La Princesa que comerá perdices lejos de Palacio

Son tiempos convulsos para las monarquías europeas. Mientras la de Inglaterra intenta asentar a su nuevo Rey Carlos III como el digno sucesor de su madre Isabel II, la de Dinamarca lucha por esgrimir la culpa que arrastra tras la polémica surgida por la retirada de la Reina Margarita títulos a los cuatro hijos del Príncipe Joaquín.

La Casa Real noruega no se queda atrás y ahora parece copar todos los titulares con su historia de la Princesa y el chamán. La llegada de Durek Verret a la corte ya despertó ciertas asperezas por ser alguien que pertenecía a un entorno esotérico nada vinculado con la realeza.

Ahora generan sorpresa entre los noruegos al anunciar que Marta Luisa dejaría de formar parte de la familia real cuando se case con él. «Quiere contribuir a una distinción más clara entre sus propias actividades y la conexión con la Casa Real. Por tanto, la princesa renuncia a sus funciones oficiales y no representará a la Casa Real», explica el comunicado emitido.

«El rey ha decidido que la princesa conservará su título, pero la Princesa Marta Luisa y su prometido Durek Verrett no utilizarán el título en sus actividades comerciales», continúa. «El Rey y la Reina desean agradecer a la Princesa Marta Luisa el importante esfuerzo que ha realizado a través de su trabajo oficial durante décadas. Ha llevado a cabo su trabajo con esmero, calidez y gran compromiso».

Palabras que se contradecían con la posterior rueda de prensa del Rey Harald y la Reina Sonia en la que ella señalaba que su hija y su futuro yerno «no entienden el significado de lo que es un reino. No lo hacen. Pensó (el chamán Verrett) que podía hacer lo que quisiera sin comprometernos en absoluto».

Con el beneplácito del monarca, la princesa, de 51 años, y su enamorado, de 47, anunciaron su compromiso en junio, pero el romance no cala en el reino nórdico. Los noruegos sienten que tienen motivos para desconfiar: Verret se presenta como un «chamán de sexta generación» que cuenta con estrellas como Gwyneth Paltrow y Antonio Banderas entre sus clientes y acumula posturas cuanto menos controvertidas.

Año nuevo, vida nueva

Con las maletas prácticamente listas, la vida de Shakira va a dar un giro radical. La infidelidad de Piqué con Clara Chía y su posterior separación ponía fin a una relación de más de una década en la que los principales afectados serán sus hijos.

Milan y Sasha dirán adiós a su vida, entorno y amigos en Barcelona para empezar de cero en Miami. Hasta allí se trasladarán junto a su madre, que posee una espectacular mansión de 750 metros cuadrados ubicada en North Bay Road Drive, una de las zonas más elitistas de la ciudad. El exfutbolista podrá visitarles siempre que quiera y el coste de los aviones será financiado por la cuenta en común que aún posee la ya expareja.

El único requerimiento que ha solicitado Piqué es que pueda pasar las Navidades junto a ellos, por lo que se entiende que la mudanza definitiva no se producirá hasta enero de 2023. Un acuerdo al que llegaron, junto a otros detalles, tras más de 12 horas de negociación.

«Queremos comunicar que hemos firmado un acuerdo que garantiza el bienestar de nuestros hijos y que se ratificará en el juzgado, como parte de un trámite meramente formal. Nuestro único objetivo es aportarles la mayor seguridad y protección, y confiamos en que se respete su intimidad. Agradecemos el interés mostrado y esperamos que los niños puedan continuar con sus vidas con la privacidad necesaria, en un entorno seguro y tranquilo», afirmaban en un comunicado conjunto.

Mario Oliver

En ocasiones, la realidad puede superar la ficción. El mundo de la crónica social se sorprendía al conocer el triste fallecimiento de Mario Oliver Jutard a los 71 años de edad. El apodado Tarzán de Marsella fue asesinado en su mansión de Las Terrenas en República Dominicana, víctima de un atraco llevado a cabo con «furia y ensañamiento». Cuando los policías se personaron en la propiedad, Jutard ya había fallecido debido a un fuerte traumatismo craneoencefálico y varias señales de estrangulamiento y compresión manual en el cuello.

El empresario saltó a la fama por la pasional relación que mantuvo con Estefanía de Mónaco a mediados de los años ochenta. La Princesa, que entonces tenía 22 años, 13 menos que él, no dudó en dejar su país natal a los meses de conocerle en Los Ángeles y trasladarse con él allí. «Vivo una vida normal, no la vida de una estrella», contaba a Los Angeles Times en un intento de alejarse del bullicio monegasco que la asoló desde que con 17 años perdió a su madre, Grace Kelly, en un trágico accidente de coche.

Rainiero no aceptó la relación en ningún momento, como tampoco lo hizo con la actitud de Estefanía mientras estuvo con él. Se tatuó su nombre en el trasero, se tiñó el flequillo de rubio oxigenado en su honor y declaró que su intención era quedarse embarazada sin pasar antes por el altar. Para alegría de su padre, cambió de opinión antes de hacerlo y regresó a Mónaco para refugiarse, después, en los brazos de Ron Bloom, Jean Yves Lefur o Daniel Ducruet.