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Nuria March

Nuria March

La boda de tres días de Nuria March: barbacoa, crucero por el Támesis y fiesta en el museo

Nuria March y George Donald Johnston celebraron una divertida ceremonia en Londres

El pasado fin de semana Nuria March y George Donald Johnston III protagonizaron una de las bodas más esperadas de la temporada. Cinco años después de aquella cita a ciegas organizada por Gonzalo Díaz-Rato y Blanca Andrada-Vanderwilde, íntimos amigos de ambos, la empresaria española y el financiero estadounidense han sellado su amor en una boda de tres días que ha tenido lugar en los lugares más exclusivos de Londres y de la que sido partícipe la revista ¡Hola!

Tal y como recoge la publicación, el viernes 10 de junio, la feliz pareja dio el pistoletazo de salida a las celebraciones con una ceremonia civil desarrollada en el Chelsea Old Tow Hall, la sede del Registro Civil del afamado barrio londinense, a la que Nuria llegó subida en un Rolls Royce contratado por su ahora esposo a modo de sorpresa.

Los enamorados sellaron su amor en una ceremonia íntima y discreta oficiada por el oficial del Ayuntamiento. Allí se dieron cita los familiares y amigos más próximos a la pareja, entre los que se encontraba Jaime Martínez -Bordiú March. Como buen padrino, el hijo de la empresaria, de veintidós años, fue el encargado de acompañar a su madre hasta el altar, un instante que Juan Carmona y su mujer, María Segura, amenizaron versionando la melodía de Sting en un estilo flamenco. Durante la ceremonia los novios se mostraron muy emocionados por las palabras pronunciadas por sus seres queridos, y también por la canción que escribieron expresamente para ellos la pareja formada por la cantante y el guitarrista. A su salida, fueron recibidos con una lluvia de pétalos a la que se sumaron vítores y aplausos.

Tres vestidos

Para este acto, la novia se decantó por un vestido azul de dos piezas, cuerpo recto, y falda de línea evasé firmado por The 2nd Skin Co, que combinó acertadamente con una chaqueta de manga larga con un lazo XXL en el hombro izquierdo, y con unos stilettos de piel en color nude de Isabel Abdo. Además, cambió el ramo por un abanico de madera y seda en tonos rosas del diseñador francés Olivier Bernoux.

Tras entonar el ‘sí, quiero’, los recién casados almorzaron junto a sus respectivas familias en el restaurante Fifty Cheyne, una comida que precedió al momento en el que los novios recibieron a sus más de doscientos invitados en la denominada Welcoming Party, una fiesta celebrada en un crucero por el Támesis que recorrió los lugares más turísticos de la ciudad y en la que todos los asistentes cumplieron, a rajatabla, con el dress code, que fue el Yachting elegant, o lo que es lo mismo, náutico elegante. Nuria sorprendió a propios y extraños con un mono corto con sobrefalda, de encaje y escote halter en color blanco de Tot-Hom, y con un turbante de rayas de Solideo. Fue en la embarcación donde tuvieron lugar la cena y el baile, el cual se alargó hasta la medianoche.

Museo de Historia Natural

El sábado fue el gran día. Daban las siete de la tarde cuando los primeros invitados de la boda empezaban a llegar al Museo de Historia Natural, un lugar en el que Nuria y Don celebraron una segunda cena a la que no le faltó detalle. En esta ocasión, Nuria lució espectacular con un tercer vestido, esta vez, diseñado por Lorenzo Caprile. Un diseño de tul en color fucsia con cuerpo asimétrico y falda tail hem, que iba a juego con el ramo de Laura Ruano.

Tras estos días de muchas emociones, los recién casados pusieron el broche de oro a su distendida boda con una barbacoa celebrada el domingo 12 de junio en la casa de José María Cano.

Entre todo el revuelo, la revista ¡Hola! logró hablar con la novia al término de los festejos organizados con motivo de su casamiento. Esta, además de reconocer que esta boda «ha sido lo más espectacular» ha había vivido en su vida, enumeró los que para ella han sido los momentos más destacados y emotivos de estos tres días de felicidad y mucho amor: «Me quedo con las palabras que nos dedicaron nuestros hijos y con el baile sorpresa que me prepararon mis amigas», a lo que añadió: «Esta boda ha sido como una película, pero real».

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