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Siete pueblos de la España vaciada que merece la pena visitar

El éxodo rural ha dejado en el limbo del turismo a grandes joyas españolas que destacan por su naturaleza paisajística, su riqueza cultural y su serenidad innata

Cristina Blanco Vázquez
Cristina Blanco Vázquez

Madrid Actualizada 04:30

Ponte Maceira

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Ponte Maceira (La Coruña)

Perdida entre los bosques gallegos, Ponte Maceira se alza como un refugio de silencio con apenas 70 habitantes. Es paso obligado en el Camino marítimo de Santiago uniendo la ciudad del Apóstol Santiago con Fisterra. La aldea se encuentra en la parroquia de Portor, perteneciente al municipio de Negreira y se abraza a las orillas del río Tambre, sobre el que está construido el puente románico más conocido de la zona. Entre sus construicciones arquitectónicas más destacadas, está también el pazo de Baladrón, con jardines, palomares y hórreos impresionante. Sin olvidar, el mítico cruceiro que preside cada localidad gallega.

calaceite

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Matarraña (Teruel)

El Matarraña, conocido como la 'Toscana española', esconde auténticos tesoros artísticos y naturales. Sus pueblos conservan de tal forma su aire medieval o renacentista que al pasear por ellos sentirás estar en otra época. La Fresneda, Ráfales, Valderrobles, Calaceite, Fuentespalda, Cretas o Cretas son algunas de las joyas artísticas-arquitectónicas que merece la pena visitar. Por si fuera poco, su espectacular paisaje, que se puede descubrir en coche, caminando o en bicicleta, compite tanto como el conjunto de pinturas de Arte Rupestre Levantino.

Guadalupe

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Guadalupe (Cáceres)

Declarado Conjunto Histórico-Artístico y Patrimonio de la Humanidad en 1993, el Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe ha sido testigo de momentos decisivos en la historia de España, como la audiencia en la que los Reyes Católicos ofrecieron las carabelas a Colón. Además, e pueblo tiene un patrimonio cultural y gastronómico difícil de olvidar como la Plaza de Santa María de Guadalupe, el Colegio de Infantes, la Iglesia Barroca de la Santa Trinidad, además de los cinco arcos medievales que reparten por sus dos murallas.

Potes (Cantabria)

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Potes (Cantabria)

Conocida como la villa de los Puentes y de las torres, Potes es uno de atractivos de Cantabria por antonomasia. Gracias a sus particularidades geográficas, se alza cómo un territorio llano rodeado de montañas, gran sabor popular y mucho encanto a través de sus callejuelas y caserones, que ayudan a imaginar tiempos pasados repletos de historia junto a un plato de cocido leblaniego.

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La Alberca (Salamanca)

La primera población rural de España en ser declarada Monumento Histórico Nacional es un lugar de tradiciones y costumbres, levantado en piedra y rodeado de la naturaleza propia de la sierra de Francia. Caminar por La Alberca supone adentrarse en una arquitectura popular construida a base de granito con grandes travesaños de madera que gran parte del año están decorados con coloridas flores. La Alberca es así, la unión, a lo largo de los siglos, de las culturas cristiana, islámica y judaica.

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Siurana (Tarragona)

Situado en pleno Priorat catalán, Siurana, además, ha rechazado estar incluido en la lista de 'Los pueblos más bonitos de España'. Pasear por las calles de Siurana es sumergirse en las huellas de batallas y conquistas que marcaron la historia de este lugar. La fortaleza árabe del siglo IX, que sirvió como residencia de Almira Alemoni y como cárcel de figuras históricas, aún se erige como un testamento de su pasado.

pampaneira (Granada)

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Pampaneira (Granada)

Un destino imprescindible para los que deseen conocer la Alpujarra. En la ladera sura de Sierra Nevada y dentro del Parque Natural, se encuentra este pequeño pueblo que cumple con todos los requisitos propios de la comarca: casas blancas alosadas construidas a lo largo de la ladera en unas laberínticas calles en las que es común encontrarse con las típicas jarapas de colores brillantes.

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