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19 de septiembre de 2024

Philip Hopf y Kiarash Hoss, locutores del famoso podcast en alemán

Philip Hopf y Kiarash Hossainpour, locutores del famoso pódcast en alemánSpotify

Multa de 250.000 euros a los creadores de un pódcast por referirse a un hombre «trans» con pronombres masculinos

Un tribunal alemán ha condenado a los creadores del programa Hoss & Hopf, en un «procedimiento de urgencia extraordinaria», por defender a un gimnasio que negó a un hombre «trans», con genitales masculinos, cambiarse en el vestuario de mujeres

Philip Hopf y Kiarash Hossainpour son dos jóvenes creadores de contenido muy populares en Alemania. Procedentes ambos del mundo financiero, su pódcast Hoss & Hopf ha alcanzado los 23 millones de visualizaciones solo en YouTube y superan de largo el medio millón de seguidores en sus distintas redes sociales.

Como ellos mismos se definen, «sus conexiones con las finanzas, la macroeconomía y la geopolítica les han unido para crear un entorno de debate abierto, en el que poder hablar libremente sobre el mundo y sus temas de actualidad, de una forma cuestionadora, pero también contestataria».

Sin embargo, la pretendida libertad que han buscado a lo largo de sus dos años de andadura y más de 200 episodios en Spotify ha sido abruptamente cercenada por la multa que un tribunal alemán acaba de imponerles.

La demanda de un varón llamado Laura

¿El motivo? Haber empleado pronombres masculinos para referirse a un varón que se autopercibe como mujer. Más en concreto, Hoss y Hopf criticaron, en su episodio número 178, que un individuo nacido como varón y que aún conserva los genitales masculinos aunque se hace llamar Laura H., demandase a un gimnasio que se negó a que emplease el vestuario de las mujeres.

La historia derivó en una multa de 7.500 euros impuesta al propietario del gimnasio, por presunta «discriminación» contra el hombre que se autopercibía como mujer y que había cambiado legalmente su sexo en el registro. El pasado mes de julio, Kiarash Hossainpour y Philip Hopf criticaron esta sentencia y se refirieron con pronombres masculinos al varón biológico, registrado civilmente como Laura y tenido como mujer por las autoridades alemanas.

Borrar el podcast o 250.000 euros de multa

La respuesta no se hizo esperar, y ahora el Tribunal Regional de Fráncfort, «en un procedimiento de urgencia extraordinaria y sin vista oral», ha condenado a los podcasters a una multa de 250.000 euros, si no borraban de sus redes el episodio y todos los contenidos creados con él. Así lo ha confirmado el propio Hossainpour en un post en X (antes Twitter).

Como cabía esperar, Hoss & Hopf ya han borrado el episodio –como puede comprobarse en Spotify– para no tener que hacer frente al pago de la multa.

El tribunal ha considerado que usar pronombres masculinos para referirse a esa persona era delito de «discriminación» y que afirmar que «Laura H» «todavía tiene sus genitales masculinos», aunque fuese cierto, resultaba una «violación de los derechos personales» del hombre trans, ya que está «legal y socialmente reconocida como mujer».

«Surgen preguntas explosivas»

«Esto crea un dilema fascinante: en Alemania, una persona nacida biológicamente varón, que legalmente se considera mujer, ya no puede ser calificada de hombre», ha escrito Hossainpour. Y enfatiza que se trató de «una expresión de opinión que el tribunal califica de violación de los derechos personales e incluso de atentado contra la dignidad humana y sanciona en procedimientos acelerados».

«Las preguntas que surgen son tan explosivas como incómodas: ¿cómo puede funcionar una sociedad en la que las realidades biológicas y las ficciones legales están en tan flagrante contradicción? ¿Qué ocurre si alguien de apariencia claramente masculina es considerado mujer por decreto legal y, por tanto, se le permite acceder a espacios tradicionalmente reservados a las mujeres?», se pregunta el podcaster.

Una discriminación contra las mujeres

Y remata con dos preguntas abiertas, que pronto se han hecho virales: «¿Cómo lidiamos con la justificada incomodidad de las mujeres que de repente se ven enfrentadas a personas biológicamente masculinas en sus gimnasios o duchas comunitarias? ¿No es una forma de discriminación que las preocupaciones y necesidades de seguridad de estas mujeres se consideren menos dignas de protección que las reivindicaciones de identidad de los particulares?».

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