La fabulosa herencia inmobiliaria de Sánchez Dragó
El escritor invirtió en inmuebles situados en Madrid y en la provincia de Soria
Castilfrío de la Sierra, un pueblo de la provincia de Soria, fue el escenario donde vivió sus últimos momentos Fernando Sánchez Dragó, quien fallecía el pasado lunes 10 de abril de forma repentina a causa de sufrir un infarto. Tal y como recogió en repetidas ocasiones el propio escritor, en esta pequeña población encontró su lugar en el mundo. A pesar de haber vivido y trabajado en países tan dispares como Kenia, Marruecos o Senegal, la localidad soriana le transmitía la tranquilidad que necesitaba en su vida, lejos del ruido del día a día de las grandes ciudades.
Sánchez Dragó nació el 2 de octubre de 1936 en Madrid y, aunque sus orígenes pertenezcan a la capital, lo cierto es que siempre ha tenido un especial vínculo con Castilfrío de la Sierra. Sin olvidarse nunca de sus raíces urbanitas, el periodista ha invertido gran parte de su fortuna en el pueblo de la comarca de Almarza. Fue en 1996 cuando adquirió la casa donde finalmente ha fallecido. Según contó en varias ocasiones, dicha propiedad era de su padrastro y la adquirió por un total de tres millones de las pesetas de aquel entonces. Es una finca que cuenta con 440 metros cuadrados de superficie y está ubicada justo al lado de la iglesia del pueblo. Antes de asentarse en ella, el escritor estuvo centrado en su restauración durante más de ocho años.
Tras su fallecimiento, esta residencia soriana forma parte del gran patrimonio que deja en su extensa herencia, sumándose así a la gran lista de propiedades inmobiliarias que están bajo su poder. Después de comprar la vivienda mencionada, Sánchez Dragó continúo adquiriendo casas y terrenos en el mismo pueblo y en los alrededores. En 1998 compró la casa que estaba contigua a la de su padrastro, con la intención de abrirla al público con un jardín zen, un salón de té y una biblioteca con más de 70.000 libros. El objetivo del escritor era donar esta gran colección de volúmenes a la biblioteca del pueblo.
Sus proyectos inmobiliarios fueron más allá y en 2001 quiso montar una «haima castellana para uso y disfrute de turistas aventureros». Para ello, se lanzó a adquirir una finca en Aldealices, un pueblo cercano a Castilfrío de la Sierra. Queriendo compartir su paraíso lejano al ruido de la ciudad, siguió invirtiendo en terrenos de la zona: «En estas majadas que acabo de comprar, de unos 1.500 metros cuadrados, quiero hacer un centro de estudios místicos. La gente podrá encontrar aquí Oriente en Soria. Será un lugar de reunión donde se impartirán cursos de yoga y tantrismo y conferencias sobre nueva espiritualidad», comentaba en un reportaje de El Mundo.
Lejos de esta comarca, Fernando Sánchez Dragó también tenía varias propiedades en su ciudad natal. Entre todas, la más destacable era su casa cercana al palacete de los Ramírez de Haro en Madrid, la cual medía unos 160 metros cuadrados. Su último movimiento en el mundo inmobiliario fue el pasado mes de noviembre, cuando compró un piso de 40 metros cuadrados en el barrio exclusivo de Salamanca.