres que bailan con un godello Louro do bolo de Rafael Palacios, intensidad aromática con notas de fruta blanca, buena mineralidad y untuoso con buena estructura para paso frutal y acidez perfecta.

De Galicia a Francia para alcanzar el cielo a través de un Nuits Saint Georges Premier Cru de Luis Latour, exclusivo vino de color rojo brillante con reflejos violetas, notas de cereza y especias en nariz, paradigma de elegancia en boca con toques afrutados y especiados y final aromático de notas de fruta negra madura para alumbrar el paso al majestuoso bogavante servido en dos partes con un taco especial al estilo «chili crab» y a la parrilla.

Tiempos para tierra que se presenta en forma de royal de cochinillo, pura suavidad y excelso sabor que se atempera con una tarta especial «San Marcos» hecha de hinojo y foie. Tierra y dulzura dejando caer lágrimas de felicidad con un «Altos de Enebro» de la finca La Herradura. Ribera del Duero de 2019 para presentarnos un tinto monumental envejecido 18 meses en barrica de roble, finura en nariz con notas de frutos negros y rojos, cacao, regaliz y tomillo. En boca voluminoso y con estructura, matices de ciruelas negras y mora para un final largo y persistente que nos llevará a la cumbre de la dulzura.

Alcanzando la cima un homenaje a la sensualidad culinaria y a la repostería, helado de hoja seca de higuera con sopa de ruibarbo obtenida de la propia huerta y fresas en vinagre, perlas de helado de mantequilla noisette y bizcocho de cerveza Dougals. Sumun de hojaldre hecho a mano con frambuesa y hierbaluisa. Gotas de un «Violet Lamothe» de Sauternes cosecha de 2018 y de un «Dulce Garnacha» que nos deleitará con las mieles del triunfo ciclista más ansiado en un reservado con vistas al jardín en el que se deslizarán los macaron de caléndula, las tartas de chocolate, el «lemon pie» más refrescante y las pastas de mantequilla, proclamando a los cuatro vientos que en una bicicleta se puede alcanzar el más hermoso de los cielos culinarios. .