Fundado en 1910

Una pareja teniendo una discusiónPexels

Así afecta a un niño una discusión entre sus padres, según un pediatra

La diversidad de opiniones se convierte en una herramienta más para la crianza gracias a la que los niños podrían aprender una lección sobre la empatía, la resolución de conflictos y el respeto

a su paso por el altar, un marido y su mujer se prometen amarse y respetarse, estar juntos en la riqueza, en la salud y la enfermedad, hasta que la muerte los separe. Estos votos también aplican a la crianza de los hijos, etapa que va a determinar su desarrollo posterior y su vida cuando sean adultos.

En este sentido, los padres se convierten para sus vástagos en un modelo a seguir, también cuando se trata de aprender cómo dialogar con otras personas con distintos puntos de vista. Por ello, el pediatra Carlos González en su pódcast Criando sin miedo, explica que hay varias creencias difundidas sobre si los progenitores han de discutir ante sus hijos o no.

«Otro mito con el que muchas veces se asusta a los padres es el de que una vez que papá o mamá han dicho algo, el otro progenitor por nada del mundo debe contradecirle porque eso le haría perder autoridad, porque eso lo dejaría en ridículo ante los hijos», explica el médico, quien indica que, en realidad, es todo lo contrario. «No está perdiendo autoridad, al contrario, la está ganando», continúa.

Según explica el doctor González, esta sencilla escena familiar es una imagen de «la base de la democracia, la división de poderes». Para este pediatra, el intercambio de opiniones ayuda a enseñar a los hijos a valorar el diálogo como arma para resolver conflictos.

Que ambos padres puedan cuestionarse de forma respetuosa cuando no están de acuerdo también refuerza en los hijos la seguridad emocional de que cuentan con su protección. En palabras del pediatra: «Cuando papá dice un disparate, mamá le puede parar los pies y al revés. La garantía para el niño es que si papá pierde los nervios, mamá me protege, y si mamá pierde los nervios, papá me protege».

Sobre las discusiones, el doctor González menciona en su pódcast otra de las leyendas: que estas nunca han de ocurrir delante de los hijos. Para él, el problema no se encuentra en refutar lo que dice el otro, sino en cómo se hace.

«Si por discutir entendemos insultarse, golpearse, tirarse platos, 'calla gilipollas', 'me tienes harto', a ver, eso no hay que hacerlo delante de los niños, pero tampoco hay que hacerlo detrás», incide el pediatra, quien se posiciona a favor de normalizar el no estar siempre de acuerdo. Así, se convierte en una herramienta más para la crianza gracias a la que los niños podrían aprender una lección sobre la empatía, la resolución de conflictos y el respeto.