Dos doctoras abren el congreso Provida: «La medicina perinatal ya no cura, ahora criba»
Juncal Martínez, médico de familia y experta en métodos naturales, y la ginecóloga Sonsoles Alonso, han abordado los avances de la medicina y sus connotaciones éticas
La tarde de este viernes, 22 de abril, ha dado comienzo el XXIV Congreso Nacional Provida, organizado por la Federación Española de Asociaciones Provida, en colaboración con la Asociación Católica de Propagandistas. El acto, que reúne diversos puntos de vista en torno al lema `el lenguaje de la vida´, tiene lugar en la Universidad San Pablo CEU a lo largo de la jornada del viernes y el sábado, 23 de abril.
La primera ponencia tras la presentación, que ha corrido a cargo de Alfonso Bullón de Mendoza, presidente de la ACdP, y Alicia Latorre, presidenta de Provida; ha sido la de la doctora Juncal Martínez, médico de familia y experta en métodos naturales. Estos, enfocados a la fertilidad, «no son algo nuevo -ha explicado la doctora-. Tenemos referencias de métodos natural de reconocimiento de la fertilidad desde el 1.900 antes de Cristo». Sin embargo, no fue hasta los siglos XIX y XX cuando se avanza en su investigación y se publicaron los primeros estudios.
Conocer las ventanas de fertilidad
Pero, ¿en qué consiste los métodos naturales de fertilidad? La doctora Martínez los define como «una manera de vivir la sexualidad dentro del matrimonio». Conocer el ciclo hormonal de la mujer y las ventanas de fertilidad dentro de este, como hace el método Billings, permite tanto espaciar nacimientos como conseguir embarazos de una manera más efectiva de métodos de reproducción asistida.
No fue hasta 1979 cuando la OMS reconoció los métodos naturales dentro de la planificación familiar. «Fijaros qué tarde», ha subrayado Martínez a su audiencia, aunque la organización terminó reconociendo que es más eficaz que los anticonceptivos artificiales para espaciar nacimientos y más económico.
«No son anticonceptivos naturales», exclama Martínez. Los pocos, aunque contundentes estudios que se han elaborado sobre el tema que se han publicado avalan su efectividad. Un 99 %, frente al 15 % de éxito de la reproducción asistida y el 25 % de la fecundación in vitro, que son las alternativas que se plantean en la sociedad actual. Pero sus ventajas van más allá. La doctora ha explicado que el método Billings no tienen efectos adversos, como sí pueden tenerlo las píldoras anticonceptivas, y tampoco conllevan replanteamientos éticos o morales, ya que respetan la vida desde su concepción y su dignidad.
Cada mujer, un ciclo
«¿Por qué la medicina avanza tanto pero la reproducción asistida funciona tan poco?», se ha preguntado Martínez durante su exposición. La respuesta que ha dado es que mientras que cada mujer es diferente, y cada una tiene un ciclo diferente, «la fecundación in vitro es igual para todas». Los métodos naturales brindan la oportunidad de estudiar cada ciclo de manera individualizada y poder aconsejar en cada uno cuándo es el momento más oportuno mantener o no relaciones conyugales, dependiendo de si se busca espaciar nacimientos o un embarazo.
Una pregunta similar se hace la ginecóloga Sonsoles Alonso. «Tenemos una mejor medicina, cirugía fetal, técnicas de diagnóstico prenatal, y hay un menor número de niños con enfermedades, pero no están naciendo más niños curados, sino cada vez menos niños enfermos», destaca Alonso. Ante un embarazo hay dos pacientes: la madre y el hijo, y durante la gestación existen multitud de técnicas científicas y médicas a través de las que se pueden diagnosticar posibles patologías o malformaciones que el embrión pueda padecer.
Uno de estos, explica la doctora Alonso, es el diagnostico prenatal. «Su objetivo debería ser tratar al paciente embriofetal, mediante cirugías, tratamientos, o derivación a hospitales donde se puedan atender al bebé nada más nacer, pero ahora los recursos se han dado la vuelta y como consecuencia del diagnóstico se termina con la gestación», indica Alonso. La medicina perinatal, la que se ocupa de la salud del embrión y de su madre, ha de volver a sus metas: «ya no es el curado sino el cribado», apunta.
En la sociedad, explica la ginecóloga, pesa más «evitar el sufrimiento del hijo y facilitar la vida de los padres», tanto que provoca que «la mayoría de casos con malformaciones, cardiopatías o mutaciones genéticas acaben en aborto».