Juan del Val, demandado por un posible delito de odio

El pasado miércoles Juan del Val aseguró en la tertulia del programa El Hormiguero de la que forma parte, que algo que no soporta es «cuando los niños suspenden y el padre dice que es superdotado». Apoyándose en la ironía y el sentido del humor en el que prácticamente siempre basa sus posturas en la sección, el marido de Nuria Roca continuó: «Es que, ahora, no hay ninguno que suspenda porque es un vago. No, es que tiene altas capacidades. Ahora es la excusa de que el niño es superdotado. Lo que tiene el niño es una alta capacidad para tocarse los…».

Unas afirmaciones que no sentaron bien a todo el mundo y que fueron muy criticadas por familiares de niños con altas capacidades, que acusaron al colaborador de estar riéndose de ellos. Apenas unas horas después, el marido de Nuria Roca utilizaba su perfil de Instagram para explicarse, asegurando que en ningún caso ironizó con los niños de AACC «sino con los padres que dicen que sus hijos las tienen sin tenerlas. Es decir, todo lo contrario», y sorprendió a sus seguidores con una confesión sobre una infancia marcada por el fracaso escolar que marcó toda su juventud y etapa de aprendizaje.

Unos días después de lo ocurrido, el colaborador de El Hormiguero ha vuelto a utilizar su cuenta en la mencionada red social para hacer público todo lo que le está ocurriendo después de lo que dijo. Juan del Val confiesa que le han «denunciado ante el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid y al Defensor del Pueblo argumentando un posible delito de odio. Se ha insistido en que yo he fomentado el bullying, alguien escribió que si pegaban a su hijo en el colegio yo tendría la culpa, y otros hablan de mi responsabilidad ante posibles suicidios de adolescentes». Una demanda que va acompañada de la exigencia de una rectificación por parte del programa, de la cadena y de él mismo que habrá que esperar a la noche de este lunes para ver si se materializa.

A pesar de ser el protagonista de esta noticia, Juan del Val ha tratado de analizar lo ocurrido desde una perspectiva externa y ha instado a sus seguidores a reflexionar «sobre el peligro que supone construir una sociedad en la que el ofendido siempre tiene razón por el hecho de sentirse ofendido. Así pues, cuánto más se ofenda más indiscutibles serán sus argumentos».

Un análisis que, previsiblemente, podría levantar tantas o más ampollas como las palabras que le han puesto en una situación ya que, lejos de ceder y disculparse tal y como le han solicitado, ha cargado con dureza contra una situación que, según él lo ve, podría desembocar en la autocensura. «Sin embargo, esa rectificación no es algo tan inocente y tiene consecuencias, creo que todos nos jugamos mucho porque inevitablemente desembocará en auto censura. No digas nada incómodo, nada diferente, cuidado con ofender… Y, por supuesto, el ofendido, que para eso tiene razón, nunca tendrá bastante. Exigirá disculpas y si te disculpas exigirá tu despido y si te despiden, exigirán una denuncia y si te denuncian… ya veremos. Y mientras tanto, el escarnio en las redes: ignorante, mala persona, dañino, cruel… Y así va perdiendo terreno el pensamiento, así van avanzando los mediocres».