Balduino de Bélgica, el rey que amaba España y que abdicó para no firmar la ley del aborto
Se cumplen 30 años del fallecimiento de un monarca con fieles convicciones católicas y Motril lo celebra con un memorial en la finca en la que murió
Hace treinta años, en una finca granadina se apagaba la luz de Balduino de Bélgica. En la terraza de Villa Astrida, en Motril, mirando al mar, se despedía un rey cuya historia de amor cautivó al mundo y cuyas profundas convicciones le convirtieron en único. Ese mismo lugar que le vio fallecer será desde este lunes un memorial en su recuerdo, tras la inauguración de mano de su sobrino, Felipe de Bélgica, y de Doña Sofía.
Balduino fue diferente en todos los sentidos. Tenía vocación de sacerdote, aunque el reinado se le cruzó por el camino. Asumió el trono en 1951, con 21 años, después de la abdicación de su padre. Soltero por entonces, comenzó una búsqueda del amor verdadero –no uno de príncipes y princesas de entonces casados por conveniencia–, uno que le hiciera feliz el resto de su vida.
Fueron muchas las candidatas. Se habla de que se le quiso emparentar con la Reina Sofía y también con Doña Pilar de Borbón, hermana del Rey Juan Carlos, pero él se fijó en la hija de los marqueses de Casa Riera. Fabiola se llamaba y Fabiola sería la futura reina consorte de Bélgica. El anuncio del matrimonio fue una sorpresa y poco se conocía de ella, más allá de que le gustaban los niños, que ayudaba en causas benéficas y que tenía unas profundas convicciones cristianas. Encajaba a la perfección con el monarca.
Se casaron en diciembre de 1960 en la catedral de San Miguel y Santa Gúdula de Bruselas, antes de marcharse de luna de miel a Córdoba. Empezaba ahí el idilio del Rey Balduino con España, como no podía ser de otra manera dado el origen de su nueva esposa. Fue el primero de los muchísimos viajes que realizarían juntos por toda la Península Ibérica.
Tuvieron un matrimonio feliz, aunque le apodaran el rey triste. Quizás se debiera a que, por mucho que lo intentaran, no pudieron tener hijos. Fabiola llegó a tener hasta cinco abortos antes de que ambos asumieran que no iban a poder tener descendencia, algo casi vital para un monarca por mucho que la sangre real estuviera garantizada con su hermano Alberto.
Incapacidad temporal
Aquellos abortos marcaron su vida. El mal trago que pasó junto a su esposa, unido a las profundas convicciones católicas que tenía, le impidieron cumplir con sus labores como monarca durante un momento de su reinado. En 1990, el Parlamento aprobó una nueva normativa que ampliaba los supuestos en los que se permitía abortar, algo que Balduino de Bélgica no quería firmar de ninguna de las maneras.
Aquello iba absolutamente en contra de sus creencias, por lo que llamó a consultas al por entonces primer ministro, Wilfried Martens, para comentarle el problema. El Rey Balduino era consciente de sus obligaciones como monarca, pero le pedía al Gobierno una salida para no tener que firmar aquella ley que facilitaba el aborto.
Desde la Segunda Guerra Mundial ningún monarca había rechazado firmar una ley, por lo que Martens intentó convencer al rey. Como lo dio por imposible, el primer ministro recurrió al artículo 82 de la Constitución belga, que permite la incapacidad temporal del rey para ejercer sus funciones. El Gobierno asumió entonces la regencia y durante ese lapso de 36 horas se firmó la ley que despenalizaba el aborto. Flaco favor para la sociedad belga, pero no con el consentimiento de Balduino, quien al día siguiente recuperó el trono tras una nueva votación del Parlamento sin votos en contra.
A los tres años de aquel episodio, mientras veraneaba en Motril, fallecía por un ataque al corazón en la terraza de su finca. Su hermano Alberto le sucedía en el trono y él fue enterrado en la iglesia de Laeken, en Bruselas. Su esposa Fabiola presidió todos los actos de blanco radiante en vez del negro habitual, como Balduino le había hecho prometer.
Homenaje
De aquel 31 de julio se cumplen 30 años y el municipio granadino de Motril lo celebra con la inauguración de un nuevo museo en honor de Balduino. Instalado en la finca Astrida donde vivió y falleció, rememora la figura un monarca que siempre se mantuvo fiel a sus principios.
Don Felipe acudió a rendirle culto el pasado 7 de junio aprovechando que se encontraba en Granada por el Día de las Fuerzas Armadas. Este lunes, Doña Sofía se ha encargado de representar a la Casa Real, dando así un mayor protagonismo a Felipe de Bélgica, actual rey y sobrino de Balduino, que ha inaugurado el memorial junto a su hija Leonor.