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Este método de alimentación complementaria consiste en que el destete es guiado por el propio niñoUnsplash

Alimentación infantil

'Baby-Led Weaning' o método BLW: qué es y cuándo empezar

La alimentación complementaria dirigida por el bebé consiste en ofrecerle la comida en pequeños trozos blandos que él puede manejar y comer con facilidad

Un plato lleno de comida delante de un niño que va a ingerirla él solo, sin ayuda ni cubiertos, puede convertirse en una pesadilla para sus padres. Sin embargo, en eso consiste el algo sucio pero efectivo método de alimentación complementaria Baby-Led Weaning, avalado por pediatras y nutricionistas infantiles por todo el mundo.

Hasta los seis meses de vida los pediatras recomiendan que la leche materna sea la alimentación exclusiva del bebé, pero llegado este momento y hasta los dos años, esta ha de ir complementándose –que no sustituyéndose– con alimentos que aporten los nutrientes necesarios para el correcto desarrollo neurológico y crecimiento del niño.

Una de las preocupaciones más comunes al comenzar con este método de alimentación complementaria es el riesgo de atragantamiento. La recomendación de los pediatras, tanto de la Asociación Española de Pediatría como de su homóloga estadounidense, es que se eviten los alimentos duros y pequeños como los frutos secos, las aceitunas, la zanahoria cruda o la manzana. Para no correr este riesgo, el bebé debe estar sentado en una postura erguida.

El riesgo de atragantarse con los trozos de comida que se le dan en lugar de un potito tradicional rondaba también la cabeza de un grupo de investigadores de Nueva Zelanda. El resultado de su estudio se publicó en la revista Pediatrics: no encontraron diferencia alguna en la probabilidad de asfixia en niños cuyo destete no había sido dirigido por ellos y los que sí, cuyos padres habían puesto en práctica el método BLW.

Alimentos con los que se puede empezar

  • Verduras cocinadas al vapor o ligeramente cocidas, asadas o fritas. Pueden estar enteras –judías verdes, ramitos de brócoli o coliflor– o cortadas en trozos del tamaño de un dedo –calabacín, zanahoria, calabaza, patata, berenjena, etc.
  • Frutas y verduras crudas, cortadas en forma de palitos: pera, plátano, mango, ciruela, aguacate, pepino…
  • Carne guisada, cocida o a la plancha, cortada en tiras o con una parte larga para poder agarrarlo: pollo, ternera, pavo, cordero, cerdo, hamburguesa…
  • Otros: taquitos alargados de queso, pan o tostadas, colines, tortas de arroz, bolas de arroz o arroz cocinado de cualquier forma, mini sándwiches (las dos partes de pan se pegan con queso de untar, jamón de York…), macarrones...

La nutricionista infantil Melisa Gómez y el cocinero Juan Llorca son los autores de Sin dientes y a bocados, su obra sobre iniciación al baby-led weaning. Entre los beneficios que describen sobre este forma de enseñar al niño a comer, que es en realidad que aprenda él solo, destacan que permite al pequeño explorar distintos sabores y texturas y facilita que acepte probar una mayor variedad de alimentos.

La motricidad fina y la coordinación ojo-mano-boca se ven también favorecidas, y dado que el método consiste en ofrecer al niño la misma comida que el resto de la familia – aunque cortada de manera que la pueda comer sin riesgo– anima a todos a comer juntos, algo que se ha demostrado que está relacionado positivamente con la prevención de obesidad infantil y otros trastornos de la conducta alimentaria. Que el bebé se siente a la mesa con todos los demás con el mismo plato delante supone también una comodidad para los padres, que no tendrán que prepararle comida aparte, ni papillas, ni potitos, ni purés.