Demografía
Todo lo que Hungría hace (y España debería) para aupar la natalidad
Con uno de los índices de matrimonios más altos de la Unión Europea, la tasa de fecundidad en el país de Viktor Orban se encuentra en 1.59 hijos por mujer
«El país debe ser favorable a la familia, la institución de la familia y los niños deben estar protegidos por la ley», dijo Viktor Orbán en la IV Cumbre Demográfica, que se celebró en septiembre de 2021 en Budapest. Parece que el primer ministro húngaro está de camino a conseguir lo que se propuso cuando en 2010 su partido llegó al poder y que se resume en la anterior declaración: hacer una nación más competitiva que apoye a las familias para hacer frente a los problemas demográficos que Hungría arrastraba desde su época comunista.
Y parece que lo ha conseguido porque mientras la tasa de fertilidad de la Unión Europea es de 1.53 hijos por mujer –con tendencia decreciente– y la de España 1.23 –estable, aunque viene bajando–, las húngaras tienen una media de 1.59 hijos cada una. La gran diferencia es que, al contrario del resto de países comunitarios, cada año el puntito de la fertilidad en las gráficas está un poco más alto.
En el año 2010, este mismo dato era de 1.25 hijos por mujer. Aunque supera la media del continente, todavía no llega a lo mínimo para asegurar el relevo generacional, que se encuentra en el 2.1, pero si sigue creciendo a ese ritmo para 2031, la tasa de natalidad estará en el 1.93 y en 2041, alcanzará el 2.27.
Cifra también muy relacionada con la natalidad y fecundidad de un país es el número de matrimonios. En el país de Orbán, los enlaces están al alza desde hace una década, mientras que cada vez hay menos divorcios, un 30 % menos que hace diez años. En 2021 vivieron un máximo histórico de nupcias con 72.000 y durante la pandemia Hungría fue el único país de la Unión en el que en vez de caer los matrimonios, crecieron un 3 %. Ahora tiene una de las tasas más altas de Europa.
Ayudas a la natalidad y a la maternidad
De cada 18 euros que España dedica a gastos sociales, solo uno va para las familias
Estos son los frutos recogidos de una década de medidas que incentivan a las parejas a tener hijos y que facilitan la vida de las familias, que se resumen en ayudas económicas directas, beneficios y exenciones fiscales, y distintos servicios gratuitos que suponen un ahorro.
Orbán tiene claro que no solo hay que ayudar a quienes ya son madres –aunque también–, sino que el fomento de la natalidad empieza mucho antes y es lo que ha hecho realidad su campaña Family-friendly Hungary (Hungría es amigable con las familias). Los húngaros menores de 25 años están exentos de pagar cualquier impuesto sobre la renta, para poder iniciar su carrera y su familia.
Llegado el momento de contraer matrimonio, a las parejas se les concede un incentivo de 30.000 euros, sin intereses y que no tendrán que devolver si tienen 3 o más hijos. Al tener un primer bebé, el reembolso del crédito se suspende 3 años, y en el caso de un segundo nacimiento, otros tres años y se libera un 30 % de la deuda.
Si una mujer húngara durante su embarazo realiza el seguimiento a través de la seguridad social, al dar a luz le corresponde una ayuda durante medio año, que corresponde al 100 % de su salario percibido antes del nacimiento del bebé. Esto es lo que en España podría ser el equivalente al cheque-bebé, pero que en Hungría puede cobrarse solo con la intención de tener hijos. El Gobierno da dinero a las familias bajo la promesa de más descendencia.
No todo es que haya familias y que estas estén formadas por todos los miembros que quieran sus padres, sino que gocen del tiempo y los recursos necesarios para una crianza plena. Las mujeres con cuatro o más hijos quedan exentas, de por vida, de pagar el IRPF. Esta es una de las exenciones fiscales de las que gozan las familias, que pueden también reducir su deuda hipotecaria, acceder a un préstamo para comprar un coche o una vivienda o a un servicio de guarderías gratuitas, libros de texto gratis para alumnos de primaria y comedor escolar para el que no hay que pagar o subvencionado.
Las bajas de paternidad se pueden alargar hasta tres años, tanto en el caso del padre como de la madre, si así lo desean y recibir la prestación o volver al mercado laboral a tiempo parcial o completo. Cuando eso sucede, el Gobierno de Orbán ofrece también una subvención para los abuelos no jubilados que cuidan de sus nietos.
Lo que el resto vive y ve en el futuro un invierno demográfico largo que hará que, en el próximo siglo, según estima la ONU, la población se reduzca en 17 millones de personas. En Hungría está siendo una lenta cosecha a base de inversión en las familias, en los jóvenes y, como no, en su porvenir.