Así fueron los últimos días de Verónica Forqué, la sonrisa del cine español

Este martes 13 de diciembre se cumple el primer aniversario de la muerte de Verónica Forqué, fallecida en Madrid, de forma totalmente inesperada, a los 66 años de edad. 365 días en los que su recuerdo ha permanecido intacto, ya no solo entre sus familiares, amigos y compañeros de profesión, sino también entre un público cuyo cariño llevaba ganándose desde hacía varias décadas.

La considerada como una de las actrices más importantes del último tercio del siglo XX y el inicio del XXI contaba con una dilatada trayectoria profesional llena de éxitos, reconocimientos y algún que otro homenaje, como es el caso de los Premios Forqué, los cuales celebrarán su 28ª edición el próximo 17 de diciembre en recuerdo a una familia que siempre ha sido icono del séptimo arte español, o Pobre diablo, una obra póstuma que se estrenó el pasado 2 de diciembre en HBO Max como la primera serie de animación española original y en la que la icónica actriz participó poniendo voz a la madre del protagonista.

A nivel profesional nunca le fue mal, es más, gracias a su carisma y a sus grandes dotes interpretativas consiguió llegar a lo más alto y trabajar bajo las órdenes de los directores de cine más importantes del panorama nacional, tales como Almodóvar, Fernando Trueba o Luis García Berlanga, entre otros. Sin embargo, nunca pudo decir lo mismo de su vida más personal, pues fueron varias las pérdidas importantes a las que tuvo que hacer frente y también los problemas de salud mental contra los que tuvo que lidiar.

La hija del laureado cineasta, José María Forqué, y de la escritora argentina, Carmen Vázquez–Vigo, lloró la muerte de sus padres y la de su hermano, siendo esta última la que, tal y como ella misma reveló, le hizo adentrarse en una complicada depresión cuyos efectos también experimentó en alguna que otra ocasión.

Para ella también supuso un duro golpe su separación de Manuel Iborra, el que fue su marido durante más de tres décadas, pues siempre le consideró el gran amor de su vida. Fruto de su relación nació María, la única hija de la actriz. Ambas estaban muy unidas y por eso, para la joven de 31 años también fue un auténtico mazazo enfrentarse a la muerte de su madre a una edad tan temprana.

Así se pudo ver el mismo día fallecimiento de Verónica Forqué, cuando esta salió abatida y completamente desolada del domicilio de su progenitora. Una casa familiar ubicada en la calle madrileña Víctor de la Serna que heredó de sus padres y en la que ya se encuentran viviendo sus nuevos propietarios, pues, según confirmaron al citado medio fuentes cercanas a la actriz, esta fue vendida «hace varios meses» en base a las intenciones de la protagonista de Kika de desprenderse de todas sus propiedades e irse a vivir a Cartagena, Murcia, donde ella misma buscaba su particular remanso de paz.

No obstante, María, comúnmente conocida como Virgen María, logró encontrar su mayor refugio en el trabajo, a través del cual ha conseguido convertirse en una importantísima dj y artista plástica con grandes proyectos fuera de nuestras fronteras. Sus obras no solo están dando la vuelta al mundo, sino que, además, están conquistando a muchos públicos. Tras el fallecimiento de su progenitora, María anunció que se marchaba a México a iniciar un nuevo proyecto. Lo que ni siquiera ella esperaba es que este tan solo sería el primer destino de otros muchos que le han llevado a recorrer el planeta y también a labrarse un prometedor futuro como creadora de contenido en las redes sociales, donde acumula más de 200.000 seguidores.

Es cierto que los éxitos cosechados a través de su profesión le han hecho recuperar la sonrisa, pero también cabe destacar que la joven ha seguido con su vida con el recuerdo de su madre muy presente en su día a día. Así lo ha mostrado en más de una ocasión en su cuenta de Instagram, donde de vez en cuando aprovecha para honrarla y homenajearla, porque no cabe duda de que Verónica Forqué ha dejado un gran legado de cuantiosa valía para todos los que la querían.