Gente
¿A qué se dedican los padres de Íñigo Onieva?
Mientras ella gana notoriedad a golpe de seguidor, él prefiere mantener el anonimato en México
Iñigo Onieva se desenmascaraba a sí mismo 24 horas después de haber anunciado su compromiso con Tamara Falcó. La aristócrata se enteraba el viernes de que su entonces prometido la había engañado a finales del mes de agosto cuando acudió en compañía de sus amigos al festival de música estadounidense Burning man. El empresario lo desmintió a pesar incluso del explícito vídeo en el que se le veía besar a una modelo brasileña.
Aunque Tamara siempre había depositado plenamente su fe en él, no le quedó más remedio que terminar la relación cuando él empezó a admitir que podría ser verdad. «Le dije 'que sepas que me da igual que hayan sido seis segundos o un nanosegundo en el metaverso, como esto sea verdad, se acaba'», confesaba en su primera aparición pública tras el varapalo.
Recluida hasta el momento en casa de su madre Isabel Preysler, recibe la visita de familiares y amigos que quieren demostrar su apoyo y lealtad en tan duros momentos. En ellos también se está arropando Iñigo Onieva para superar este duro momento sentimental del que ha confesado sentirse profundamente arrepentido.
Su paradero no está claro, pero varios medios apuntan a que el empresario se ha refugiado tras los muros de La Moraleja, la exclusiva urbanización madrileña en la que reside su madre, Carolina Molas. Un espectacular chalet en el que vivió hasta independizarse de forma acomodada gracias a las buenas relaciones de su familia. Como su hijo, Molas es una reconocida empresaria que está al frente de una compañía familiar llamada CEMEVISA centrada en la distribución de electrodomésticos y creada por su padre –y abuelo de Íñigo– hace seis décadas en Vizcaya. Allí comenzó a abrir tiendas propias y, desde entonces, no ha dejado de expandirse por todo el territorio español.
Asumió el cargo de directora hace casi una década y, además de ser accionista, obtuvo el premio CEO del 2022 por la distribución de electrodomésticos de consumo. Cuando se hizo pública la relación de la marquesa con el empresario, Carolina saltó al foco mediático y se descubrió su apariencia juvenil; algunos incluso pensaron que aquella mujer de 53 años era otra hermana de Íñigo.
Con el tiempo también se hizo muy activa en redes sociales. En su cuenta de Instagram, supera los 2.700 seguidores, con los que comparte su pasión por los viajes y la moda. Habituales son las escapadas junto a sus hijos Jaime, Alejandra e Íñigo, de los que presume sin pudor en varios posts.
Carolina Molas, que ayudó a su hijo a elegir el anillo de pedida de Tamara –un original diseño de oro blanco y tres diamantes de Repossi con un precio de 14.500 euros– ha sido la única que ha emitido declaraciones sobre la situación. Reconocía que la familia al completo estaba muy triste. «Todos muy mal. Tamara está sufriendo (…) los dos están muy mal, cada uno con sentimientos distintos».
Mucho más hermético ha sido Iñigo Onieva Sr, que, de momento, no ha saltado al ojo público. Reconocido empresario, el que pudo ser el suegro de Tamara Falcó cuenta en su currículum con el puesto de director global de E-Commerce del Grupo Barceló. Se divorció de su madre cuando Íñigo era adolescente. Ella se quedó en la casa familiar de La Moraleja mientras que él se mudó a México, donde volvió a casarse y tuvo al cuarto hijo (Willy), hermanastro de Íñigo. Allí, vive alejado de toda polémica.