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Iñigo Onieva y los negocios que le convirtieron en un empresario de éxito
El gusto por la gastronomía y el ocio nocturno hicieron que abandonase su carrera como diseñador de coches
Aunque Tamara Falcó siempre ha hablado del «amor con mayúsculas, cariño y respeto» que ella e Iñigo Onieva se profesaban, el trasfondo de su relación no parecía tan cristalino. Al menos, por parte del empresario que, tan solo dos días después de pedirle matrimonio a la aristócrata, se enfrentaba a las acusaciones de infiel tras la publicación de un vídeo besando a una joven desconocida en el festival estadounidense Burning Man.
Mientras él pedía respeto para ambas partes y mostraba arrepentimiento, Tamara Falcó decidía borrar la foto con la que anunciaba el compromiso y dejaba de seguir a su hasta prometido, dando a entender que la relación estaba rota. Con todo, ninguno de los dos ha querido dejar de lado sus compromisos profesionales. Ella, como influencer e imagen de distintas marcas, y él, como empresario.
Íñigo se graduó en Ingeniería Técnica en Diseño Industrial por la Universidad de Antonio Nebrija, después de haber asistido al exclusivo colegio Las Irlandesas, un centro privado de carácter religioso situado en La Moraleja. Más tarde se especializó en Turín con un Máster en Diseño de Transportes y en Londres con uno en Diseño de Automóvil. Y, aunque comenzó sus primeros pasos en el mundo laboral como diseñador de coches en empresas como Seat y Zagato, pronto decidió pasarse al mundo de la noche madrileña.
En la actualidad, son varios los motivos que refuerzan el compromiso de Onieva con el mundo de la restauración, siendo el primero de ellos Mabel Hospitality, de la que es director y que está centrada en la creación, desarrollo y gestión de marcas de hostelería. Es filial de la empresa de inversión privada MABEL CAPITAL, propiedad de Abel Matutes Jr., Rafa Nadal y Manuel Campos Guallar, y está detrás de la expansión de los restaurantes TATEL cuya gastronomía se basa en la cocina española-mediterránea más tradicional, pero con un toque contemporáneo e innovador.
«Independientemente de la expansión internacional del grupo, mi objetivo es mantener el gran posicionamiento de TATEL, tanto por su excepcional ambiente como por su extraordinaria gastronomía y servicio. La entrada de grandes grupos de hostelería internacional es inminente, y este crecimiento, con las aperturas de los grandes hoteles de lujo, supone la entrada de un público muy exigente, y sin duda permaneceremos a la altura. Al mismo tiempo, queremos demostrar al público que cualquier otro proyecto de MABEL Hospitality es siempre sinónimo de experiencia gastronómica única unida a la cultura y la música», explicaba cuando se incorporaba al equipo. Poco después, se centraba también en la expansión de TOTÓ, un local situado a pocos pasos del anterior centrado en la gastronomía italiana.
Además de su labor en Mabel, en diciembre de 2021 Íñigo decidió apostar por el emprendimiento y abrir su propio local nocturno en plena Gran Vía madrileña junto a Pablo Marín, director de operaciones, y Mattia Torrione, encargado de la música y fundador del sello musical After Lunch. Inspirado por la pandemia, la falta de oferta de ocio prémium y clubs nocturnos como en Nueva York o Londres, creó Lula Club al más puro estilo Studio 54. El local, decorado con terciopelo, dorado y espejos tiene un espacio para 12000 personas y se convirtió en el lugar de referencia para lo más selecto de la capital. Hasta la propia Tamara confesó en su docurreality de Netflix La marquesa que se dejaba caer por allí los fines de semana cuando pactó con su entonces novio que, a cambio, él la acompañaría a misa.
Claro que, en realidad, no era el único plan gastronómico que hacían juntos. Desde hacía dos años, ella ya formaba parte del grupo que Iñigo tenía con sus amigos llamado The Gourmen Club, donde él y sus íntimos visitaban los restaurantes más top de España cada miércoles para, más tarde, ofrecer una review.
La última fue en el mes de abril, pero, quién sabe si, entre las futuras reseñas, se encontraba también el del restaurante que pensaban abrir juntos en El Rincón, el castillo que la marquesa de Griñón heredó de su padre. Tal y como declaró en una entrevista en Expansión, ese, al parecer, era el nuevo objetivo en común. «A ella le encanta la gastronomía y juntos vamos a montar un negocio». Parece, en cambio, que ahora tendrán que hacerlo por separado.