Doctora Gema Rojo: «Que la familia tenga en cuenta las fortalezas de las personas mayores mejora su salud»

Siete de cada 10 mayores de 64 años dicen sentirse solos o experimentar efectos negativos derivados de la soledad. El dato es de un informe de la Fundación La Caixa elaborado en 2021, de modo que los efectos que ha acarreado la pandemia y el progresivo envejecimiento de la población pueden incluso haber incrementado la cifra.

Los datos son abrumadores. Según el INE, en España hay casi de 13 millones de personas mayores de 60 años, por lo que, cruzando ambas estadísticas, estamos hablando de más de ocho millones y medio de personas mayores (el 18 % de la población de España) para quienes la soledad es un flagelo que les afecta en sus rutinas cotidianas, y también en su salud física y emocional.

Tras los números, como siempre, están los rostros concretos de esos abuelos, vecinos, familiares solteros o viudos que tenemos cerca de nuestros hogares o dentro de nuestras propias familias.

Y para saber cómo tratar con ellos y detectar y aliviar los efectos negativos de la soledad hablamos con la doctora Gema Pérez Rojo, catedrática de Psicología, colaboradora del Instituto CEU de Estudios de la Familia y miembro del Equipo de Investigación del Envejecimiento Buenavejez de la facultad de Medicina del CEU, desde donde han creado un modelo de intervención para mejorar la calidad de vida de las personas mayores.

La soledad está relacionada con enfermedades crónicas, mala salud percibida, dependencia, fragilidadDoctora Gema Pérez RojoPsicóloga y profesora

–Los datos hablan hoy de una «epidemia de soledad», que afecta sobre todo a las personas mayores. ¿Qué impacto tiene en su salud mental y física?

–Tiene importantes consecuencias negativas. Por ejemplo, la soledad está relacionada con enfermedades crónicas, mala salud percibida, dependencia, fragilidad, disminuye el bienestar, incrementa el riesgo de suicidio, depresión y ansiedad... Es algo que afecta directamente a su calidad de vida y puede aumentar la probabilidad de mortalidad.

–¿Y cómo se puede reaccionar?

–La mayor parte de la investigación relacionada con la soledad en las personas mayores se asocia a las consecuencias negativas y a los factores de riesgo, pero no a los factores que pueden proteger de su aparición. Por eso, en el proyecto que llevamos a cabo desde el Equipo de Investigación Buenavejez de la Facultad de Medicina del CEU, hemos podido encontrar que el funcionamiento familiar y la aceptación son factores clave.

–¿En qué sentido?

–Lo que nos indican los resultados es la importancia de tener en cuenta las fortalezas de las personas mayores, las ganancias de la vejez, para dejar de centrarnos exclusivamente en una aproximación negativa del envejecimiento. Nuestro grupo de investigación ha desarrollado un modelo que defiende el efecto mediador que tienen, sobre el malestar o bienestar psicológico en adultos mayores, las fortalezas personales, como por ejemplo la función familiar, la resiliencia, la gratitud o la evitación experiencial, sobre todo al enfrentarse a adversidades como la covid-19. Considerar las fortalezas y recursos en el bienestar y calidad de vida de esta población es muy importante.

La relación abuelos-nietos es beneficiosa tanto para los nietos como para los abuelosDoctora Gema Pérez RojoPsicóloga y profesora

–Dice que la primera clave es el papel de la familia. ¿Qué recomendaciones daría para mejorar la comunicación entre generaciones, especialmente cuando los mayores sienten que no son escuchados por sus hijos o nietos?

–Primero, reconocer las diferencias: cada uno somos únicos y eso no es nada malo. Después, romper con los estereotipos que puede tener un grupo hacia el otro e incentivar los encuentros comunes. Y por último, ser empáticos: escuchar al otro, respetar, no juzgar, ni valorar. Tenemos que poner en valor el papel de cada uno en la familia.

–En ese sentido, las tradiciones y costumbres familiares (como comidas en familia o celebraciones religiosas) ¿intervienen en el bienestar emocional de los mayores?

–Sin duda. En las personas mayores suele aparecer el fenómeno de la gerotrascendencia, que implica querer dejar un legado a las generaciones futuras. Y esas tradiciones y costumbres familiares son fundamentales, porque si están presentes, favorecen su estado emocional.

–¿Qué papel juegan los nietos en esta situación?

–La relación abuelos-nietos es beneficiosa tanto para los nietos como para los abuelos. Al estar con los nietos, los mayores refieren altos niveles de satisfacción, les ayuda a sentirse útiles y activos, ven incrementado su sentido vital y sienten que sus historias y valores pueden pervivir a través de sus nietos.

–¿Y cómo se puede incentivar esta relación sin convertirlos en abuelos-canguro?

–La relación con los abuelos es algo que las familias pueden decidirse a promover. Para hacerlo, pueden favorecer los encuentros de calidad, en los que realmente disfruten unos de otros. Pueden estar juntos compartiendo actividades y jugando juntos, favorecer la conversación y, sobre todo, compartir experiencias.