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La familia Álvarez

La verdad sobre la guerra entre los hermanos de la familia de Eulen

Al difunto David Álvarez, fundador de imperio, cinco de sus siete hijos le quisieron inhabilitar y despojar de todo lo que había creado de la nada

María José Álvarez se encuentra bien pero con el lógico susto por el ataque vivido y que podía haber tenido un desenlace fatal, si no hubiera sido repelido por Jesús, su chófer guardaespaldas. Todo se encuentra en manos de los inspectores de la policía con los que ha estado prestando declaración esta mañana en la Jefatura Superior.

María José Álvarez Mezquiriz es la presidenta del grupo Eulen, con casi 100.000 empleados. Es una mujer permanentemente bronceada porque hace mucha vida de campo rodeada por los caballos, que cría. Su residencia la tiene cercana a sus oficinas en Madrid y es una mujer de principios y fiel, tanto que el conductor guardaespaldas que hizo frente a los dos asaltantes, disparando con su arma, es el mismo que estuvo al lado de su padre. Jesús «cuidaba» del padre y ha cuidado de la presidenta del grupo Eulen, salvándola de un asalto que ha podido tener consecuencias fatales, tanto si era para robarles el coche o si era por algo más.

María José es una mujer de complexión fuerte, que sufre desde hace años el mismo problema en el pie que la Reina Letizia, el neuroma de Morton. Hasta ayer no había sufrido ningún atentado físico y eso le ha hecho ser una mujer confiada y muy campechana, gracias al anonimato que siempre ha disfrutado. Ni le interesa, ni busca ser reconocida, al revés se escabulle. Se hace fotos con amigos periodistas pero no entrevistas. Ha heredado de su padre un imperio, pero también las desavenencias familiares.

A su padre, el difunto David Álvarez, marqués de Crémenes, cinco de sus siete hijos le quisieron inhabilitar y despojar del imperio que había creado de la nada. Digamos que los últimos años del patriarca sus hijos disidentes no le hicieron feliz. Y eso que la hija mayor que siempre estuvo al lado del empresario y conoció el dolor que eso le producía.

Marqués de Crémenes

David Álvarez no era un rico heredero, fue un currante que salió de su pequeño pueblo leonés de Crémenes, con una mano delante y otra detrás. Con esfuerzo, con muchísimo trabajo y tesón, creó lo que hoy es un imperio del sector servicios con ramas internacionales. Él se arrepintió de haber dado tantas comodidades a sus hijos, haberles facilitado tanto la vida les evitó sentir en sus carnes apreciar la cultura del esfuerzo, que es lo único que él había heredado de sus padres. No supo transmitírselo y eso le pesaba, porque así me lo contó. Cinco de sus siete hijos que le salieron díscolos y maniobraron contra el patriarca.

Los dos mayores, estuvieron cercanos al padre, en especial María José, que es la presidenta y también accionista de la empresa familiar que asumieron los hermanos disidentes, el grupo Enebro. En ese conglomerado, María José tiene, por ejemplo, el 17% de la joya de la corona, las bodegas Vega Sicilia. Un vino que ella consume en su casa y eventos, le gusta y es copropietaria, pero tacha con bolígrafo en la etiqueta de cada botella el nombre de la hermana que figura como presidenta de las bodegas. Los hijos disidentes le hicieron el feo al padre, cambiando el nombre de David Álvarez, que es el que figuraba en la botella en vida del padre, por el de una de sus hijas. Algo que le dolió al cabeza de familia y que María José no perdona, de ahí que sirva el vino con el titular tachado a bolígrafo.

Las relaciones entre hermanos continúan distanciadas y en pie de guerra, pero no es una guerra pública aireada a los cuatro vientos. Se sabe pero no se amplía con altavoces y ruido mediático. Recordemos que el grupo que preside María José cuenta con casi 100.000 empleados y un resfriado podría tener consecuencias empresariales, así que se sigue con la disputa pero en el vestuario o al menos, todo lo que se pueda gestionar con perfil bajo. Sin embargo, la noticia de un intento de asalto que pudo repeler el conductor guardaespaldas de la víctima, vuelve a reactivar mediáticamente la guerra familiar. Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y sea un intento de robo, un intento de extorsión, secuestro o lo que la policía dictamine cuando concluya la investigación, el incidente nos lleva a recordar la guerra familiar.