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Un cura visita a Tamara Falcó en la mansión de Isabel Preylser
La aristócrata ha abandonado la casa que compartía con Íñigo Onieva y le ha instado a recoger todas sus pertenencias
Desde que Tamara Falcó tomase la decisión de poner fin a su relación con Íñigo Onieva por su infidelidad, se ha refugiado en casa de su madre, Isabel Preysler. La exclusiva urbanización de Puerta de Hierro en Madrid ha sido estos días centro neurálgico de reporteros y medios gráficos, que se han congregado allí para conocer la última hora de su situación. Han sido ellos los principales testigos de todas las visitas que la socialité ha recibido a lo largo de todo el fin de semana. Amigos y familiares se han personado en el domicilio para mostrarle su apoyo. Sin embargo, la visita que más ha resonado ha sido la de un cura.
Los más atrevidos ya han apostado que, en realidad, el párroco visitó Villa Meona –cómo se la calificó por la cantidad de baños que posee, nada menos que 14– para limpiar a Tamara de las malas vibraciones que desprendía su relación con Onieva. Otros, en cambio, apuestan a que lo más probable es que el religioso acudiese para anular todos los preparativos del matrimonio, aunque, en realidad, la teoría más certera hasta el momento defiende que el religioso es su confesor habitual y, como tal, haya querido conocer de primer mano cómo llevaba el duelo la aristócrata.
La influencer ha reconocido en más de una ocasión su acercamiento a Dios y se ha mostrado profundamente religiosa. De hecho, en sus primeras declaraciones tras el escándalo, reconocía ser muy creyente y aseguraba: «todo pasa por algo». «Ha sido todo muy reciente, aún estoy en estado de shock, pero reconozco que estoy contenta de que haya salido todo ahora. Creo que al final, si todas estas noticias hubiesen salido, estando casada o con familia hubiese sido terrible. Yo decidí apostar por mi exnovio, hasta que realmente vi que era verdad». explica.
«El Íñigo con el que yo me prometí no tiene nada que ver con ese Íñigo. Yo siempre he creído que una relación tiene que tener como base la confianza, si a él le gustaba la noche yo no tenía ningún problema, pero con unos límites. Nunca pensé que estuviera abusando de mi confianza. Estaba muy enamorada», añade.
Para la marquesa de Griñón, la ruptura es definitiva y, como tal, le ha pedido a su exnovio que recoja todas sus pertenencias del céntrico piso de Madrid que compartían, de modo que cuando ella regrese del fortín de la casa de su madre no se encuentre con nada que sea del empresario.