Los escenarios del crimen de Tailandia: fiesta desenfrenada, playas exóticas y precios asequibles
Alrededor de 85.000 españoles visitaron el país en 2022 y el caso Daniel Sancho no parece poner en peligro la preferencia de los turistas por este destino
Hay quinientas islas en Tailandia, pero solo una lleva los últimos días acaparando titulares: Koh Phangan. El terrorífico asesinato del que se ha confesado culpable el español Daniel Sancho, las macabras circunstancias que concurren en el caso, las numerosas incógnitas que lo rodean y la notoriedad pública del padre y abuelo del presunto asesino, han puesto en el mapa el nombre de esta pequeña isla comparada a Ibiza por su fama de fiestera entre los europeos, principalmente, y de una cuarta parte de su extensión. Tal vez el crimen podría haber ocurrido en las Pitiusas, en cualquier otro punto de España o de Colombia, pero ha sucedido en Tailandia, paradójicamente, en el llamado «país de las sonrisas», lo que quizá haga que el contraste sea aún mayor. Escalofriante asesinato en el paraíso de la sonrisa infinita.
Para muchos españoles, Tailandia es precisamente eso, un paraíso. Una especie de paraíso asequible para muchos bolsillos donde se valora especialmente la relación calidad-precio: es imposible pensar en otro destino tan exótico y con tanta identidad propia lleno de playas paradisíacas, vegetación exuberante, con amplísima oferta de alojamiento de todo tipo, cultura, personal amable y servicial, gastronomía y ocio a precios tan asequibles. Esta es seguramente la primera razón por la que, pese a su lejanía, el país figura en el cuarto lugar entre los destinos de larga distancia a los que este verano viajan los españoles. Así se desprende de un estudio del Observatorio Nacional de Turismo Emisor, realizado entre las agencias de viajes, según el cual Tailandia solo es superado por Caribe, Egipto y Estados Unidos. Es por tanto el primer destino de Asia para el turista español.
Alrededor de 85.000 españoles visitaron Tailandia en 2022, una cifra que aún está lejos de las de prepandemia, pero que apunta un imparable crecimiento a juzgar por la recuperación de estos dos años, desde que el país abrió las puertas al turismo. La estancia media de los españoles es de 12 días y un número elevado acude en los paquetes turísticos de los grandes turoperadores, nacionales e internacionales. Esta modalidad permite, a pesar del incremento del precio de los vuelos, conseguir paquetes de dos semanas de duración por unos 1.300 euros, una cifra muy competitiva si se compara con otros destinos. La relación calidad precio es percibida como mayor teniendo en cuenta todo lo que incluyen estos paquetes: visitas culturales a palacios y exóticos templos en ciudades como Bangkong o la interesante región del llamado triángulo de oro, Chiang Rai y Chiang Mai, para terminar los circuitos por las paradisiacas playas de sus numerosas zonas turísticas más asequibles, como Phuket. El abanico de opciones de alojamiento es inmenso, sin descartar en absoluto el súper lujo y las opciones más exclusivas de alojamiento, tanto en la capital como en la jungla o en la costa o en algunas islas privadas que no tienen nada que envidiar a los mejores resorts de Maldivas.
¿Qué hacer en Tailandia con independencia del presupuesto con el que uno tenga? Las posibilidades son capaces de satisfacer los gustos más dispares: yoga y retiros espirituales, festivales de música, fiestas más o menos salvajes, opciones de sol y playa, paseos en elefante por la selva, cultura e historia, buceo, gastronomía, sin olvidar sus célebres masajes. La cara b, por todos conocida, es el turismo sexual, con Pattaya considerada la capital mundial de este tipo de viaje.
Aunque el perfil del turista español que llega al país es principalmente el de un viajero con paquete vacacional que incluye avión, traslados, hotel y excursiones, de un tiempo a esta parte ha incrementado notablemente el número de turistas españoles que compran online en España y contratan los servicios directamente y recorren el país por libre. Esta opción es la más frecuente entre los jóvenes y mochileros y a la misma ha contribuido notablemente la revolución digital: desde los portales de alojamiento, AirB&B, TripAdvisor a los cientos de blogs que dan todo tipo de consejos prácticos y todo tipo de pistas en español para quienes deciden recorrer el país por libre. Es la opción más utilizada para los numerosos mochileros que acuden de todo el mundo, número que se ha visto incrementado con los jóvenes que se toman un par de meses para recorrer Asia e incluso los nómadas digitales que se han instalado en las islas a raíz de la pandemia.
Las fiestas en la playa son un atractivo más que va en aumento en algunas zonas del país y sirve como reclamo turístico internacional. La isla fiestera por excelencia es Koh Phangan, donde tuvo lugar el terrible asesinato del médico colombiano Edwin Arrieta. Su fiesta más conocida, la que congrega un mayor número de personas, en su mayoría europeos, es la ahora tristemente célebre full moon party o fiesta de la luna llena, a la que supuestamente acudió el asesino confeso después de deshacerse del cadáver de su acompañante. Son tres días seguidos tipo «rave», similar a lo que se puede encontrar en Ibiza, con djs, horario hasta el amanecer, alcohol y más alcohol, ropa y pequeños puestos de spray fluorescente como seña de identidad de la tribu entregada a la marcha hasta que el cuerpo aguante.
La isla alcanzó notoriedad hace unos años como retiro espiritual, lo que atrajo a los primeros mochileros a esta isla de vegetación salvaje y playas de ensueño y de ahí vienen sus primeros alojamientos. Aún hoy se concentran un buen número de visitantes que optan por estas opciones. Aunque no está muy claro el origen de las Full Moon Party, fue en la década de los 80 cuando grupos de turistas empezaron a reunirse en la playa de Haat Rin y poco a poco se fue convirtiendo en un reclamo mundial. Hoy, los ferries llegan abarrotados a una isla que no tiene aeropuerto y a la que se accede desde la vecina y más turística y de más lujosas opciones Koh Samui. El filón de la luna, haya o no haya, se ha convertido en todo un gancho en una isla de tan solo 14.000 habitantes que el año pasado registró más de 100.000 visitantes, una parte importante atraídos por sus fiestas. Aunque la más concurrida es la Fool Moon Party, también se celebra desde hace unos años la Half Moon Party, en medio de la jungla y que ha llegado a concentrar hasta 30.000 personas. Y aún más reciente es la de black moon, es decir, cuando no hay luna.
600 alojamientos
La isla cuenta con unos 600 alojamientos, muy pocos de lujo y ninguna cadena internacional está presente en la isla, salvo Minor, grupo tailandés conocido en España por haber adquirido hace unos años NH. Su mejor sello Anantara está presente en Koh Phangan, en la zona más bella y tranquila de la isla, que congrega a los visitantes con planes opuestos a los fiesteros. Es la zona de Thong Nai Pan Noi, que además tiene una de las mejores playas y se encuentra a unos 45 minutos en vehículo motorizado desde la playa de Haad Rin, donde tienen lugar las célebres raves. Precisamente en esta parte de la isla se ubica el alojamiento donde pernoctaron Daniel Sancho y su pareja, y donde tuvo lugar el crimen. Se trata del hotel Haad Sala Villa, una opción con bungalows relativamente modesta pero de precios elevados si se compara con las opciones en Haad Rin, el meollo, el lugar preferido para alojarse por los que acuden al festival. Algunos alojamientos son realmente básicos que pueden llegar a multiplicar por 10 su precio los días de festival. Y no parece que ni el crimen más atroz perpetrado en la historia de esta isla festiva y pacífica pueda perturbar ni la paz de los que acuden a ella para practicar el yoga ni el carpe diem de los que acuden a ella con ganas de fiesta.