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Bodega Roca llum lluna

Esperit Roca es una invitación a viajar al centro de la tierra

Viajes

El restaurante español con la bodega más grande del mundo

Abre el proyecto más ambicioso de los hermanos Roca, que incluye restaurante, hotel, museo, destilería y una espectacular bodega con 80.000 botellas en las entrañas de una antigua fortaleza militar en Gerona

En sus varios viajes por España, Julio Verne nunca estuvo en Gerona, que se sepa, pero hay tantas cosas que recuerdan a sus novelas en esta montaña mágica de Sants Meges, que es casi imposible no hacer una lectura del lugar sin mirar, al menos de refilón, la obra del fecundo e imaginativo escritor francés.

Hay en esta hermosa colina situado a tan solo diez minutos de la capital gerundense, el deseo de descubrir, el talento para crear y la sensibilidad para emocionar que comparten los hermanos Roca con el universo de Verne. El flamante Esperit Roca, el proyecto de mayor envergadura de los acometidos hasta el momento por los empresarios catalanes, es un prometedor y deslumbrante puzle cuyas piezas todavía se están colocando.

Por el momento, Esperit Roca se compone de un boutique hotel de tan solo 15 habitaciones que dejan entrar el soberbio paisaje, una espectacular piscina, un restaurante gastronómico con las creaciones más emblemáticas de El Celler, otro para los huéspedes del Hotel Esperit Roca, un espacio expositivo entorno a su pensamiento y trayectoria, una destilería, una bodega y una pequeña tienda con sus productos.

Entre las piezas que quedan por colocar, figura una biblioteca gastronómica, una sala que recoja sus numerosos premios, a modo de agradecimiento por el respaldo recibido en estas décadas, y algún tipo de iniciativa entorno a la formación, con la que siempre han estado comprometidos.

Los propios hermanos consideran que su historia tiene mucho de fábula. Vista en clave de Verne, este nuevo capítulo de esta fábula que es Esperit Roca es una invitación a viajar al centro de la tierra, a llegar a la Luna, a recorrer si no 20.000 leguas, sí los 11.000 metros cuadrados llenos de sorpresas de la enorme superficie del complejo.

No se puede llegar hasta él en globo, pero si en helicóptero, pues dispone de helipuerto, y si uno tiene suerte podrá toparse por estos espacios con Joan Roca, que, por seguir con el imaginario «verniano», recuperó milagrosamente la voz tras años de afonía, del mismo modo que Miguel Strogoff recuperó la vista.

Su extraordinaria bodega, uno de sus puntos más mágicos del complejo, es toda una invitación a dar la vuelta al mundo a través de las 80.000 botellas que atesora, y que aún sigue colocando y organizando en estanterías Josep Roca, «camarero de vinos», como el mismo se denomina. No ha podido encontrar un espacio más extraordinario para su magnífica bodega. Más allá de ser la más grande de un restaurante de todo el mundo, es una pieza fundamental de esta experiencia, reservada a los huéspedes del hotel y a los clientes de su restaurante.

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Hotel Esperit Roca

Los hermanos recomiendan comenzar en este punto, a modo de soberbio entrante, en este espacio excavado en las entrañas de la tierra donde se juntan la luz y el hormigón, la piedra y el viaje a la Luna de los hermanos Roca. Se trata de una espectacular burbuja hecha de hormigón, corcho y tierra de 7,5 metros de altura enterrada en el suelo, de forma oval y apertura cenital que permite que entre la luz, del sol o de la luna, y cuya temperatura de unos 14 grados permite prescindir de refrigeración. La acústica es soberbia y Josep Roca hace aflorar la emoción al haber elegido nada menos que Lascia ch’io pianga, de Händel, a modo de banda sonora de este mágico momento.

Los hermanos Roca han estado decidiendo durante casi dos años cuáles serían las piezas de este puzle que en realidad tiene una larga y variada historia a sus espaldas. En la montaña de Sants Metges, en el término municipal de Sant Julià de Ramis, un equipo de arqueólogos de la Universidad de Gerona defiende la tesis defiende la tesis de que aquí se encuentra el antecedente de la ciudad, de fundación romana y que bautizaron con el nombre de Kerunta.

Además de restos romanos y de un poblado ibérico, existe una cueva prehistórica, la iglesia románica de San Cosme y San Damián, que data del siglo XI, y una fortaleza militar construida entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX que nunca llegó a funcionar como tal y que durante la Guerra Civil sirvió de polvorín.

Tras años de abandono, en 1991, el Ministerio de Defensa la vendió por unos 50 millones de pesetas y fue adquirida por una empresa catalana. El siguiente capítulo de este fascinante montículo lleva el nombre de dos primeros espadas de la joyería, dos nombres que decidieron estar alejados de los focos. En realidad, fue la mítica Elsa Peretti, afincada en el vecino pueblo de Sant Martí Vell, quien convenció al joyero barcelonés Ramón López Vergé, de que se hiciera con el lugar para convertirlo en un vanguardista centro que rindiera homenaje a la joyería y a los artesanos orfebres, que incluiría de forma destaca el legado de Peretti, con la que había trabajado para la mítica firma Tiffany’s de Nueva York, y que incluiría un hotel y un restaurante.

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Vista panorámica de la nueva fortaleza gastronómica de los RocaEsperit Roca

El complejo, con pocas variaciones a como hoy lo conocemos, fue de hecho el sueño hecho realidad del empresario Ramón López, que contó para su realización con el enorme talento del estudio de arquitectura Fuses-Viader. El joyero, fallecido en 2020, hizo en vida algunas aproximaciones a los artífices de El Celler, a los que admiraba profundamente, para que se involucraran en el proyecto.

De hecho, en varios puntos colocó de forma un tanto premonitoria conjuntos de tres rocas que puede hoy apreciarse. Por varios motivos, principalmente debido a que los Roca estaban en otros proyectos propios, la colaboración no cuajó en ese momento y durante parte del tiempo que el complejo estuvo funcionando como museo de joyas y hotel, albergó el restaurante Atempo, del televisivo Jordi Cruz. La pandemia y el fallecimiento de su propietario complicaron los planes iniciales y propiciaron el cierre del complejo

Hace ahora dos años, los hermanos firmaron un alquiler con los herederos López Vergé que, al menos, se prolongará durante la próxima década. Tras la renovación y reforma de los espacios firmados por Andreu Carulla, se abrió en primer lugar la destilería, este mes de mayo lo hizo el Restaurante Espirit Roca y hace tan solo dos semanas, ha abierto el hotel. Y aún quedan fichas por colocar del puzle. «Será un espacio donde hacer crecer nuestros equipos, activar el talento interno y construir un escenario gastronómico, cultural y medioambiental», afirman sus responsables.

El nuevo restaurante recoge en la carta una reinterpretación de los platos más icónicos de la historia de El Celler de Can Roca. Ofrece, además, dos menús degustación: con seis platos salados y dos postres por 150 euros, y otro con dos platos salados y seis postres por 110 euros. La magia impagable de visitar la bodega está incluida en el precio.

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