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Benigno BlancoPaula Argüelles

XXIV Congreso Nacional Provida

Benigno Blanco: «El movimiento provida en el siglo XXI debe tener una inmensa paciencia»

El ex presidente del Foro Español de la Familia participó en el XXIV Congreso Nacional Provida e insistió en la necesidad de una revolución cultural humanista

Cambiar una ley injusta por otra es un parche. Que el Tribunal Supremo emita un dictamen favorable a la vida es otro parche. «El derecho es algo muy limitado: con las leyes no cambias la conciencia de la gente», constataba el jurista y ex presidente del Foro Español de la Familia Benigno Blanco en el XXIV Congreso Nacional Provida. «El movimiento provida debe tener una inmensa paciencia en el siglo XXI, porque cambiar una ley es sencillo, pero cambiar una forma de pensar requiere mucho tiempo», señaló.

El abogado abría este sábado la segunda jornada del congreso, organizado por la Federación Española de Asociaciones Provida, en colaboración con la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), bajo el lema El lenguaje de la Vida. Con décadas de trayectoria en la defensa de la vida, al frente de diversas asociaciones, Blanco celebró en el Aula Magna de la Universidad CEU San Pablo que el movimiento provida ha conseguido «algo que no es fácil: sobrevivir y saberse adaptar».

Benigno Blanco durante su ponencia en el Congreso Nacional ProvidaProvida

La revolución del amor

En esta línea, el jurista defendió que la lucha provida debe incardinarse en un contexto más amplio, el de «una revolución cultural humanista» para construir una nueva mayoría social. «Lo demás -insistía- son parches… ¡Y benditos parches, y ojalá haya muchos! Pero ya no son la esencia». «Las revoluciones del siglo XXI serán de abajo arriba», aseguraba Blanco a los miembros de grupos provida presentes.

El ponente indicó dos vías para cambiar los corazones: la palabra -«es difícil, porque hoy hay que explicar lo evidente», reflexionó- y el ejemplo. «¿Cómo podremos hacer que toda una sociedad vuelva a mirar con un mínimo interés cariñoso la vida? Si nos ven felices amándola», insistió. Blanco comparó el momento actual con los comienzos de la cristiandad: «Los primeros cristianos no tenían fuerza política, social ni militar, pero -recordó- se querían».

Defendió que el activismo provida tiene que funcionar como un padre, con cariño y paciencia, y que debe estar «preñado de un amor sincero a la libertad». Si uno ama la libertad, continuó, sabe que las personas no somos nuestras meteduras de pata: «Por eso un provida jamás tratará a una mujer que ha abortado como una abortista, sino como una mujer que ha cometido un inmenso error, pero que puede convertirse en una líder por la vida», señaló.

Una crisis de la razón

Blanco también trazó un recorrido sociológico y filosófico acerca de las causas que han llevado a la situación actual, en la que -dijo- atravesamos una crisis del razonamiento. «La gente ha asumido acríticamente el prejuicio de que razonando no nos podemos aclarar, ni podemos conocer aquello que está más allá de lo medible, como Dios, la dignidad humana o el valor de una sonrisa», explicó.

Criticó que la reducción de la ética a algo subjetivo lleva a «un progresivo deterioro del compromiso teórico con los derechos humanos en los sistemas legislativos», y enumeró las distintas etapas en España de este proceso, desde las leyes del aborto hasta la reciente ley de la eutanasia. También lamentó el uso del lenguaje de modo performativo para cambiar el nombre de las cosas - eutanasia se convierte en prestación sanitaria del derecho a morir, por ejemplo-, y apuntó que de esta manera se pretende cambiar la mentalidad tradicional y la realidad.